Un RETAbet mermado inicia hoy el asalto a la permanencia

Si ganar el 80% de los partidos que restan ya supone un reto de envergadura -a falta de cinco jornadas solo ha recaudado el triunfo en el 22,5% de los duelos-, lo es más después de un confinamiento de diez días por el brote de coronavirus y las consecuencias que ha dejado en el vestuario. A priori, Regimantas Miniotas y Arnoldas Kulboka jugarán hoy, pero Ondrej Balvin ni está ni se le espera en unos días. «Es el que peor lo está pasando. Es sintomático. Ni siquiera le hemos visto», contó ayer el técnico de los hombres de negro. La cuesta hacia la salvación, por tanto, se empina un poco más.

Los cálculos para el Bilbao Basket están claros. Pero de nada sirve echar mano de las matemáticas, sumar y restar, si los hombres de negro no consiguen el triunfo esta tarde -en su primer duelo desde el 25 de abril- ante un cuadro, el insular, que todavía pelea por entrar en los play-off por el título. Pero lo importante, vino a decir Mumbrú, es la respuesta de su roster después de diez días de inactividad, metidos en sus domicilios, y un regreso paulatino al trabajo, sin prisas, sin forzar para evitar más contratiempos físicos.

«Hemos estado conectados estos días por el ordenador. El máximo esfuerzo es del sofá a la cocina, y lo primero había que prepararles para empezar a correr», reveló un entrenador que mantuvo la tesis de la dificultad de lograr la permanencia, pero nunca se dio por vencido.

Eso no entra en el vocabulario de una formación que ha tenido que convivir con la adversidad casi toda la temporada. Aquella lesión de Balvin de más de dos meses, la de Tomeu Rigo, que le apartó por todo el curso, los problemas físicos de Rousselle, inactivo para este agónico final de curso, de Hakanson, coronavirus incluido... Son tantos.

Pero el Bilbao Basket todavía continúa con vida. Y a ese hilo se aferra una escuadra que siempre se ha crecido ante la adversidad y que no se agarra a estos argumentos para ponerlos como excusa. «Se decidió jugar por el bien del baloncesto. La suerte no nos ha dado la cara. Y es complicado para todos los equipos. Es lo que toca vivir y no podemos quejarnos», solicitó a su tropa de negro el preparador catalán, que no sabe si Leonardo Toté se vestirá hoy de corto.

Llegó ayer, con dos días de retraso, por los protocolos que se deben cumplir por el cororavirus. Y, en función de la evolución de Miniotas y Kulboka, decidirá el coach si participa o no. «Este año vivimos en una incertidumbre constante. Vamos hora a hora», aceptó Mumbrú. Y en las próximas horas lo único que importa es ganar al Herbalife.

Supondría una inyección de moral después del confinamiento. También porque se lograría a pesar de las ausencias y porque se superaría a un rival potente, uno de los más complicados en esta carrera por continuar en la Liga Endesa. Sería la primera piedra, el primer plato de un menú que, al menos, debe tener dos más, entre Fuenlabrada, Burgos, Madrid y Joventut, todos menos el líder en el Bilbao Arena. Pero todos están lejos. Como dijo Ioannis Athinaiou, el base griego, no hay que mirar más allá. «Solo pensamos en ese partido». El que debe ser el inicio del despegue. La primera victoria para un futuro de ACB.