Una manada de lobos en Artxanda
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El Bilbao Basket echa a andar con siete caras nuevas y el reto de convertirse en un equipo con mayúsculas: «Creo en lo que tenemos entre manos», dice PonsarnauSecciones
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El Bilbao Basket echa a andar con siete caras nuevas y el reto de convertirse en un equipo con mayúsculas: «Creo en lo que tenemos entre manos», dice PonsarnauAntes de comenzar con el primer entrenamiento en Artxanda, donde todo eran saludos, abrazos, sonrisas y buenos deseos, Jaume Ponsarnau ha reunido este lunes a la plantilla en el centro de la cancha para transmitir un mensaje nuclear: «Eres un atleta que juega para competir ... en un deporte de equipo», dijo a sus hombres. Mientras hablaba rodeado de un respetuoso silencio, con todo el mundo atento, la frase también podía leerse en inglés y en castellano en una de las pantallas que cuelgan de una de las paredes del pabellón. La misma en la que apareció una manada de lobos, conversión hacia la que camina el Bilbao Basket. El técnico de Tárrega quiere que el Surne sea una familia, que salga a cazar en grupo, que se apoye en los malos momentos, que sufra y ría como uno, que mute en un colectivo temible y unido. Si el año pasado pretendía hacer la «mejor temporada de nuestras vidas», ahora la aspiración se mantiene, pero con el equipo en el centro del desarrollo de los objetivos.
El Surne ha echado a andar sin Marvin Jones y Amar Sylla, quienes se incorporarán en breve, pero con chavales como Kepa de Castro, Iker Chacón, Eneko Salinero y Urko Madariaga. También estaba Carlos Taboada, un joven de la cantera del Obradoiro fichado por el Bilbao Basket y que jugará como cedido en el Zornotza. Hará la pretemporada con el primer equipo al igual que el resto de los chavales y su contratación será oficializada en los próximos días. Llamaban la atención las sonrisas de Harald Frey, Muhammad-Ali Abdur-Rahkman, Bassala Bagayoko, Zoran Dragic, Rubén Domínguez y Tomasz Gielo, seis de las nuevas incorporaciones, miembros de una manada en plena crianza. «Conoceros», les dijo Ponsarnau durante la breve charla introductoria, en las que insistió en que el «equipo es lo más importante». Luego pidió que todos los jugadores se hicieran con un balón, lo botaran y se fueran estrechando la mano unos a los otros. El preparador catalán busca una familia.
«Debemos sumar nuestras virtudes para tener la capacidad de jugar como un equipo», ahondó en su mensaje Ponsarnau, de nuevo rodeado de sus fieles Javi Salgado, Sergio García e Ibon López de Letona, entre otros. «Hay que competir todos juntos de la mejor manera posible y que nos ayude nuestra gente», apuntó el entrenador de los hombres de negro en referencia a Miribilla. Hasta hizo un gesto apuntando hacia la grada para subrayar su importancia. Tiene que encajar hasta ocho piezas nuevas en un puzle en el que siguen Melwin Pantzar, Kristian Kullamae, Xavi Rabaseda, Thijs de Ridder -si el año pasado estaba fuerte ahora da miedo- y Tryggvi Hlinason. «Nos viene bien para que haya algo avanzado, pero hay cosas con las que empezamos de cero», precisó el de Tàrrega. Preguntado por su satisfacción con la plantilla, en la que no han llegado todas las primeras opciones, el catalán fue tajante. «El equipo es un diez. Mal iríamos si no nos encantase. Creo en lo que tenemos entre manos».
«Atacar y defender mejor»
Ponsarnau solo piensa en conjuntar todos los elementos en busca de un bloque perfecto. «Se trata de que todos compitamos al cien por cien. El año pasado teníamos algunos especialistas -por ejemplo Álex Reyes como tirador desde los 6'75-, pero ahora nos gusta que podamos jugar mejor como equipo, atacar y defender mejor». Toca prepararse bien para llegar en perfecto estado de revista a la última semana de septiembre, cuando los hombres de negro tienen la eliminatoria de la FIBA Europe Cup ante los lituanos del Neptunas Klaipeda y a renglón seguido arrancan en la liga. «Esos días serán claves y debemos llegar lo más competitivos que podamos», aseguró el técnico catalán. Es consciente de la dificultad de la empresa, de la complejidad del mercado, y por eso no quiere jugadores, sino lobos que cazan en manada.
La ACB será un hueso, con clubes poderosísimos y recursos casi infinitos. «Hay más equipos que se han unido a los presupuestos de arriba. Y los nuevos, los que han ascendido -Leyma Coruña y Lleida-, también cuentan con buenos presupuestos. La liga será mejor. Ahora hace falta que haya mejores equipos», repitió en referencia a su obsesión de construir un bloque solidario, generoso en el esfuerzo y unido en los buenos y los malos momentos. «Hay que hacer la mejor temporada de nuestras vidas -parafraseó su lema del curso pasado-, pero hacerla como equipo», redondeó su mensaje Ponsarnau.
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