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«Somos un buen equipo». Haris Delalic atiende la llamada de EL CORREO para hablar de su club, el Igokea, que aguarda con impaciencia el partido de esta tarde contra el Surne en el marco de la tercera jornada de la Basketball Champions League (BCL). « ... El Bilbao Basket nos motiva», avisa desde Bosnia, donde los hombres de negro llegaron ayer con la firme intención de buscar un triunfo que les otorgue virtualmente la primera plaza del grupo y el acceso directo a los octavos de final del torneo. El conjunto que compite en la localidad de Laktasi, en un pabellón con una capacidad de algo más de 3.000 espectadores, tiene mucho más juego que nombre. «¿Cómo somos? Físicos, un bloque atlético, porque nos gusta correr y practicar un baloncesto moderno. Se nos respeta en la ABA Liga -Liga Adriática, que engloba a los mejores de la antigua Yugoslavia- y en la BCL. El objetivo es pasar al Top-16», dice el ala-pívot.
No lo va a tener fácil el Bilbao Basket. El Igokea es bastante superior al Nymburk y también está por encima del Bahcesehir. Perdió en Turquía después de ir por delante más de 39 minutos y de sufrir un par de decisiones arbitrales incomprensibles. Cuenta con cuatro americanos en sus filas y jugadores locales con talento. Tiene la baja de larga duración de Mario Nakic, quien se rompió el cruzado, pero disponen de recambios de garantías y gente con muñecas letales. «Nuestro líder es Kendrick Ray», avanza Delalic sobre un hombre que jugó las ligas de verano con los Jazz y los Celtics. En Europa estuvo en Chequia, Israel, Francia, Turquía y Grecia y es una ametralladora. El Igokea jugó el lunes un durísimo partido de la ABA Liga contra el Estrella Roja y cayó en la recta final (70-76). Ray metió 24 puntos. «Es bueno».
respeto
También lo es Bryant Crawford, el base que construye el juego del Igokea. «Nos conecta a todos. Hace mejores a sus compañeros», le alaba Delalic. Sabemos cuál es nuestro papel y lo interpretamos. Tenemos buenas individualidades -subraya-, pero al final esto es un deporte de equipo. Importamos todos». El internacional bosnio explica que el baloncesto de su equipo se basa en una defensa agresiva y dura. «Todo parte de la propia pintura. Nuestro entrenador (Dragan Bajic) construye el bloque con un determinado perfil de jugador, que ante todo tiene que defender. ¿Por qué? Porque el talento está y en ataque siempre encontramos soluciones. Eso sí, si defiendes bien llegan los puntos fáciles».
Los dos equipos vienen de sendas derrotas: el Igokea cayó ante el Estrella Roja y el Bilbao Basket perdió ante el Baskonia. A Delalic le gusta el Surne. «Suelo seguirles mucho porque allí juega uno de mis mejores amigos, Emir Sulejmanovic. Han conseguido victorias importantes en la Liga Endesa y han hecho un buen equipo. Son incómodos en todas las posiciones. No podemos relajarnos porque sabemos quién viene. Son un buen equipo y jugar contra buenos equipos hace que mejores y quieras competir. Estamos motivados».
¿Cómo será defender a su mejor amigo? «Una cosa es el trabajo y otra la amistad. En la pista no hay cesiones», afirma Delalic.
La expedición del Bilbao Basket se pegó ayer un madrugón para completar un largo viaje. Los hombres de negro despegaron del aeropuerto de Loiu a las 6.55 horas en un vuelo regular con destino a Múnich, donde hicieron escala y cogieron otro avión rumbo a Zagreb. Allí, en la capital de Croacia, se montaron en un autobús que les llevó a su hotel de concentración en Banja Luka (Bosnia-Herzegovina), a 25 minutos del pabellón. Fueron otras tres horas de viaje por carretera para un total de más de ocho. El equipo se entrenó por la tarde y lo hará también hoy por la mañana.
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