Dijon 77-58 Bilbao Basket

Película de terror en Dijon

Nada hacía presagiar el terrible desenlace final, sobre todo vista la puesta en escena y el desarrollo de los primeros 20 minutos. El Dijon era un buen equipo pero no daba ningún miedo, controlado por los hombres de negro. Daba la sensación de que eran mejores que su rival, capaces de competir con solvencia y de volver a casa con un buen resultado. Nadie contaba sin embargo con el apagón de dimensiones bíblicas sufrido tras el paso por los vestuarios, un señor descalabro que redujo a la mínima expresión las posibilidades del Surne de verse en la final. Tendrían que transformarse en un grupo de vengadores y volar en Miribilla para arreglar el desastre perpetrado en la pista gala.

Dragic tiró del equipo en los compases iniciales del partido, con entradas a canasta marca de la casa solo ensombrecidas por los infructuosos intentos de tres que martirizan al esloveno. Tardó el Bilbao Basket en coger las riendas del choque porque en el otro lado hacía daño Hrovat, compañero del de Ljubljana en la selección, quien en el primer cuarto había metido 10 de los 14 puntos del Dijon. Pantzar puso por delante a los vizcaínos y después de un intercambio de canastas, la franquicia de Miribilla fabricó un parcial de 0-8 que le permitió clausurar el parcial inicial siete arriba (14-21). Buena carta de presentación que poco a poco fue emborronándose.

Irse del partido y no volver

La diferencia se fue hasta un más nueve nada más arrancar el segundo cuarto (16-25), en el que picaban en la mina Frey y Jones, además de Sylla. El Dijon encontró a Kamardine, McDuffie y Julien, metió una marcha más al encuentro y comenzó a suturar la brecha. Un parcial final de 6-1 mandó al Bilbao Basket a los vestuarios dos arriba (34-36), víctima de unos cuantos ataques mal ejecutados –hubo un par de lanzamientos que ni tocaron el aro– y ligera bajada de tensión defensiva. Aún así, el resultado era magnífico teniendo en cuenta que la eliminatoria se resolvería en Miribilla. El arreón galo era el aviso de lo que llegaría después, una descomposición que cuesta recordar en el tiempo.

Porque pasar por los vestuarios le sentó al Surne como una patada en las partes blandas. El equipo se fue de la pista para no volver. Solo hizo una canasta en juego en siete minutos y los otros dos puntos llegaron desde la línea de tiros libres por una técnica que acabó con la expulsión de Ware. Un auténtico horror que permitió al Dijon armarse, firmar un 14-4 y entrar en el último período 12 arriba (57-45). Un sonrojante 23-9 en el tercer cuarto mostró la cara más fea de un Surne desfigurado. Solo Jones y De Ridder lograron anotar con el reloj en marcha. Era la nada, la oscuridad, la desaparición grupal.

Quien más quien menos esperaba una reacción que, más allá de la casera labor arbitral, no llegó. Las cosas empeoraron hasta saldarse con una derrota por 19 puntos aderezada con jugadas como para cortarse las venas. ¿Lo bueno? Que los jugadores del Bilbao Basket tienen la oportunidad de pedir perdón a su afición con una actuación digna de Miribilla y comprometerse con la búsqueda del milagro.