Un correctivo de los que dejan cicatrices
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Derrota muy dolorosa del Bilbao Basket. Llegaban a Miribilla los maños, equipo de gran calidad pero metido en la parte baja de la clasificación, y volvía Balvin a la rotación de Mumbrú, razones para pensar que la de ayer podría ser una buena oportunidad para ... remontar el vuelo. Pero nada más lejos de la realidad. Los locales se mostraron impotentes ante el vendaval ofensivo de su rival y recibieron un correctivo de los que dejan cicatrices.
El Bilbao Basket, quizá espoleado por la esperada presencia de Balvin en cancha, comenzó el partido en buena dinámica. Con Jenkins enchufado, anotando los 8 primeros puntos del equipo, y el subidón moral generado por la presencia del pívot checo sobre la pista, parecía que las cosas pintaban mejor que otros días. Y lo cierto es que así fue en la parcela ofensiva. Vimos un buen primer cuarto de los de Mumbrú en lo que al ataque se refiere, pero con escasa capacidad de poner en aprietos al ataque de su rival. Es el Zaragoza un equipo con una enorme facilidad de cara al aro contrario y ayer mostró el por qué. Consiguieron imponer el ritmo vertiginoso que les conviene y dejaron que la inercia hiciese el resto. Con un enorme acierto en sus tiros los visitantes fueron sacando de punto al Bilbao Basket, y ya en el segundo cuarto solo tuvieron que subir un punto su intensidad defensiva para hacer descarrilar a los locales. La clarividencia ofensiva bilbaína se transformó en incapacidad para encontrar buenas posiciones de tiro, lo que hizo despegar la ventaja a los veinte puntos al llegar el descanso.
Poca historia tuvo la segunda mitad. Barreiro mantuvo a los suyos en un intercambio de canastas que los visitantes agradecieron. La intermitencia de los de Mumbrú contrastaba con el ritmo de crucero de los maños, quienes tras ese tercer cuarto de no agresión volvieron a pisar un poco el acelerador para irse por encima de la treintena de puntos de ventaja. Un detalle demoledor es el 7 de 17 en tiros libres que firmaron los bilbaínos. Sin nada ya que rascar en Miribilla, el punto de interés se trasladó a Sevilla donde el Betis terminó de amargar la noche llevándose la victoria en el derbi ante el Unicaja. Pese a la contundencia del golpe recibido, toca levantarse y seguir en la pelea. No queda otra.
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