Perdió el Bilbao Basket en Manresa pero al menos compitió hasta el final, con lo que tenía, limitado en la rotación, justo de energía y mutilado en el puesto de base. A la ausencia de Renfroe este jueves por lesión se sumaron los problemas lumbares ... de Pantzar en la segunda parte. Tras la mala imagen ofrecida frente al descendido Palencia, los hombres de negro hicieron lo que pudieron en la pista de un rival que pelea por el play-off y hasta firmaron un conato de rebelión que no pudieron transformar en una reacción definitiva. Sacha Killeya-Jones y el recuperado Keith Hornsby –25 puntos del pívot, su récord en la ACB, y 19 del escolta– tiraron de un Surne que se inmoló bajo los aros permitiendo a los catalanes que prácticamente lo doblara en rebotes (44-24). La sangría en las capturas ofensivas fue decisiva y letal para los muchachos de Jaume Ponsarnau, con un 18-3 favorable a los manresanos canjeado por segundas y terceras opciones. Las 17 pérdidas abonaron el terreno para la quinta derrota consecutiva.
El triple de Rabaseda con el que el equipo se presentó en el Nou Congost fue su máxima ventaja en todo el partido. Y la única junto con el 2-3. Le duró apenas unos segundos porque el Manresa cogió la batuta, se puso el frac y la pajarita y empezó a imponer su ritmo, endiablado por rápido. Dani Pérez parecía Stockton y Geben Malone, una conexión más fluida que el Misisipi que descosía las flojas costuras de la defensa bilbaína. Tras la canasta del capitán, los hombres de negro tardaron cuatro minutos en volver a anotar. Tampoco los catalanes trabajaban con dinamita, aunque no tardaron en fabricar la masa explosiva que amenazaba con hacer saltar por los aires a los vizcaínos como al final ocurrió. Dos conversiones seguidas de tres de Steinbergs y Dani Pérez pusieron ocho arriba a los locales (22-14). Hornsby devolvió el golpe, de nuevo en la cancha, y aún así los de Ponsarnau cerraron siete abajo el período inicial (24-17).
Uno de los graves problemas del Surne –había varios– eran los rebotes. Se fueron al descanso con una sola captura ofensiva por las nueve del Manresa. En el cómputo global, los hombres de negro solo habían cogido diez por las 24 de su rival en los 20 primeros minutos. Una sangría que se vio agravada por las 11 pérdidas al paso por los vestuarios. Así no es de extrañar que los locales olieron indecisión y blandura y aprovecharon para morder a su presa. Un 6-0 de salida en el segundo cuarto obligó a Ponsarnau a pedir tiempo muerto. Estaba enfadado. Hasta gritaba. El Baxi se fue 15 arriba (38-23), y entonces apareció Hornsby para sostener al equipo. Nueve puntos seguidos del americano –un triple y seis tiros libres seguidos por faltas de más allá del 6,75– dieron aire a los vizcaínos y supusieron un parcial de 0-9. Solo seis abajo, oxígeno, pero entre Badio y Robinson lograron abrir la brecha de nuevo y poner al Manresa 13 arriba al descanso (50-37).
Reacción y defensa
El Bilbao Basket cambió de cara y empezó a defender con energía e intensidad. Por fin recordaba al equipo que había ganado al Valencia, Joventut, Baskonia... Una chispa que iluminó a los hombres de negro, que enseñaron los dientes al Manresa. Y también los ojos, inyectados en sangre. Del 53-39 se pasó a un magnífico empate a 56 gracias a un parcial de 3-17 liderado por Hornsby y Killeya-Jones. A los catalanes les costaba ver el aro, privados por fin de las bolas extra que daba el rebote ofensivo, y se entró en el período decisivo solo cinco abajo (63-58). Los de Pedro Martínez, que pedía challenges y los ganaba todos, con los árbitros más caseros que una famosa bebida carbonatada, vieron las orejas al lobo.
El Bilbao Basket se quedó sin De Ridder por cinco faltas y Pantzar por problemas lumbares –Kullamae y Rigo hicieron de bases–, pero una canasta de Reyes lo puso a uno del Baxi (63-62). Y ahí se acabó la reacción visitante porque el Manresa replicó con un parcial de 11-0 que resultó definitivo. Los vizcaínos continuaron peleando y no se dejaron ir a pesar de saber que el partido era de los catalanes. Solo queda el Barça, en Miribilla, donde el domingo intentarán despedirse con un pequeño milagro en forma de victoria.
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