Una dinámica muy negativa que pide un cambio tajante

Surne y UCAM se vieron las caras el pasado 8 de enero en el partido de Liga disputado en el Bilbao Arena. El conjunto vizcaíno se impuso por 99-81, un triunfo en el que destacaron Ludde Hakanson, con 25 puntos, y Adam Smith, con 20. Como se ha comprobado durante la temporada, una parte significativa del marcador final de los hombres de negro depende de la puntería del base y el escolta, además de sus posibilidades para abrir el juego a sus compañeros. Sito Alonso tomó nota antes de recibir ayer a los bilbaínos y anuló a ambos.

Todo hacía presagiar un choque de vértigo entre un Surne que había hecho los deberes en la primera jornada del TOP-16 de la BCL al vencer en casa al Darüssafaka turco y un Murcia acuciado tras caer en Tenerife. Los pimentoneros tenían que ganar sí o sí para no alejarse de las dos plazas que dan acceso a los cuartos de final de la Champions. Ellos sí hicieron su trabajo ante un Surne que naufragó, de nuevo y solo tres días después, por los cuatro costados. En demasiadas ocasiones parecíó el cuadro vizcaíno una caricatura de sí mismo, un grupo irreconocible que deambuló a merced del rival. Las cifras de los visitantes recibieron una mano de pintura en el último cuarto para disimular los desconchados de una derrota que pudo ser mucho peor.

Puntería deficiente

Se repitió el «desastre», como el mismo Jaume Ponsarnau calificó la derrota contra el Joventut. Los números en aciertos en los tiros de campo muestran con claridad que los locales contaron con mayor puntería pero que también gozaron de posiciones más cómodas para lanzar al aro. El 55% del Murcia en tiros de campo está muy lejos del 37,29% conseguido por el conjunto vizcaíno en los 40 minutos de partido. Los pimentoneros sumaron a su cuenta 52 puntos desde el banquillo por los 26 del Bilbao Basket y 21 puntos tras pérdida por los 15 del Surne. La valoración general del UCAM fue de 110, pero la del Surne se quedó en un pobre 65.

Si los hombres de negro viajaron hasta Murcia para intentar dar otro gran salto en la clasificación de la Champions, regresaron con un efecto contrario. Nunca apareció la solidaridad característica de un grupo que ha venido basando sus éxitos en la competitividad y que ayer sucumbió ante un adversario superior en todos los frentes.