![Un premio a la constancia](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202105/24/media/cortadas/madina24-kL6D-U140466882863HyE-1248x770@El%20Correo.jpg)
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Se obró el milagro en Miribilla. Ese que hace pocas semanas parecía imposible, pero que la fe y la constancia del Bilbao Basket han hecho posible. Seguramente ese haya sido el mayor mérito del equipo dirigido por Álex Mumbrú, no tirar nunca la toalla, actitud ... que se ha visto reflejada sobre la cancha en casi todos los partidos de los bilbaínos. Sin importar los problemas de lesiones, cambios de jugadores y confinamientos, que venían a sumarse a una muy retrasada posición en la parrilla de salida de los Presupuestos de la liga, el Bilbao Basket ha sabido aprovechar su oportunidad. El Estudiantes, en caída libre y sin conocer la victoria en las últimas nueve jornadas, dejó un resquicio por el que el equipo bilbaíno se ha colado para mantenerse un año más en la élite. Solo queda felicitar a todos los componentes del club que, a buen seguro, habrán podido compensar con la alegría de ayer una temporada de mucho sufrimiento.
Si había un buen día para igualar el récord de triples en un partido del Bilbao Basket, sin duda ese era ayer. Nadie dudaba de que, por la importancia del choque para unos y la intrascendencia para otros, la actitud y energía del Bilbao Basket debía superar a la del Joventut. Pero no solo de intensidad vive un equipo de baloncesto, y el acierto de cara al aro es fundamental. Y más en este baloncesto moderno, en el que el lanzamiento triple se ha convertido no solo en un recurso, sino en la principal baza ofensiva en muchas ocasiones. Pues ayer el ajuste en los puntos de mira de los jugadores locales fue perfecto, con un 6 de 10 y un 7 de 9 en triples en el segundo y tercer periodo respectivamente que fue clave. Veinte minutos de vendaval anotador en el que los de Mumbrú aventajaron en 35 puntos a un Joventut incapaz de adivinar por dónde le venían los golpes y que terminó bajando los brazos ante el chaparrón que les cayó encima. Solamente en el primer cuarto fueron capaces los de Carles Durán de mostrar unas pinceladas de su buen hacer, ese que los ha llevado a la séptima plaza de la liga regular.
Con el partido resuelto mucho antes de lo que hasta el más optimista hubiera imaginado, hubo tiempo de disfrutar con tranquilidad del final del partido. Un choque que puso fin a una temporada muy complicada y de la que habrá que extraer las lecciones que correspondan. Toca ahora, con esa misma tranquilidad, afrontar unos meses fundamentales hasta el comienzo del próximo curso, en los que realizar el extremadamente complejo trabajo de confección de la plantilla, y más con las restricciones presupuestarias del equipo.
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