Los jugadores se parapetan tras el «a ver qué pasa»

Mumbrú busca que los lapsos de inactividad sean mínimos. El viernes declinó salir del hotel para trabajar y ayer hubo tute. Gimnasio, dos horas de pista en la central de L'Alqueria y posterior trabajo de recuperación. Por la tarde vídeo y tratamientos. Y atención virtual a los medios. Un jugador de cada equipo lidió con la multipantalla.

Afronta sus últimos cinco partidos, ojalá sean siete, como hombre de negro. «Llevo años pensando que se puede acabar y tomarlo como si fuera el último está bien porque así no te dejas nada por dar». Se las sabe todas y ayuda para que se mantenga la gran química que existe entre los hombres de negro. «Estamos haciendo más grupo que nunca, necesitamos estar unidos. El mejor ejercicio mental es intentar pasarlo bien, reírnos mucho en este confinamiento. Hemos venido a plasmar nuestra pasión en un torneo atractivo en el que puede pasar de todo. Es un viaje a lo desconocido y ya veremos lo que pasa porque hasta los primeros partidos no habrá ninguna referencia».

Habla como capitán Rafa Martínez, un rol que antes desempeñó once temporadas en Valencia, donde no para de recibir llamadas de amigos para intentar una cita inviable. Está a lo suyo, a la faena. «Traemos la misma filosofía, la de un equipo competidor que lucha contra cualquiera y sólo piensa en su próximo partido, en este caso en el Baskonia. Trataremos de hacer nuestras propias cosas lo mejor posible ante un rival con un gran presupuesto».

Refresca la memoria para certificar que hace nueve meses «vine a Bilbao con mi mentalidad, pero el objetivo era mantener la categoría, no entrar en la Copa, acabar quintos o estar aquí. Pero nuestra identidad competidora hace que el equipo no se arruga, no tiene miedo, no deja de luchar y trabajar. Es el ADN de Bilbao y de Álex Mumbrú».

Sin Brown ni el ausente Haws y con Kulboka tocado. ¿Y?. «Todos somos importantes, sin una gran dependencia de un solo jugador. Se fue Axel (Bouteille), hubo lesiones y seguimos ganando. Somos un gran bloque que quiere hacer un buen baloncesto y eso requiere de todos los jugadores».

El Baskonia, primer rival el miércoles a las 21.30 en La Fonteta, será muy diferente al que claudicó en Miribilla. Un partido que, según se deduce de las impresiones de Luca Vildoza, en absoluto quedó en el olvido. «Aún nos sigue doliendo esa derrota. Perder un derbi siempre es duro y sabemos que será un partido complicado. Todavía nos falta adquirir ritmo de juego. Sabemos el equipo que tienen, que son muy agresivos y nos ganaron. El derbi se juega a ganar. Es el primer partido después de mucho tiempo. Hay que disfrutar pero siempre pensando en ganarlo».

El base argentino se perdió aquel partido y muchos más por un hombro lastimado que ya no le impide trabajar con el grupo. «Me vino muy bien tras tanto tiempo parado. El hombro responde bien, con mejor ritmo. Estoy contento de volver a sentirme jugador de basket». La adecuación al plantel del Buesa incluye cargar las pilas de ambición, algo que no siempre le sucedió. «Vengo de un club más pesimista en el que siempre me enseñaron a estar por debajo de las expectativas. Aquí trabajamos con la mentalidad de venir a ganar la Liga, pero sabiendo que cada partido es una guerra. Hay que dar el primer golpe y después ver si estamos a la altura de competir por el título. Venimos a ganar».

Y para ello resulta indispensable la corrección del rumbo errático que lastró a los alaveses buena parte de la campaña. Hasta que llegó el talismán Ivanovic. Su efecto devolvió al Baskonia sus constantes vitales. «La ambición vino cuando llegó Dusko. Se sintió el cambio y las ganas para concretar un título. No hay que mirar celebraciones pasadas, nosotros podemos escribir la nuestra propia. Este es nuestro momento».

El argentino reconoció que de entrada el tedio forma parte del confinamiento valenciano. «Llevamos dos días aquí y ya me estoy aburriendo. El wifi funciona bien, habrá que descargar series y libros».

El Joventut será el segundo rival de los hombres de negro y cada vez que se da este enfrentamiento crece la motivación del getxotarra Xabi López Arostegi. En su caso, antes lidiarán en el partido inaugural de esta F12 con el claro favorito del grupo y líder cuando se detuvo la temporada, el Barça. «Es un derbi para empezar, siempre muy especial por la rivalidad histórica. El escenario es diferente, no habrá afición, pero tendrá chispa. Los que llevamos muchos años en Badalona sabemos de qué va. Esperamos empezar con buen pie».

