Una derrota que duele en el alma

Hay historias que merece la pena contar por el final. Solo así se viven en toda su intensidad, se celebran o se lloran. Al RETAbet le ha tocado llorar esta vez. Después de remar durante todo el partido, volver de entre los muertos y tener la posibilidad de dar la estocada al Estudiantes, que estuvo por delante en el marcador casi todo el encuentro, los hombres de negro no supieron doblegar a su rival y perdieron en una final de infarto. Con el 91-89 en el luminoso, a falta de 15 segundos para la conclusión del dueño, una canasta imposible de Barea dio al traste con los sueños de una tropa que hizo lo imposible por sumar su tercer triunfo seguido.

El Bilbao Basket llegaba al WiZink Center con el aval de dos victorias seguidas. Un pequeño tesoro que alimentaba la moral del equipo, por fin reunido al completo y comprometido con la escalada. A nadie se le escapaba que el Estudiantes cuenta con una plantilla de campanillas, incompatible con la mala clasificación colegial, un grupo de jugadorazos que aún busca su camino.

Con el recuerdo aún fresco de la dolorosa derrota sufrida en Miribilla, cuando convirtieron un partido ganado en uno perdido en cuestión de segundos, el RETAbet pisó que parqué madrileño con sed de venganza. Sabía que iba a costar saciarla porque tocaba buscar el agua en el desierto. Los hombres de negro abrieron el encuentro con una salva de triples sin carga –fallaron los tres primeros–, pero poco a poco fueron serenándose hasta tomar el mando del duelo.

Los hombres de negro hacían la goma. Un arrebato de furia de Jaylon Brown –un dos más uno y otro triple– aproximó a los vizcaínos en el marcador. Solo dos abajo y las constantes vitales controladas. Como lo estaba también Avramovic, una de las armas más poderosas del Estudiantes acallada por la excelente defensa de Serron y compañía. La entrada de Robertson –el banquillo del 'Estu' es infinito– disparó de nuevo a los locales, pero entonces apareció Jenkins. Nueve puntos en el segundo cuarto, 12 al descanso, dieron aire al RETAbet, aunque en la reanudación el americano solo aportó tres. Un tapón de Kulboka y dos tiros libres de Miniotas mandaron al equipo al descanso entero (44-43).

La salida de los vestuarios fue un canto al despropósito. Dos errores seguidos de Hakanson –una falta en ataque y una bandeja fallada– y una pérdida de Jenkins significaron un parcial de 8-0 en un abrir y cerrar de ojos. El Estudiantes iba nueve arriba, su máxima ventaja en el partido. Pero lo peor estaba por llegar. En poco más de seis minutos, los colegiales metieron 22 puntos colgados del brazo de Vicedo y se colocaron 15 arriba (66-51).

Estaba todo por decidir. 10 minutos a todo o nada. Rousselle y Brown pusieron al RETAbet a uno (74-73). El Estudiantes mordió con un parcial de 6-0, pero el escolta de Indiana y el gigante Balvin suturaron la herida (82-81). El checo es la luz en la tormenta, el salvavidas que siempre sale al rescate. Con siete puntos del pívot –terminó con 23 de valoración– y otros tantos de Brown, el Bilbao Basket buscaba el bálsamo de la victoria. Un instant replay y una técnica de Avramovic permitieron ponerse a dos (91-89), pero entonces apareció Barea para apagar la luz bilbaína.