El eslogan de la campaña es 'No te abones'. «Sabemos que nuestros socios no optan por el camino fácil. En un mundo en el que todos quieren ser la misma persona han elegido ser diferentes. Cuando lo fácil es dejarse llevar han decidido ir a ... contracorriente. Si eres socio del Bilbao Basket has renunciado a los domingos de manta y peli para ser parte de una historia. En un mundo de grises han apostado todo al negro». Así presentó su campaña de abonos el Surne, psicología inversa, una invitación a escalar montañas por la cara norte en invierno sin oxígeno; junto con el equipo, que compite contra rivales y elementos, sin paraguas, en Miribilla, al abrigo de la marea. Allí, en el infierno, debe cocerse una vez más el objetivo nuclear de la salvación en una temporada en la que el club cumple 25 años de vida.
Los hombres de negro, que empezaron de rojo, han pasado por los estados sólido, líquido y gaseoso hasta estabilizar sus constantes vitales. Empezaron en La Casilla, se fueron al BEC, fijaron su residencia en Miribilla, jugaron Euroliga, Eurocup, Basketball Champions League, FIBA Europe Cup, murieron y resucitaron, bajaron y subieron, y tienen los brazos entumecidos de remar tanto a contracorriente. Pero nunca los bajan, por mucho que duelan, conscientes de sus limitaciones en un mundo en la que el presupuesto del club equivale al sueldo de una estrella de algún gigante que anda en la ACB. Y de vez en cuando los tiran abajo, a los gigantes, que se convierten en polvo en el infierno. Una vez más, el Surne saltará al ruedo de la Liga Endesa con uno de los presupuestos más bajos de la categoría. La vida sigue igual y los objetivos se mantienen: salvación y algo más. ¿El qué? Depende del tamaño del milagro.
Plantilla
Han salido siete jugadores respecto al año pasado y han llegado nueve, con mucha amenaza exterior
Conviene subrayar que la plantilla del Bilbao Basket se ha hecho con 1,3 millones. Para situarlo en su contexto: es lo que cobra por ejemplo Markus Howard en el Baskonia y casi lo doblan Tavares y Willy Hernangómez en el Real Madrid y Barcelona, respectivamente. Ninguno de los 13 jugadores del Surne se acerca a los 200.000 euros anuales de ficha, cifras que pagan sin problemas equipos como Zaragoza y Andorra, ahora en otra dimensión. Incluso los recién ascendidos Leyma Coruña e Hiopos Lleida tienen un presupuesto global parecido al del Surne, o mayor. Así que solo queda nadar a contracorriente, 'no abonarse', trabajar con la precisión de un relojero suizo en el mercado, acertar y enchufarse a la energía de Miribilla cada vez que el equipo se quede a oscuras. Y creer, nunca dejar de creer, la gasolina que mueve a los guerreros del Bilbao Arena.
«Uno de los 16 mejores»
Se cumple un cuarto de siglo de una historia interminable, de resistencia y resiliencia, de desafiar la lógica para seguir siendo «uno de los 16 mejores equipos de la ACB», como suele repetir Ponsarnau. Para ello, el Bilbao Basket ha vuelto a renovar la plantilla con nueve jugadores. Se fueron siete -Renfroe, Adam Smith, Rigo, Reyes, Hornsby, Andersson y Killeya-Jones- y llegaron Frey, Ali, Dragic, Rubén Domínguez, Gielo, Sylla, Bagayoko y Marvin Jones, además de Carlos Taboada, quien será cedido al Zornotza. Del año pasado siguen cinco -Pantzar, Kullamae, Rabaseda, De Ridder y Hlinason-, por lo que hay una base sobre la que se ha ido construyendo el bloque.
Presupuesto
El Bilbao Basket ha destinado 1,3 millones a la confección del equipo, casi lo mismo que en 2023
Los hombres de negro han hecho una buena pretemporada, con cuatro victorias ante Leyma Coruña, Nápoles, Lleida y GBC, y un par de derrotas contra dos equipos de la Euroliga como París y Baskonia, además de imponerse al Neptunas en el choque de ida de la previa de la Europe Cup. Todavía faltan cosas por pulir, pero de momento ha podido verse un grupo solidario, trabajador, coral y con los roles bien definidos. En ausencia de estrellas prima el bloque y la amenaza exterior es mayor que el año pasado. Se espera que den un paso adelante Pantzar, Kullamae y De Ridder, que Frey juegue con frac y pajarita, que Ali, un tanto gris en verano y Lituania, escupa fuego desde el puesto de dos, que Dragic aporte tablas y experiencia, Gielo triples y físico y Jones, quien tiene una pinta estupenda, se divierta por encima del aro. Todo ello sobre el papel, porque la verdad la dictará la pista.
Allí abajo, en el parqué, tocará superar a rivales como La Coruña, Lleida, Manresa, Breogán y Granada, en teoría clubes de su 'liga' que también lucharán por la supervivencia. Luego será obligatorio competir con el resto, sobre todo en Miribilla, el granero de victorias de los vizcaínos. Fuera les cuesta un mundo -solo tres triunfos a domicilio en cada una de las dos últimas ligas-, por lo que el rendimiento en casa será clave en la consecución de los objetivos. El primero es continuar un año más en la élite y, después, una vez lograda la permanencia, aspirar a lo máximo posible. ¿Qué? Hlinason habló del sueño de la Copa, aunque lo hizo con los ojos abiertos y pies en el suelo.
En la temporada en la que el Bilbao Basket cumple un cuarto de siglo, de La Casilla a Miribilla, no hay que perder ni la perspectiva ni la ilusión. La bandera blanca está prohibida porque hay que viajar siempre con la negra. Color esperanza. E ilusión.
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