Junto al Zaragoza, la Penya es el conjunto con más bajas respecto a los rosters de la segunda semana de marzo. Carles Duran tira del preciado bien de una cantera tan prolífica, sangre fresca. «Venimos sin presión, los favoritos son los de siempre. Pero tenemos mucho que ganar. Traemos un equipo muy joven y debemos aprovecharlo. Tenemos muchas ganas de volver a competir».

Coincide con la mayoría de jugadores en que lo pasado poco importa, aunque espera que las constantes de igualdad de la fase regular sigan vigentes. «Era una liga muy competitiva en la que cualquiera podía ganar. Con este formato seguirá habiendo sorpresas y equipos que no aspiran al título pueden tener opciones. Será más emocionante. Tenemos mucho que ganar y eso hay que demostrarlo en la pista».

No sabe cómo afectará jugar ante más de 8.000 asientos vacíos. «Es algo atípico. El público da mucho a todos los equipos. Quien se aclimate mejor tendrá mucho que ganar. Será extraño. Jugamos para la gente que nos viene a ver y se siente identificada con nosotros».

Concluye Xabi López centrándose en su estreno con el Barça. «Tenemos un grupo muy potente. El Barça iba líder. Al ser un equipo tan potente y con todo lo que hay tras el partido nos hará estar más atentos. Empezar con ellos es bueno, aunque los demás equipos también nos plantearán retos muy grandes».

Sin duda alguna se trata del jugador más identificable del grupo. De no mediar la prohibición sanitaria le faltarían horas para charlar con la legión de excompañeros y amigos con los que coincide en el grupo. Militó en el Joventut, Bilbao Basket, Baskonia y Barcelona y acaba de renovar por dos temporadas más con el Iberostar, a cuya conclusión habrá sumado ya quince campañas en «la mejor liga de Europa. Me siento afortunado. Y es bueno ver a gente a la que tienes aprecio y clubes que me han dado una oportunidad, que son parte de mi historia».

Pese a su experiencia, no niega que algo tan desconocido como el protocolo sanitario le hace sentirse extraño. «Es la sensación de estar en el hotel con mascarilla, no poder acercarte a gente de otros equipos». La incomodidad da paso a la implicación laboral. «Venimos a competir, como todos. Lo vemos como un reto bonito y una oportunidad diferente. Todos empezamos de cero con las mismas posibilidades de luchar por un título excepcional», para el que empezó a prepararse en casa «como pude. Con dos gemelos no es fácil, pero los he disfrutado muchísimo».

Le tocó romper el hielo mediático a las nueve de la mañana. El encierro en el hotel no le priva, como valenciano, de la sensación de sentirse en casa, de saber que pisa terreno conocido. «Soy afortunado. Jugamos en el pabellón en el que he crecido y esa sensación de estar en casa me ayuda». Añade que el trabajo, aunque costó, ha evolucionado. «Trabajar en grupo nos sirvió para mejorar la concentración y motivación, y también la intensidad. La sensación ahora es un poco más como de pretemporada».

No se fía de su primer rival, un «Joventut difícil porque trata de imponer una intensidad y ritmo muy altos y todo primer partido requiere de un nivel extra de esfuerzo». Líderes cuando se detuvo la liga, llegan a esta fase con una misión. «Queremos marcar desde el primer día que venimos a ganar. Éramos los primeros de la fase regular y queremos demostrar que somos el mejor equipo de la competición. Nos jugamos mucho en pocos días y necesitamos una motivación muy alta para no cometer errores».

Sobre la incomodidad del encierro hotelero Claver cree que es «más mental. Cuando estamos concentrados salimos muy poco, como mucho para dar un paseo y por eso no hay que darle muchas vueltas. Serán dos semanas muy intensas y aquí disponemos de todo lo necesario para trabajar, competir y descansar».

Como López Arostegi, cuando Darío Brizuela ve en el otro lado de la cancha al Bilbao Basket siente fluir la motivación a chorro. Su Unicaja es quizá el mejor parado dado que justo antes del parón había remozado su plantilla con la llegada de Mekel, Simonovic y Bouteille. Él mismo recaló en el Carpena con el curso empezado. «Las sensaciones son buenas. Veníamos de jugar la final de Copa, habíamos fichado tres jugadores, hay buena conexión con los nuevos y podemos hacer un buen papel. Hay que acostumbrarse a la pista intermedia, sin grada. Empezar con buen pie es importante».

Más en una competición con «un formato que da oportunidades a todo el mundo. Las semifinales a un partido abren las opciones. Creo que tenemos posibilidades para todo. Estuvimos a un paso de ganar la Copa», según las sensaciones del jugador del Unicaja.