12 hombres de negro ante el reto más atractivo de sus vidas

Rafa Martínez tenía 21 años cuando participó por primera vez en una Copa del Rey. «Perdimos en la prórroga contra el Joventut, que luego se metió en la final», comenta el capitán camino de la sala de vídeo. Desde entonces jugó diez más -todas con el Valencia y una con el Manresa- y la de este jueves será la duodécima, tan especial como la inaugural. «Voy a disfrutarla», remarca. Sabe lo que espera al Bilbao Basket en una cita llena de glamour y exigencia y por eso aconseja olvidarse del envoltorio y centrarse en el contenido. «No tenemos que cambiar nada, sino ser nosotros mismos. Debemos respetar nuestra identidad, la misma que nos ha permitido ganar a muchos equipo, incluido el Real Madrid». ¿Sirve de algo la referencia de la victoria en Miribilla? «Sí, para que estén más motivados», suelta entre risas. Respeta a los blancos, pero no les teme. «Somos un equipo con mayúsculas, imprevisibles, y eso nos hace peligrosos».

Ondrej Balvin sabe lo que es disfrutar del ambiente de la Copa. Hace dos años, cuando estaba en el Gran Canaria, llevó a su equipo a semifinales tras hacer un gran partido ante el Fuenlabrada. Por eso invita a competir sin complejos. «Intentaremos luchar y sorprender al Real Madrid. No tenemos presión. Pero tampoco queremos decir 'hola' e irnos». Conoce el terreno que pisa y los peligros que acechan por el camino. «Sabemos quién es el favorito. La dinámica del Madrid es diferente a cuando le ganamos en la ACB (82-81). Nadie dice que es imposible y tampoco podemos tener miedo. Hay que pensar en lo que hicimos y en la energía que pusimos para ganarles», recordó el checo, quien advirtió de que los hombres de negro se medirá a una selección de talentos diseñada para «ganar títulos».

Está con ganas. Muchas. Juguetea con el balón mientras habla, lo mueve, lo cambia de manos, lo abraza. «Nos medimos al Real Madrid. ¿De verdad se necesita una motivación extra?», responde cuando se le cuestiona por las sensaciones previas a la Copa. El ala-pívot bosnio con pasaporte finlandés está impaciente por pisar el parqué del Martín Carpena y colocarse bajo los aros. «Nadie esperaba que íbamos a estar allí ni que nuestro baloncesto iba a ser tan bueno. Hay que darlo todo, lo máximo, para brillar con luz propia». Admite que tiene un ritual que cumple a rajatabla antes de todos los encuentros. «El día del partido hago lo mismo que la última vez. Llego dos horas antes al pabellón, hago mis tiros, estiro y me pongo mis vendajes. A partir de ahí, ya empiezo a calentar con el equipo». Conoce al dedillo la plantilla blanca, sus cuatros, moles contra las que va a pegarse. «Trey Thompkins y Anthony Randolph». Les tiene entre ceja y ceja. «Tienen un talento brutal en el ataque. Pero en la cancha todos somos de carne y hueso». ¿Saben ellos quién es Emir? Sonríe. «Ya lo sabrán. No vamos a una excursión. Si hace falta pelea, habrá pelea», avisa.

Jonathan Rousselle hizo un buen partido ante el Unicaja pese a no haber podido entrenar por gripe y solo falló en los tiros libres. Sus ganas de mejora -hizo un 0 de 5- le hicieron quedarse solo en la cancha y ensayar desde la línea de castigo. Ejemplar. «Estoy ilusionado con la Copa. No sé cómo es, pero he escuchado que hay un ambiente bonito, que acude mucho público y que son partidos que gusta jugar», reflexionó sobre la cita de Málaga.

En cuanto al Madrid, el base subrayó que es «uno de los rivales más complicados, un grande de Europa. Espero un choque duro, complicado. Vamos con ánimo tras los últimos resultados. Hemos demostrado que podemos ganar a cualquiera». ¿Ven posible superar al coloso blanco? «¿Por qué no? Podemos hacerlo y dar la sorpresa. Ya les ganamos en la Liga. Son favoritos, pero vamos a intentar ponérselo difícil. Esto es deporte y puede pasar cualquier cosa», recordó Rousselle.

Axel Bouteille es el hombre de moda en la Liga Endesa. Suelta una risa sincera cuando se le pregunta si ha nacido una estrella. «Si lo dice la gente, de acuerdo, pero yo no me siento así. Solo me dedico a jugar mi baloncesto», comenta en una de las esquinas de Miribilla. Es un tipo modesto, tranquilo, que habla en voz baja. Toda esta fachada se viene abajo cuando pisa la cancha porque se convierte en fuego, en pura pasión. ¿Que tendrá enfrente a treses como Rudy Fernández -duda por una lesión-, Fabien Causeur, Jeffery Taylor, Gabriel Deck? Los enumera, se encoge de hombros y sonríe. «Jugaré contra ellos y lo haré como siempre, buscando mi partido. No me preocupan, lo que me preocupa es rendir a mi máximo nivel», explica el alero francés. «Esto es muy excitante para nosotros. Tenemos que ser duros, muy duros, competir como un equipo y dejar fuera el estrés. Nada de timidez. Ya hemos demostrado que somos capaces de superar a grandes clubes».

Ben Lammers no deja indiferente a nadie. Juega por los aires, vuela, vive colgado de los aros. Es feliz ahí arriba, intocable. Ayer se puso rojo como un tomate ante tanto micrófono y grabadora. «Cuando empezamos el campeonato, el público no esperaba que estuviéramos a este nivel. Estoy contento de poder debutar en la Copa», reconoció el de Houston. Es un chaval tímido, pero en la cancha es hielo puro. Nada le impresiona, nadie le impone. «El Real Madrid era favorito en la ACB y les ganamos», recordó la hazaña de noviembre. ¿Cómo repetirla? «Tenemos que jugar duro, ser inteligentes y dar lo mejor, porque ellos son muy buenos. Quiero disfrutar de este torneo con los mejores jugadores». En las filas merengues aparece un Walter Tavares que se las verá con una de las revelaciones de la temporada. Cuestionado sobre ello, el americano esbozó una sonrisa de respeto y dijo que «es cierto que es alto y fuerte. Su presencia intimida y tengo ganas de volver a estar bajo la canasta con él».

Thomas Schreiner sabe lo que es jugar la Copa y quedarse fuera por una jugada polémica. Hace tres años, con el Andorra, fue víctima de aquel campo atrás del madridista Sergio Llull que les privó de las semifinales. El base austríaco espera degustar su venganza en un plato frío. «En el deporte todo es posible», avisó en Miribilla. «Tenemos que hacer nuestro baloncesto y lo que nos diga Álex (Mumbrú), seguirlo al cien por cien. Si lo hacemos…». Dejó la frase sin terminar, ilusionado por la posibilidad de volver a tumbar a los 'merengues' y tomarse la revancha de aquella eliminación. «Estamos preparados. Llegamos en un buen momento. Tanto en Valencia como ante el Unicaja jugamos bien en ataque. Esperamos seguir así». Y añadió: «Estamos donde nos han puesto las victorias. Intentamos competir en todos los partidos y lucharemos por hacerlo en Málaga».