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Jaylon Brown (25 años, Fishers, Indiana, Estados Unidos) sonríe cuando se le pregunta por su irrefrenable deseo de meterse entre los techos de la ACB para buscar aros rivales entre brazos interminables. Contra el Baskonia, el escolta del Bilbao Basket entraba como un cuchillo en ... la pintura y abría las entrañas a torres como Youssoupha Fall (2.21) e Ilimane Diop (2,10). Él, con su 1,83, dejaba bandejas, anotaba y sacaba faltas a tipos que rozan las nubes. «¿Por qué soy valiente? Es por mi pasado, por dónde vengo. Era siempre uno de los más pequeños en la cancha y solía enfadarme a la hora de jugar. Competía con ira, que me hacía jugar como juego. Sé que soy rápido y que puedo saltar», comentaba ayer en el parqué de Miribilla. Es su primera temporada en la ACB y el bombón le gusta por dentro. Sabe que está en condiciones de medirse a los mejores de Europa y le encanta el desafío. «Solo quiero jugar y ganar», simplifica.
El escolta es dinamita pura, velocidad en movimiento, un jugón con muñeca de seda que se empeña en desafiar la lógica. «Eran tipos grandes», dice con media sonrisa cuando recuerda sus cara a cara con Fall y Diop. «A veces resulta duro, pero tienes que ser creativo en la cancha. Debes ser capaz de moverte entre los gigantes». Así le gusta llamar a los altos, gigantes, jugadores con kilos y centímetros que le hacían enfadarse de pequeño y le obligaban a superarse en cada acción. En el Bilbao Basket, Brown entrena mucho con Balvin y Lammers para pulir su baloncesto y acostumbrarse a las paredes que pretende escalar. «Practico casi siempre con Ondrej y Ben. Son un ejemplo perfecto de lo que me puedo encontrar en otros equipos», remarca. Con ellos afila sus entradas y cambios de ritmo, las bandejas, la evasión. Porque la valentía le viene de serie, de cuando era un niño y sobrevivía entre gente grande en las canchas de su barrio.
Brown transmite la imagen de un joven alegre y hambriento, un jugador con ganas de comerse el mundo y triunfar. El año pasado estaba en Finlandia y hace dos en Macedonia. Ahora empieza a brillar en la ACB. «Es por el trabajo duro que hago en verano», explica su progresión. Relata que se junta con compañeros, incluso algún NBA, y se pone en marcha. «Me exigen dar lo mejor de mí mismo. Estoy con bastante gente y trabajamos en grupo». Mira a los ojos cuando habla y transmite felicidad. Saborea cada minuto de baloncesto. «Quiero ganar. Quiero ganar cada partido», insiste cuando se le pide que analice el gran arranque del Bilbao Basket. «Si estuviéramos con un 0-4 estaría en shock. Y si me hubiese preguntado antes de empezar la liga sobre qué esperaba de las primeras cuatro jornadas, le hubiese dicho un 4-0», comenta medio en «broma» medio en serio. «Estoy contento -añade-, pero tenemos que seguir trabajando».
Más de uno pensaba que Brown no tendría baloncesto suficiente para jugar en la Liga Endesa, pero de momento ha demostrado que le sobra calidad y descaro. «Me siento bien. Es un gran cambio pasar de la LEB a la ACB, y me gusta. El ritmo y el nivel de la competición son muy altos. Pero a mí me encanta competir, es una de mis cosas favoritas». Tras las cuatro primeras jornadas, el escolta estadounidense promedia 14,5 puntos por partido y roza el 60% de efectividad en los tiros de dos. No se entretiene con las cifras y asegura además que ni siquiera repara en la tabla. «Solo quiero seguir trabajando y ganar partidos. Hay que ir semana a semana. Estoy centrado en lo que hago y ni siquiera miro la clasificación. Pienso en jugar y en ganar. Disfruto en la cancha. Es divertido», verbaliza sus sensaciones.
El de Indiana tiene una conexión especial con Ben Lammers. Se entienden a las mil maravillas y juntos fabrican de vez en cuando unas pequeñas obras de arte. «Nos conocemos bien. El año pasado jugamos juntos y ya sé cómo es su baloncesto y lo que quiere. Él también me 'lee' bien a mí. Tenemos una buena relación en la pista». Lleva más de un año en Bilbao y asegura que está haciendo esfuerzos con el castellano. «Trabajo mi español», dice divertido sin desapegarse del inglés. «Es una ciudad bonita. Mi familia ha estado aquí y puedo decir que es mi segunda casa». Pero lo primero es el baloncesto. ¿De pequeño tenía ídolos? ¿A quién quería parecerse? «Allen Iverson». Un 1,83, como él.
14,5 puntos promedia Jaylon Brown en sus cuatro primeras jornadas en la Liga Endesa. Acredita un 57,7% en los tiros de dos y un 31,2% desde la línea mágica. Su máxima anotación fueron los 23 puntos conseguidos ante el Obradoiro.
Jugar de escolta con un 1,83 «A veces resulta duro, pero tienes que ser creativoen la cancha. Debes ser capaz de moverteentre los gigantes»
2 años atrás, el escolta estadounidense jugaba en el modesto Karpoš Sokoli de Macedonia. Luego recaló en el Salon Vilpas Vikings de Finlandia y ahora, tras una campaña en la LEB, empieza a brillar en la ACB
Crecimiento como jugador «¿Por qué soy valiente? Es por mi pasado, por dónde vengo. Era siempre uno de los más pequeños en la cancha y jugaba enfadado»
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