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A estas alturas de la temporada, ya sobrepasada la primera vuelta, al Bilbao Basket le queda todavía mucho trabajo en el horizonte. No padece una situación angustiosa, pero está obligado a reafirmarse en sus convicciones si quiere emerger cuanto antes del grupo próximo al sótano de la clasificación. Y este domingo (17.00 horas) toca examen, de los duros, porque a Miribilla viene un Lleida respondón, un recién ascendido que ha perdido la piel de novato y oposita a la clase media de la ACB este curso. Hay que pasar la prueba con nota alta o con un aprobado raspado, porque el valor de la victoria ante el conjunto catalán tiene un valor mayúsculo.
El duelo en Miribilla es mucho más que un partido ordinario de la Liga Endesa. Se trata de un combate directo contra un adversario con los mismos triunfos (seis) que el Surne pero que ha cargado su autoestima en una temporada que discurre por un camino más llano de lo que quizás había previsto en septiembre. Las cinco derrotas en los seis últimos encuentros no han mermado el entusiasmo de un Lleida con ganas de sorprender en el Bilbao Arena, según manifiestan su entrenador y jugadores.
Para evitar sobresaltos, el Bilbao Basket debe saltar a la pista muy afilado, consciente de alargar su ritmo competitivo los cuarenta minutos y preparado para sortear esos colapsos ofensivos que le han costado más de un disgusto esta campaña. Como analizó el viernes el técnico Jaume Ponsarnau, «tenemos poca producción en posiciones en las que la necesitamos. El día del Barcelona la tuvimos, pero hay que encontrar la forma de ser más competitivos». Demasiados jugadores no suman los suficientes puntos o sus porcentajes de acierto en los lanzamientos resultan exiguos en un campeonato que no regala nada y penaliza cualquier descuido.
Contra el Lleida, casi más que nunca, es recomendable esmerarse en agregar puntos en el mayor número de ataques. Que la línea exterior represente una amenaza para los visitantes y no una fuente de preocupación local. Más hombres de negro están llamados a aumentar su protagonismo contra un rival que percibe la cancha bilbaína como uno de sus destinos conquistables, simplemente por razones clasificatorias. El Lleida debe sentir desde el primer segundo que su debut en Miribilla como equipo ACB se le presenta como una auténtica hazaña.
Además del apoyo caliente de la marea negra, el Bilbao Basket tiene recursos suficientes para imponerse con claridad, aunque no será sencillo. Cuenta a su favor con la buena imagen exhibida en muchos partidos a lo largo de la temporada y que el Lleida flojea lejos del pabellón Barris Nord. Como visitante, los ilerdenses únicamente han sonreído frente al Breogán, allá por el 27 de octubre. Los dos equipos que se miden esta tarde en el Bilbao Arena han llevado en los últimos meses vidas paralelas, con éxitos en el primer tramo de la Liga y triunfos necesarios en diciembre. Es hora de que el vestuario del Surne se conjure para despejar el futuro y despegar aunque se trate de un pequeño salto.
Gielo y Dragic
Ponsarnau no cree que el choque de hoy sea una final, pero sí «muy importante». Una derrota no supondría el desastre total, aunque dejaría muy tocado al Surne. El técnico no contó para el partido en Cholet con Tomasz Gielo y Zoran Dragic, dos veteranos con poder de anotación desde lejos. El primero brilló contra el Breogán con 18 puntos y cinco triples de ocho intentos. Su entrenador clama para que el polaco sea el espejo en el que se reflejen otros jugadores ante los catalanes.
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