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J. A. Pérez Capetillo
Lunes, 30 de diciembre 2019, 14:44
A las 11.30 horas del penúltimo día del año ya había cola de niños y niñas con sus familiares para entrar al Bilbao Arena a la acertada jornada que convocó el RETAbet Bilbao Basket. La cita era a las 12. Cinco minutos antes de ... la hora, la fila llegaba hasta casi la rotonda de la iglesia de Miribilla. Era el momento de compartir la alegría de estas fechas para los más pequeños con los hombres de negro, esos que también llegan terriblemente felices al final de este año con ocho victorias en la exigente Liga ACB, también con bastante trayecto recorrido hacia el objetivo de la salvación y hasta con posibilidades de entrar en la Copa. De ahí las sonrisas de toda la asistencia al Bilbao Arena. Sobre todo, al final. Ahí se produjo una larguísima sesión de firmas y fotografías que los jugadores y Mumbrú representaron con la lógica amabilidad. A Lammers, el más demandado, hasta le ofrecieron una silla para que se sentara en una esquina de la pista al comprobar la sorprendente hilera de chavalería que generó con la futura marea negra.
De los primeros en entrar al pabellón fueron los aitas Dani, Joserra y Javi, socios que acudieron con Bidane, Ane Miren, Jon y Aritz. Aprovecharon la ocasión para sentarse en primera línea después de recoger los pósters del equipo que cada asistente recibió en la entrada por gentileza de SURNE. «Desde aquí se ve de maravilla», coincidía el grupo. Los jugadores ya estaban sobre la cancha en una de las sesiones de entrenamiento previas al partido de este sábado (20.30 horas) ante el Estudiantes. Los vomitorios de una de las tribunas, la de enfrente de los banquillos, acogieron el acceso de muchas familias. Alrededor de 500 personas aceptaron la llamada del Bilbao Basket. Un precioso plan con el deporte de la canasta para una mañana fantástica de finales de diciembre.
Ojo a la cola para conocer al oBENtzero, el señor de las txapelas 🎄😎 pic.twitter.com/dVwQmI1Zaj
RETAbet Bilbao Basket (@CDBILBAOBASKET) December 30, 2019
«Ostras, ¡qué grande es esto!», soltó un chaval con la boca abierta al entrar por primera vez al recinto de Miribilla. «¿Dónde prefieres ponerte Egoitz, arriba o abajo?», le preguntó la mujer que le acompañaba. «En la primera fila ama. Vamos a verlos de cerca», respondió el niño, feliz como todos los que vivieron un día especial de las vacaciones. «¿A que la mete?», le dijo un peque a su amiguito en un intento de lanzamiento de Brown. La metió.
En la primera fila también estuvieron Raúl Rincón y su hijo Endika, que vienen cada año desde Cataluña a pasar las fiestas. Estaban junto a un amigo del padre, Alfonso, de Irala. «Nosotros somos de Barcelona y amigos de Tomeu Rigo. Antes de que él jugara aquí ya veníamos a Miribilla, porque mi mujer es de Santurtzi», recordó el padre. «La primera vez que vine aquí era muy chiquitín y vi al Barcelona», informó el hijo.
Poco después, apareció 'Armi', la mascota del club, que empezó a chocar las manos de los 'peques'. Los sentados cerca de la pista lo tenían fácil. Otros bajaron las escaleras para sacarse fotografías con la gigantesca araña. Y todos empezaron a prestar más atención al 'entreno' cuando los hombres de negro lanzaron a canasta desde casi el medio campo. «¡Ohhhh!», se oía cuando el balón entraba.
Bouteille y Kulboka demostraron por qué son los especialistas. El juego lo ganó el francés, después de que el lituano lo intentara de espaldas a la canasta. Luego, 'Armi' se marcó algunos tiros libres con toda la divertida asistencia muy atenta y dando ánimos. También saltaron a la pista los inscritos en el Campus, a los que saludó Javi Salgado antes de que se juntaran en el centro de la cancha con los hombres de negro. «¡Bat, bi, hiru, Bilbao!», corearon. Entonces, llegó el momento de una masiva foto de familia y comenzó una firma de autógrafos e imágenes para el recuerdo que se extendió más de lo que muchos esperaban.
La estampa del gran taponador americano Lammers sentado y sin levantar la cabeza, con muchos niños y niñas aguardando su firma, fue la más icónica de una jornada redonda. El capitán Rafa Martínez pudo aparcar un minuto el baño de masas con los más pequeños para resumir que «para este año que ahora entra pido salud y que el Bilbao Basket siga en esta línea. Lo terminamos con un balance de 8-7, que es espectacular. Y hacer feliz así a los niños bienvenido sea. Estar aquí compartiendo estos momentos y estas fechas con ellos es muy especial», dijo. Y como andaban Lammers, Mumbrú y el resto de sus compañeros, volvió a inclinar la cabeza para firmar los pósters delante de rostros de felicidad y admiración.
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