Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Acaba el partido. Ha sido el héroe del encuentro. Se toca el pecho, grita, se quita la tensión vivida en un final de infarto, en la que ha sido la primera prórroga ganada por el RETAbet esta campaña. Axel Bouteille mira a la grada, ... a esas personas que no se han callado ni un momento, y han llevado de la mano a los hombres de negro a otra gesta. El francés está eufórico, como el resto de la plantilla, el cuerpo técnico y una hinchada que, este domingo, de nuevo cooperó en derribar al actual campeón de la Liga Endesa, a un Madrid que no conoció la derrota hasta que pisó el Bilbao Arena. Y se demostró de nuevo. Nadie puede con los 10.000 de Miribilla, con esa afición que llenó este domingo el recinto bilbaíno -se agotaron los billetes-, y que no se cansó de animar. Efecto matagigantes, tres formaciones de Euroliga se han rendido al Bilbao Basket: Valencia, Baskonia y Madrid.
Nerviosos, con el corazón en un puño padecieron y disfrutaron el tiempo extra. «Ha sido de un infarto», comentaba un padre a su hijo al salir del pabellón. «¡Cómo hemos sufrido!», decían Jorge y Nahikari. Pero resultó un sufrimiento dulce, de esos que no se olvidarán por la forma y el fondo: el Bilbao Basket protagonizó otra de su heroicidades, otro de esos triunfos que quedarán en la memoria colectiva de la entidad de negro. El público, de este modo, les despidió como merecían, como el primer equipo que tumbó a los blancos. Ovación. Nadie se movió de la grada hasta que los jugadores se retiraron al vestuario. Eran felices, pero el corazón había estado a punto de salirse del cuerpo.
Se notaba en el ambiente, era una de esas grandes tardes, de las citas marcadas en el calendario de todo aficionado del Bilbao Basket. Cuando al principio de la temporada se cuestionaba a los seguidores qué suponía el ascenso de los hombres de negro a la segunda liga más potente del mundo, muchos contestaban: «Volver a ver a los mejores equipos de Europa». Pues bien, pisó este domingo Miribilla uno de esos conjuntos, el actual campeón de la ACB, líder imbatido hasta hace unas horas. Ni el frío, ni la persistente lluvia se convirtieron en excusa para empujar a la tropa de Álex Mumbrú, y al término del duelo para felicitar a los ganadores. «Entradas agotadas», se leía en la taquilla del Bilbao Arena, y el público agotó su voz, también quebró sus manos, para espolear a una formación que, como siempre, dejó todo en el parqué.
Quedan poco menos de 27 minutos para que arranque el encuentro, y salta a pista el Real Madrid para efectuar el calentamiento definitivo. ¿Qué ocurre? Pues pitos. Un rato después, surge del túnel de vestuarios al RETAbet. Los aplausos superan el volumen de la música que se oye por los altavoces. También se ayuda el público de los aplaudidores naranjas repartidos por uno de los patrocinadores de la escuadra local. Durante la presentación blanca, Rudy Fernández se llevó una buena ración de silbidos. Mientras que Sergio Llull - «Llull, Llull», grito de guerra cuando un oponente falla un tiro libre- recibió una ración de abucheos, aunque hubo algún aplauso, después del buen rollo mostrado por el menorquín en las redes sociales con el Bilbao Basket, entre felicitaciones de cumpleaños y recuerdos de esa consigna que chilla Miribilla.
Con las luces apagadas pero las linternas de los móviles encendidas -son los nuevos mecheros-, se presentaron los hombres de negro. Antes del salto inicial, los vizcaínos posaron con una pancarta de la campaña del día de la eliminación de la violencia contra la mujer, que se celebrará el lunes 25 de noviembre. Espoleado el equipo, la grada veía cómo el Madrid vivía de rachas: la de Taylor (7 puntos), la de Taylor (4) y la de Llull (5). Los bilbaínos tiraban del coro, del grupo, de esa fuerza que han interiorizada: todos para uno, y uno para todos. Ocho jugadores de Mumbrú anotador en ese primer parcial, incluido un quinteto compuesto por cuatro jugadores de la LEB Oro el pasado curso, y Kulboka. Por cierto, Llull escuchó el «Llull, Llull, Llull» a los seis minutos al errar un triple.
Las sonrisas ganaban a las decepciones; la brega de Sergio Rodríguez con Rudy o Llull, la pelea bajo los aros de Balvin a pesar de que la falta de acierto... El RETAbet resistía y la grada de divertía, y se levantaba de sus asientos con los mates de Bouteille -o sus triples, al francés le da igual- o las exhibiciones de rapidez y acierto de un enorme Brown. Los 10.001 sentian que podía ser, que los hombres de negro estaban capacitados para tumbar al transatlántico blanco. «A por ellos, oé; A por ellos, o0+é», se coreaba en algunos momentos. Más tarde, «defensa, defensa». Y también el siempre presente «Bilbaaaaao Basket, Bilbaaaaaao Basket».
Por supuesto, surgió el «así, así gana el Madrid», con un carrusel de decisiones extrañas de los colegiadas. La segunda, en ese tiempo extra que llevó a la grada al borde de la desesperación. Había tocado la gloria y parecía que se escurría. Y más con la última posesión para los blancos... Pero nada les salió a los de Laso. Se demostró de nuevo. Nadie puede con los 10.000 de Miribilla.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.