Dragic celebra el triunfo con la afición

Guiados por dos tipos de 35 años

Zoran Dragic en la pista y Xavi Rabaseda desde el banquillo fueron los líderes de un Bilbao Basket que celebró su cuarta victoria en Liga

Domingo, 22 de diciembre 2024, 19:57

En el partido entre el Bilbao Basket y el Manresa hubo lluvia de peluches en Miribilla y también mucha agua en el exterior, aunque lo que más se necesitaba era un chaparrón de puntos a favor. Y también a la afición, a la que obsequiaron unos gorros negros de Navidad que también se pusieron los jugadores al final para festejar un triunfo más que justo. También hubo vuelta al ruedo, fotografías y choques de manos con una marea negra que quiere mucho a los suyos, a pesar de que ya no estén en la entidad. Por eso, recibió con una emotiva y cariñosa ovación al cacereño Álex Reyes. Después, adelantó sus ánimos. La buena salida local lo propició. Como siempre, no falló. Los jugadores tampoco. Guiados por Zoran Dragic desde la cancha y el empujón anímico de otra pieza tan carismática como Rabaseda, vestido de corto en el asiento de los suplentes, los de Ponsarnau volvieron a ganar después de cinco derrotas consecutivas.

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Dos tipos de 35 años pilotaron la nave y permitieron esa imagen que tanto le mola a Miribilla. La de la plantilla reunida ofreciendo una victoria necesaria como el comer. Y, además, tranquila. Por 15 puntos. A Zoran quizás le motivó también la presencia en la grada del Bibao Arena de su hermano Goran, uno de los mayores talentos europeos de la historia que ha jugado en Phoenix Suns, Houston Rockets, Miami Heat, Toronto Raptors, Brooklyn Nets, Chicago Bulls y Milwaukee Bucks. Vio la victoria 300 de la institución bilbaína.

Xavi Rabaseda tuvo mucho protagonismo en el banquillo, a pesar de aún no estar en condiciones de jugar. Antes del partido calentó con sus compañeros y tuvo tiempo para charlar unos minutos con el jugador del Manresa Dani Pérez. Ponsarnau dijo de él el viernes que era un líder en cuanto a consistencia mental. Su imagen al borde la pista transmitió ese liderazgo. Gran trabajo psicológico. Aplaudió a rabiar unos tiros libres de Pantzar y casi sale hasta la pista lanzando el puño al aire con el 14-4 que instaló Pantzar el sueco en el marcador. Lo mismo hizo, con una toalla sobre su hombro, tras un triple de Frey. El capitán era la extensión del entrenador. Dragic lo fue en la pista.

«Hoy parece que sí, se ve otra cosa. Pero cuidado que ahora mismo estamos en descenso», le dijo un aficionado a su amigo mientras tomaban un refresco con unas palomitas en el descanso. Los dos iban con el gorrito. Valoraban también el acierto del noruego Harald Frey, 14 puntos en los primeros 20 minutos y sin fallo en sus cinco tiros de campo (tres triples). Sí, ayer se percibió otra cosa. Antes de comenzar la segunda parte Rabaseda saludó a los cinco hombres de negro que saltaron a la pista: Frey, Abdur-Rahkamn, Dragic, Gielo y Hlinason. Le dijo algo al esloveno cuando pasó a su lado antes de iniciar una jugada nada más empezar el tercer cuarto. Dragic anotó segundos después. Tenían una alianza. El capitán volvió a hacer un gesto mezcla de rabia y alborozo cuando Pantzar robó un balón y anotó el 53-41. Y dio una palmadita afectuosa en la nuca a Hlinason en ese tiempo muerto de Diego Ocampo. Más gesticulación con el puño y con la mano, haciendo el ademán de pedir más, con otras canastas de sus compañeros. También saltitos como un resorte en su lugar en el banquillo, nervios y guiños al que entraba y salía de la pista. Y la afición aliada por supuesto en ese factor mental: «¡Fuera, fuera!» y sinfonía de pitos ante una decisión que percibieron ilógica de Juan Carlos García.

Comunión final

Otro triple de Frey espoleó a un capitán que casi vio más el partido de pie que sentado. En vez del puño, el de Ripoll levantó los dos brazos con el robo de balón y mate espectacular del belga de De Ridder con el 73-53. El público, aunque el Manresa se acercó algo en la parte final, disfrutó de la tarde que esperaba. Zoran Dragic cerró su gran jornada con una bonita canasta para sus 24 puntos (8 de 9 en tiros de dos). En el pabellón hubo calor. Y de nuevo esas sonrisas y aplausos recíprocos entre marea y plantilla que se echaban de menos Todos juntos con gorritos. Guiados al objetivo por dos veteranos. «Hemos sumado un miembro más del equipo que ha estado animando. Nuestro declive de consistencia mental empezó con la lesión de Xavi Rabaseda. Es muy importante lo que transmite al equipo», dijo Ponsarnau en la rueda de prensa posterior al triunfo. El capitán fue otro guía.

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