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j. m. c.
Domingo, 25 de enero 2015, 01:34
Difícil cita para el Bilbao Basket esta mañana (12.00/ETB1) en una de las canchas que le ha resultado más indigesta desde que accedió a ACB. Sólo dos triunfos en nueve desplazamientos a Fuenlabrada, donde el Fernando Martín enreda muchas veces a los visitantes. Una pista en la que hay que tener la cabeza muy amueblada para no irse por las ramas ante la proximidad de récord (compartido con el Nou Congost) de un público que sabe buscarle las vueltas a todo tipo de oponente. Por ello, Sito Alonso no ha dudado durante la semana de preparación en buscar posibles antídotos, fórmulas que más allá de lo deportivo, aunque con un nexo con lo que sucede en el parqué, aligeren el equipaje mental de sus hombres.
Algunas respuestas las ha podido aportar Quino Colom. El base andorrano defendió el escudo fuenlabreño durante cuatro temporadas en las que dejó un grato recuerdo, pese a que algunas voces locales reconocen su sorpresa por el nivel alcanzado como hombre de negro que le eleva a los altares entre los organizadores de la competición nacional. Fue interesante el punto de vista aportado al respecto por Sito Alonso al referirse a las informaciones aportadas por su pupilos como esenciales para que el resto del grupo entienda algunos códigos de conducta en la cancha del sur de Madrid.
Algunas tienen que ver con picos emocionales, con la resaca que sigue a rachas de acierto de un equipo que ha trufado sus estadísticas con esa suerte de espasmos anotadores que le permiten hacer caja en periodos realmente cortos. Pero hay otros argumentos más empíricos que se relacionan con las dimensiones del pabellón. Inciden en la forma de defender, de asimilar espacios y pueden tener conexión también con la decisión a la hora de atacar el aro rival. Colom ha hecho partícipes a sus compañeros de algunas liturgias habituales en un Fuenlabrada que de la mano de Hugo López busca un rearme anímico que le aleje de la zona crítica.
Mientras el regreso de Dairis Bertans es la feliz noticia con la que el Bilbao Basket intenta relativizar la importante ausencia de Hervelle, los madrileños están preocupados por las consecuencias que haya podido dejar en forma de merma física el proceso gripal que ha parado en seco durante la semana a Daniel Clark y el nigeriano Akindele, este último pieza vital por su dominio de la pintura. Su pulso con Latavious Williams y Marko Todorovic puede hacer que salten chispas, lo mismo que si por razones tácticas coinciden en la misma demarcación, como aleros o cuatros, Andy Panko y Álex Mumbrú.
El técnico local, Hugo López dice tenerlo claro. «Nuestro sello debe ser mantener nuestro ritmo alto, seguir utilizando a todos los jugadores, con este tipo de rotaciones y el tiempo que estemos en el campo, estar concentrados y que nadie escatime esfuerzos para producir lo máximo posible».
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