10.000 kilómetros en seis días

Buenas noticias. Como la confirmación de las sensaciones que avanzaba en las páginas de EL CORREO Axel Hervelle en pleno regreso del infernal viaje a Bandirma, un día después de quedarse varado en el choque contra el Banvit. Su rodilla aguanta y no le impedirá, salvo que el dolor no remita, jugar hoy en el Gran Canaria Arena. Lo hará de nuevo en su versión habitual de cuatro toda vez que Sito Alonso tiene claro que necesita involucrar ya en el juego a Slezas, que hoy se estrenará en la ACB como el cuarto lituano que ha defendido el escudo de la franquicia de Miribilla tras el temporero Lukauskis, el siempre recordado Seibutis y el prácticamente olvidado Kavaliauskas. Estaba en su derecho el barbudo pívot en abandonar el barco cuando el club llevaba tiempo desatendiendo sus compromisos económicos. Pero su fuga supuso una vía de escape que pudo provocar una fractura total en el vestuario, lo que Álex Mumbrú y los más veteranos evitaron no sin tener que involucrarse más allá de a lo que obligan sus galones.

Pero eso ya es historia. Toca dar la bienvenida a un joven que se confiesa aplicado, del que hablan bien todos cuantos han trabajado a su vera, recordando que procede de la LEB y que el salto es vertiginoso, sobre todo en la pintura. Pero el equipo le necesita para que alivie a un enorme Bogris, limitando así la polivalencia de otros jugadores con el consiguiente ahorro de energía física y desgaste mental. Y es un hecho destacable su presencia porque cuando sane Mirza Begic, el Dominion contará con una notable rotación que enriquecerá su juego. Más tras la Copa, cuando Sito Alonso tenga las sesiones de trabajo necesarias para estabilizar el juego de su equipo, que ha pagado en gran medida las consecuencias ya caducas de la doble función semanal.

La Copa está a la vuelta de la esquina pero, la verdad, no es una distracción para los hombres de negro. Saben que su hoja de ruta pasa por una segunda vuelta en la que deben defender con todo su ubicación en los puestos de play-off. No hay que explicarles que corren un riesgo de precipitarse en caída libre si abandonan ante un rival insular que no hace prisioneros las reglas que dan consistencia a la coraza que les coloca su técnico. El que fue asistente de Aíto se hace una idea casi exacta de lo que barrunta el decano de los banquillos en la Liga Endesa. Primer mandamiento, la tortura física. Listón por las nubes que sólo bajará si los árbitros así lo deciden. Y verle en la banda suele provocar excesivo respeto entre quienes interpretan las normas de convivencia sobre el parqué. Pero ni en eso piensa el Bilbao Basket. Visita a un oponente que enlaza siete victorias seguidas. Eso sí que es un aviso. Recuperan el 59-85 del Bilbao Arena como reclamo de venganza y el 60-70 del año pasado como estimulante.