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Alex Mumbrú trata de encestar durante el partido.
El coro suena afinado
Baloncesto

El coro suena afinado

El Dominion gana con autoridad en Fuenlabrada con una notable aportación de su segunda unidad

JOSÉ MANUEL CORTIZAS

Domingo, 2 de octubre 2016, 10:23

La primera, al zurrón. Tercer curso consecutivo en el que el Dominion comienza su calendario con una victoria. No se puede hablar de facilidad, pero sí de la accesibilidad que se encontraron los hombres de negro -se fabricaron sería más correcto decir- en su visita al Fernando Martín fuenlabreño. Un partido redondo durante dos cuartos y medio, entre la mitad del primero y la llegada al minuto 30, que premió la facilidad con la que los de Carles Duran se movieron por la pista. Intensidad, lectura simplificada de la situación y confianza, mucha, partiendo de la mirada de cada uno a su ombligo que certificara el ¿por qué no? Nada como la fe en uno mismo para sumar voluntades hasta hacer saltar la banca grupal.

Desde luego resultó sorprendente el radio de acción que consiguieron los hombres de negro cuando activaron a su segunda unidad. En estos casos la consigna tópica suele ser no estropear lo conseguido previamente. Si se mejora ya es para nota. Pero si, como fue el caso, se plasma el quiebro, la fractura definitiva de la igualdad, la felicidad es inmensa. Con Borg, Lapornik, Todorovic, Nikolic y Buva el Bilbao Basket mostró su imagen más fresca y descarada. Fue camino del gong que cerraba el primer acto cuando amplificaron sus cualidades. Alternancia previa en el luminoso. Seis puntos para los de casa (16-10) y cinco para los de Miribilla (18-23). Eran lo polos de la gráfica del marcador. Con los planes B en la palestra, superioridad en todas las líneas, marca pegajosa, facilidad para correr la cancha y una conexión en el juego con la que la marea negra, siempre fiel y presente en el Fernando Martín, se relamía. El Dominion 3.0, en fase experimental, tiene buena pinta.

El optimismo, la satisfacción, reinaban en el tramo de banda ocupado por el Bilbao Basket. Sin concesiones ni relajación, pero la situación era emocionante porque la superlativa actuación no procedía de déficit alguno del quinteto titular. Salvo Tabu, el más gris en el estreno y reencuentro con su exequipo, y quizá Eric por su reincidencia con las faltas que le costaron la eliminación y un minutaje más escueto del guionizado, el núcleo duro cumplía con su misión aunque le hacía bastante daño el equipo madrileño cuando despendolaba el juego mediante la velocidad y conectaba con Diagné para que sobrevolara el aro vizcaíno.

Bamforth -prepárense para el revuelo que va a montar este curso en el Bilbao Arena- estrenó el casillero de la franquicia vizcaína con un triple autogestionado. Mucho de lo bueno que hace este jugador en ataque procede de esa facilidad que tiene para buscarse la vida. salta a la vista que no es su primera opción, que mantiene el dictado precio del técnico, pero si las líneas de pase se van cerrando o no encuentra espacio para recibir tras bloqueo, no tiene problema en la definición, esta vez rica en cantidad en formato bomba, suerte con la que con una delicadeza milimétrica fue superando por elevación cuantas barreras le ponían.

Un parcial de 0-8 proyectado hasta una tacada de 4-21 culminó el paso al frente dado por quienes están obligados a hacer dudar a Carles Duran sobre sus ideas establecidas. es la ley del suplente, secundario, hombre de rotación o el término que quieran aplicar. Sin eufemismos. A fin de cuentas se trata de un maná para el colectivo. Cuando Mumbrú estableció el 26-39 acababa de anotar su primera canasta. Todorovic, como cover, creció en madurez defendiendo y prodigando su físico para el bien común. Salvo algunas licencias en el tiro, es el perfil que debe aportar y con el que se garantizará sentirse importante.

El partido no dejó ya nunca de estar controlado, encarrilado, decidido. Por mucho que el basket sea irreverente y acabe minimizando las distancias para que lo que sirva de verdad sea el sprint final conmutado en un par de minutos, esta inauguración del campeonato no podía seguir esos quiméricos derroteros. Sacó provecho el Dominion hasta de parte de sus desgracias. Por ejemplo de los problemas de faltas de Eric. El beneficio lo canjeó Buva, adornando su primera estadística en España con 17 puntos y 9 rebotes, las mismas capturas que un Axel Hervelle que dejó la imagen del guerrero universal, ceja izquierda abierta manando sangre, haciendo mucho y bueno en todos los apartados del juego.

El Fuenlabrada poco podía ofertar en la réplica. Los mates de Diagné, al fin y al cabo, cuentan de dos en dos, como cualquier otra canasta. Y por aquello de restañar el ego, el senegalés también se comió sendos vuelos de Buva y Eric, amén de un par de delicias de Mumbrú entregando alley-oops remitidos por su alter ego Hervelle. Los madrileños, hundida su ambición en la frontera de la veintena con que les asfixiaba el Dominion, recurrieron a la batería artillera desde cualquier posición y situación. Agua, tras agua. Felicidad para el visitante.

Con 54-73 en el descuento de los diez minutos finales, los de Duran bajaron la guardia. Hizo mella el cansancio, algún metro de más concedido en la marca y lecturas más dispersas en ataque. La intensidad nada tenía que ver con lo previo y el botín disminuyó. Cuando se acercaba a la antesala del dígito único, una canasta de Mumbrú, los triples de Bamforth y Salgado o la única muesca de Tabu evitaron que se acelerara el pulso entre los vizcaínos que ya piensan en prolongar su buen pálpito el próximo viernes cuando abran las puertas de Miribilla para recibir al Estudiantes.

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