Veljko Mrsic, de 52 años, lleva casi toda su vida entre canastas. «¿Qué importancia tiene para mí el baloncesto? Me fui de casa de mis padres de Zagreb con 15 años y desde entonces he recorrido Europa. Seguro que es una cosa muy importante en ... mi vida», afirma a EL CORREO. El croata ha pasado como jugador y entrenador por equipos de su país, Italia, Lituania, Grecia y España, y tras dejar el cargo de seleccionador de Croacia recaló en el Breogán, el rival del Bilbao Basket esta tarde (18.00 horas) en Miribilla, club en el que cumple su segunda temporada.
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Mrsic se ha ganado un prestigioso cultivado con los años. Antiguos compañeros le consideran «inteligente, justo y con carácter», pero él, prudente y modesto, prefiere no calificarse. «No puedo hablar de mí, soy como soy. Cada uno de nosotros tiene su carácter, su personalidad, su integridad. Que opinen otros», zanja el entrenador balcánico. Ha dejado huella allá por donde ha pasado. En Lugo se le quiere, sobre todo después de cerrar el curso pasado con una permanencia holgada en la décima plaza de la ACB. La admiración es recíproca porque en la capital lucense «estoy a gusto, el club está bien organizado y tenemos una muy buena afición. El basket es el primer deporte en la ciudad. Hemos tenido temporadas muy buenas para un club modesto como Breogán. Este año estamos sufriendo más y tenemos más lesiones».
En su biografía como jugador brillan tres medallas de bronce con Croacia (Eurobasket de Alemania 93 y Grecia 95, y Mundial de Canadá 94), seis ligas de su país con la Cibona de Zagreb, una liga lituana con el Zalgiris, una liga italiana con el Pallacanestro Varese y la Copa Korac conquistada con Unicaja en 2001. Como técnico ganó con el Cedevita Zagreb dos ligas y dos copas croatas. Fue seguido muy de cerca por los Chicago Bulls a mediados de los noventa, pero dos lesiones de rodilla frustraron su pasaporte a a la mejor competición del planeta. «Cuando quizás pude ir a la NBA tenía 23 y 24 años, pero ha pasado mucho tiempo desde entonces, aquello está muy lejos». Tiempo después resurgió el interés por contar con él desde el otro lado del Atlántico, pero el ya treinteañero Veljko prefirió quedarse en Europa.
Su experiencia deportiva le dice que para un profesional del baloncesto «es importante tener la familia cerca y sintonía con la vida privada». Como víctima del conflicto de los Balcanes, defiende que «lo ideal sería un mundo sin guerras, pero siempre hay algunos combates en cualquier parte del mundo. Ojalá se pudiera arreglar sin las guerras».
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El Breogán visita Miribilla con tres victorias y nueve derrotas, penúltimo en la clasificación. Después de 37 años ha vuelto a competir en Europa, en la BC, donde ha ganado dos partidos y perdido tres, el último el miércoles en casa del Bursaspor turco. Ante el duelo contra el Surne, Mrsic dice que «es un partido importante para los dos equipos. Venimos de Turquía y con bajas. Debemos jugar lo mejor posible. Sabemos que va a ser muy difícil».
Los gallegos no contarán con su pívot Mouhamet Diouf, lesionado en la rodilla. Pese a las dificultades, el preparador recomienda que en los equipos humildes «no hay que estar tan ansioso, siempre se puede entrar en dinámicas malas o dinámicas buenas. Hay que estar con los dos pies en el suelo, trabajar día a día. En una liga tan exigente hay que luchar y trabajar bien. Hay que tener paciencia».
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Aunque fue cesado como técnico de un Bilbao Basket que agonizaba en mayo de 2018 tras 21 encuentros, Mrsic mantiene su cariño al club vizcaíno y su afición. Tiene «muy, muy buenos recuerdos» de su etapa en Bilbao. «Fue impresionante. Cuando la gente no cobraba desde diciembre hasta marzo, todos estaban muy unidos. La gente era maravillosa en el staff técnico y en el club. Se sufría mucho por los resultados y fueron momentos muy difíciles», recuerda todo un profesional del baloncesto.
El técnico del Surne Bilbao Basket fue claro a la hora de analizar el choque contra el conjunto gallego. «Necesitamos a Miribilla», insistió, para llevarse «un partido muy clave porque aún estamos en un momento de dar pasos como equipo y para buscar la consistencia necesaria para competir en la ACB y en Europa». Ponsarnau volvió a remarcar que «el objetivo más importante de la temporada es ser un de los dieciseís mejores equipos de la liga», es decir, la permanencia. También apuntó que la victoria aumentará la «consistencia» tras las importan tes victorias ante el Valencia y el Gottingen.
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