Francis Alonso está atento a la gran pantalla en una sala de los Multicines de Bilbao. Jordi Alemany
Fuera de la zona (II)

Francis Alonso, la vida de película del tirador del Bilbao Basket

El escolta del Bilbao Basket Francis Alonso busca la «desconexión» en la gran pantalla y en las series, donde disfruta de las historias de superación, documentales y comedias que le ayudan a relajarse mientras vive el baloncesto

Robert Basic

Bilbao

Martes, 28 de febrero 2023

No recuerda su primera vez en el patio de butacas, el momento exacto en el que se apagó la luz y se encendió la magia, pero sabe que fue con su hermana y su cuñado. Le prometieron «chuches» y así lograron llevarle al cine, una ... experiencia que le marcó y le hizo enamorarse del séptimo arte. Francis Alonso se acomoda en la primera fila de una sala de los Multicines de Bilbao, donde se sumerge en su otra pasión, las películas. La primera es el baloncesto, una herencia familiar metida bajo la piel que hace unos meses le tiñó de negro. El escolta del Bilbao Basket se refugia en la gran pantalla –y en las plataformas con las series– para «desconectar» del basket y viajar a lugares imaginarios. Allí se emociona e inspira. «Es mi vía de escape», confiesa.

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En el confinamiento, Alonso veía «cuatro-cinco películas diarias». Ahora su media es de dos, sin contar las series. Entiende el cine como un hábito «familiar» y defiende que se fomente desde las edades más tempranas. «Me ayuda a relajarme», añade el tirador del Surne, quien no acaba de escupir veneno. Los puntos se le caen de los bolsillos, están ahí, apilados, y solo necesita desatar la tormenta. Para ello trabaja y cuenta con los consejos de su padre, quien manejó el balón naranja y luego los banquillos. «Jugó en el Caja Ronda y siguió ligado al basket. Estuvo siete años en el Unicaja como asistente, entrenó al Clínicas Rincón en la LEB Oro..». Ahora asesora a su hijo a distancia.

Al igual que lo hizo en una sala de cine cuando Francis, de 26 años, tenía apenas nueve. Le llevó a él, a su hermano y a su hermana a ver 'Coach Carter'. «Fue una indirecta», comenta risueño. La película, basada en hechos reales, narra la historia del entrenador de los Richmond Oilers Ken Carter, interpretado por Samuel L. Jackson. El hombre convirtió a un grupo de muchachos difíciles en campeones y con futuro académico. «Nos quiso remarcar la importancia del trabajo y el sacrificio». Años después, el escolta hizo las maletas, cruzó el charco y se fue a la Universidad de Carolina del Norte, donde compaginó los libros con la camiseta de los Greensboro Spartans.

Sala de cine en casa

En Estados Unidos, Francis Alonso completó sus estudios de «Business y administración de empresas» y pulió su baloncesto en las canchas de la NCAA, donde llegó a promediar un 46,2% en triples. Nunca en su carrera ha bajado del 40% desde la línea mágica, porcentaje que intenta recuperar en Bilbao. Vino al mundo con un balón bajo el brazo. Su padre vivía colgado de los aros, al igual que su hermana –«jugó al basket y luego se hizo árbitra»– y su hermano, quien trabaja como «entrenador profesional en México». De pequeños, «los tres» iban a los entrenamientos de su progenitor. Al acabar se quedaban con los jugadores y forjaron un «vínculo» que les hizo adherirse al basket como lapas. «Gracias a ello –precisa el escolta–, el amor por este deporte permanece y me empuja cada día a intentar ser un poco mejor».

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Cuando estaba en EE UU, compartió piso con un canadiense y un holandés, Jordy Kuiper, ahora en el Valladolid. Es uno de sus mejores amigos y uno de los responsables de «convertir una de las habitaciones de la casa en una sala de cine. Hasta diseñaba pósters de las películas. Allí nos hinchábamos de verlas». Alonso dice que uno de los filmes que le ha marcado es 'En busca de la felicidad', dirigido por Gabriele Muccino e interpretado por Will Smith. «Es durísimo, pero nos enseña valores como el respeto, sacrificio, disciplina y ayuda al prójimo».

Reconoce este hombre de negro que le encantan las pelis de «ciencia ficción», en las que caben los universos de Marvel, pero también disfruta de las cintas de acción. En cuanto a las series, que consume en las plataformas, prefiere la comedia. «Es lo que me entretiene». Eso sí, para él las películas hay que «disfrutarlas en el cine» porque es lo que manda la «tradición. Vas con tus padres, amigos, novia... Se trata de estar juntos y compartir la experiencia». Presta especial atención a los documentales, y da el título de uno: «'Notorious'». Repasa la vida de Conor McGregor, luchador de artes marciales mixtas que empezó de la nada, ahogado por las deudas, hasta convertirse en multimillonario y estrella. «Estaba dispuesto a morir por su sueño», precisa Alonso, quien más allá del personaje, histriónico y exagerado, ve en el irlandés «dedicación, trabajo y confianza en uno mismo».

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Cuando se le pregunta por sus ídolos, ríe y da un nombre: «Michael Jordan. Pero mi padre es de Magic Johnson. Me decía que Magic era un adelantado a su tiempo y que el mito de Jordan se le cayó después del documental ('El último baile') porque vio su 'parte mala'. El afán de ganar le llevó a hacer lo que fuera para que sus compañeros tuvieran su misma mentalidad. Incluso llegó a faltarles al respeto, hacer que sufrieran para ganar».

– ¿Pero usted es del 23?

– Soy del 23.

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