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El Bilbao Basket está sumido en una crisis de resultados que le ha arrastrado a los bajos fondos de la tabla, donde solo tiene por debajo al Breogán -con las mismas victorias, tres- y al Girona, con dos, un club que acaba de despedir a ... Katsikaris y fichar a Moncho Fernández. Nada hacía presagiar esta situación hace poco más de un mes, cuando el equipo competía contra cualquiera, era capaz de tumbar al Real Madrid y transmitía sensaciones inmejorables. Dejó escapar partidos ganados, exigió un mundo al intratable Valencia y entonces llegó el apagón. Un triunfo en las últimas ocho jornadas ha dejado a oscuras al Surne, que necesita reaccionar, solucionar los problemas que lastran su baloncesto y morder el domingo en Miribilla al Manresa. Varias claves explican el mal momento de los vizcaínos y su descenso en la clasificación.
El Bilbao Basket tiene un serio problema de anotación, que se ha agravado con el paso de las jornadas. En los últimos cuatro partidos, contra Girona, Joventut, Zaragoza y Lleida, no ha llegado a los 80 puntos, una frontera que la ACB exige franquear con frecuencia para optar a la victoria. La franquicia de Miribilla es el cuarto equipo menos anotador de la liga (80,2), solo por delante de Granada (77,4), Girona (77) y Breogán (72,4). En el derbi frente al Baskonia y luego ante los ilerdenses, el Surne no pudo alcanzar siquiera los 70 puntos. La falta de puntería es un mal que aqueja a una plantilla sin 'killers' capaces de castigar con regularidad. Solo Muhammad-Ali Abdur-Rahkman promedia más de 10 puntos por choque (10,1), un escolta que acredita porcentajes de acierto bajísimos.
La falta de puntos está directamente vinculada con el desacierto del equipo desde los 6,75. En el baloncesto actual, en el que el triple es fundamental, el Bilbao Basket acredita el tercer peor registro de la ACB. Solo convierte un 29,9% de los intentos desde la línea mágica, marca únicamente rebajada por el Girona (29,7%) y el Murcia (29,6%). El drama del perímetro está ahí, con Ali y Kullamae como máximos exponentes. El puesto de dos debe ser un granero de puntos, una amenaza constante, pero el americano está con un flojo 26,1% (12 de 46) y el estonio incluso le empeora con un 25,6% (10 de 39). Los únicos que se salvan son De Ridder (47,4%), Harald Frey (40,5%) y Rubén Domínguez (38,5%), pero con ellos no alcanza para paliar las lagunas colectivas ni un pobre 52,6% en tiros de dos.
Gente como Pantzar -pieza capital del equipo-, Kullamae, Ali, Dragic, Gielo y Jones rinden por debajo de su potencial, algo que penaliza al equipo. El base sueco empezó como un tiro, en la dirección y anotación, pero lleva varias semanas alejado de su verdadero nivel que ha restado enteros al juego del Bilbao Basket. La pareja de escoltas no termina de escupir fuego, el veterano alero esloveno anda desdibujado y fallón, el ala-pívot polaco tampoco encuentra la manera de ser más letal desde el perímetro y el 'cinco' americano no cumple con las expectativas. Hacen falta líderes, gente que se ponga al frente de la tropa en los malos momentos y tire del carro. Actitud y muñecas firmes que sostengan el timón en la tormenta.
Jaume Ponsarnau ha repetido varias veces que el Surne «tiene menos victorias de las que merece». Razón no le falta porque aquellos partidos perdidos ante Murcia y Girona pesan en la mochila de los hombres de negro, sin olvidar que también estuvieron cerca ante el Gran Canaria y el Valencia. Con un par de triunfos más -los pimentoneros y los catalanes estaban en la lona y el Surne les permitió ponerse de pie-, la confianza seguiría en buen estado y jugar sería más fácil. Se escaparon dos encuentros ganados que impidieron meterse en una dinámica positiva.
Un año más, la dirección deportiva ha tenido que levantar cientos de piedras para encontrar piezas que encajen en el presupuesto asignado a la plantilla. Es prácticamente el mismo que el de la pasada temporada y la anterior, en torno a 1,3 millones, escaso para afrontar con ciertas garantías una ACB cada vez más potente y sin 'cenicientas'. Se impone una inversión más ambiciosa con el objetivo de facilitar las contrataciones y optar a jugadores que a día de hoy son prohibitivos por la economía del club.
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