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«¿Es complicado? Es complicado. ¿Es difícil? Es difícil. ¿Es imposible? No, porque dependemos de nosotros mismos». Alex Mumbrú asume que el RETAbet se ... encuentra en la cuerda floja, lo sabe desde hace muchas jornadas -«hace tiempo que estamos jugando finales», comentó- , pero no tira la toalla ni se rinde antes de empezar el esprint hacia la salvación este miércoles ante el Herbalife Gran Canaria en Miribilla (18.30 horas). El reto es algo así como escalar el Everest sin oxígeno, y más si se tiene en cuenta que el equipo vuelve a competir después de diez días de confinamiento por el coronavirus, de tan solo un par de entrenamientos en grupo, y también con los afectados por el patógeno, Kulboka, Miniotas y Balvin, tocados. De hecho, el pívot checo será baja ante los insulares. «Es que peor lo está pasando. Es sintomático. Ni siquiera le hemos visto», contó este martes por la mañana el entrenador. La cuesta hacia la salvación, por tanto, se empina un poco más.
El Bilbao Basket, ahora mismo, precisa de tres victorias para salvar la categoría en cinco encuentros. Sería necesaria una más si el Estudiantes, el rival que le precede, gana el viernes 21 al Burgos. Los cálculos, por tanto, están claros. Y no queda otra a los hombres de negro que empezar a sumar este miécoles ante un cuadro, el insular, que pelea por entrar en los play-off por el título. Pero lo importante, vino a decir Mumbrú, es la respuesta de su roster después de diez días de inactividad, en casa, y un regreso paulatino al trabajo, sin prisas. «Hemos estado conectados estos días por el ordenador. Lo máximo que se han movido es del sofá a la cocina, y lo primero había que prepararles para empezar a correr», reveló un entrenador que mantuvo la tesis de la dificultad de lograr la permanencia, pero nunca se dio por vencido.
Eso no entra en el vocabulario de una formación que ha tenido que convivir con la adversidad casi toda la temporada. Aquella lesión de Balvin de más de dos meses, la de Tomeu Rigo, que le aportó por todo el curso, los problemas físicos de Rousselle, inactivo para el final de curso, de Hakanson... Son tantos. Pero todavía continúa con vida. Y a ese hilo se agarra una escuadra que siempre se ha crecido ante la adversidad, que nunca ha empleado la palabra rendirse, ni que se agarra a estos argumentos para ponerlos como excusa. «Se decidió jugar por el bien del baloncesto y sabíamos que nos íbamos a encontrar con situaciones así. Y es complicado para todos los equipos. Tenemos que salir a intentar jugar lo mejor posible«, solicitó a su tropa de negro el preparador catalán que no sabe si Leandro Toté se vestirá este miércoles.
Ha llegado este martes, por los protocolos del coronavirus. Y, en función de la evolución de Miniotas y Kulboka, podrá participar o no. Su contratación responde a los efectos del patógeno. «Le conocemos porque habíamos jugado contra él. Este año vivimos en una incertidumbre constante. Vamos hora a hora», aceptó. Y en las próximas horas lo único que importa es ganar al Herbalife. Supondría una inyección después del confinamiento, por las ausencias y porque se superaría a un rival potente. Sería la primera piedra. Luego quedarían al menos dos más entre Fuenlabrada, Burgos, Madrid y Joventut. Pero eso está lejos. Como dijo Ioannis Athinaiou, el base griego, no hay que mirar más allá. «Solo pensamos en ese partido». El que debe ser el inicio del despegue.
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