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Sesenta y dos días después, Ondrej Balvin se vistió otra vez de negro. El RETAbet precisa de la aportación del pívot, lesionado en noviembre con ... su selección. Desde entonces, el Bilbao Basket le ha esperado, ha contado casi cada minuto sin él. Ayer, por fin, reapareció. El equipo lo celebró con una sonrisa iluminó al vestuario.
Pero ni con el jugador franquicia, todavía lejos de su estado de forma óptimo, se obró el milagro. El cuadro local resultó un juguete en las manos de un Casademont Zaragoza que volvió a infligir un doloroso correctivo a los hombres de negro, igual que sucedió en el encuentro de ida; entonces, -29; ayer, -23. Balvin se quedó en 14'42 minutos, 8 puntos, cinco rebotes y una valoración de 13, muy lejos de lo que puede aportar... Pero fue el mejor. «No es la vuelta que me gustaría por cómo acabó el partido... Tenemos mucho trabajo y tenemos que representar bien los colores de negro y ser mentalmente duros. Muchas gracias por todos los apoyos. La vida sería más fácil con mi marea en el pabellón», reconoció al término del duelo el checo.
Colocó Mumbrú de inicio a Balvin. Sabía el técnico que le faltaba ritmo y le reguló con no más de cuatro minutos en cada rotación. No quería forzar, pero esperaba que su presencia, decisiva en su último duelo de negro para ganar al Betis con el récord de 41 créditos de valoración, sirviera de revulsivo, que sus compañeros le miraran y confiaran en la victoria. No se ganó, por supuesto, pero hubo momentos para la esperanza. «Le he visto bien», se felicitó el coach.
Nada más comenzar, el 'cinco' torció el gesto. En su primer lanzamiento, recibió un tapón de Hlinason. Duelo en las alturas, 2'17, el local, 2'15, el visitante. A continuación, Balvin forzó una falta en ataque tras un tiro fallado por Rousselle. Ganó la posición de manera perfecta, hay cosas que no se olvidan. Como el tapón -sumó cuatro- que colocó a Benzing. Pero necesitaba aire. Con 3'43, Dos Anjos a escena.
Tardó en volver a la pista. Fue en el segundo cuarto. No atrapó un rebote, pero luego mostró su poderío para hacerse con un rechace. El RETAbet seguía vivo (30-38). Poco después anotó sus dos primeros puntos con un mate, balón desde abajo, que casi destroza la canasta visitante. Se creció. Esprintó y colocó un tapón. Eran sus mejores instantes, porque luego intimidó a la perfección a Ennis. Cometió una falta, pero arregló su error al forzar otra en ataque del Casademont. Y, entre tres, cogió un rebote. Pero perdió la pelota. Pidió personal... Al banquillo. Cara de enfado. Malas sensaciones. Salió de inicio en el tercer cuarto, pero aguantó dos minutos y medio.
Con el partido resuelto, 30 abajo, en el último parcial, sumó tiempo de rodaje; lo tiene que hacer de inmediato porque el RETAbet le necesita, como reconoció Mumbrú . Y es que el sábado llega otra final ante el Obradoiro.
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