![El Bilbao Basket empezó este lunes la pretemporada con un entrenamiento matinal en Miribilla.](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202108/09/media/cortadas/bilbao-basket-kQOG-RXgA5p6DHqoA7gZfe62EohM-624x385@El%20Correo.jpg)
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Casi tres meses después de salvar el pellejo en la última jornada de la ACB, con aquel contundente y celebrado triunfo ante el Joventut, el Bilbao Basket volvió a pisar ayer el parqué de Miribilla. Lo hizo con bastantes caras nuevas, no todas las que ... se esperaban, chavales de la cantera y refuerzos puntuales para completar las sesiones de trabajo hasta que estén todos lo que tienen que estar. Un total de 13 jugadores se pusieron a las órdenes de Álex Mumbrú, quien volverá a capitanear la nave vizcaína por cuarto año consecutivo, pero todavía faltan por llegar Jeff Withey, Drew Goudelock, Ángel Delgado y Ludde Hakanson, este último concentrado con la selección de Suecia. Los problemas burocráticos y de salud –Withey dio positivo por coronavirus y debe agotar el plazo de cuarentena correspondiente– han impedido a los dos americanos llegar a tiempo, al igual que al portento dominicano, afanado en resolver los requisitos administrativos, pero se espera que los tres aterricen en breve en la capital vizcaína. «Me encanta el equipo. Son los jugadores que queríamos tener», comentó el entrenador barcelonés, «ilusionado» con la plantilla y un nuevo reto en la Liga Endesa. Estará acompañado en el banquillo por Javi Salgado y Javi Rodríguez, quien ocupará el lugar de Lolo Encinas.
Antes del entrenamiento matinal, que dio comienzo a las 10.30 horas después de un rápido acondicionamiento de la pista, Álex Mumbrú, entrenador, Rafa Pueyo, director deportivo, y Jonathan Rousselle, capitán, dibujaron los primeros contornos de una estructura que debe ser ensamblada por el técnico catalán. Todos quieren vivir una temporada más tranquila que la pasada, en la que el objetivo se consiguió sobre la bocina, pero nadie se atreve a pronosticar lo que deparará la campaña 2021-2022. «Me encantaría tener una bola mágica para decir lo que nos va a suceder. Lo primero que vamos a hacer es prepararnos bien para lo que nos va a venir. El año pasado nos ocurrieron muchas cosas, pero ya está, está salvado. Pensamos en un nuevo curso, en las nuevas ilusiones y en jugar con público», se esperanzó Mumbrú, encantado de volver a fundirse en un abrazo con la marea negra. Las previsiones actuales hablan de un 20% del aforo, aunque todavía falta más de un mes para el comienzo liguero y los escenarios son cambiantes. En cualquier caso, al menos 2.000 fieles estarían en el estreno en casa del 23 de septiembre ante el Zaragoza.
El barcelonés aclaró que jamás ha pensado en moverse del banquillo del Bilbao Basket y recalcó que los «contratos están para cumplirse». Tenía varias 'novias', pero permaneció fiel a la dama de negro. Así que habló de «nuevos retos», enarboló la bandera de la «ilusión» y reiteró su obsesión de «jugar un buen baloncesto». Y también que la gente de la ciudad y de Bizkaia «sienta al equipo como algo propio. Intentaremos que los resultados deportivos sean los mejores posibles», prometió Mumbrú. Como suele ser habitual en el comienzo de cada curso, los cambios devuelven la imagen de un conjunto renovado, en el que solo siguen cinco jugadores de la temporada anterior: Rousselle, Hakanson, Rigo, Álex Reyes y Miniotas. Toca construir desde la base para encajar todas las piezas. El catalán está ilusionado. «Me encanta el equipo. Es el que hemos decidido tener. Dentro de sus posibilidades, el club ha hecho un esfuerzo para traer a los mejores que podíamos tener. Faltan tiempo y muchas horas de vuelo para intentar ser un equipo. Eso es lo más difícil: hacer un equipo en la pista».
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Con 31 años, Jonathan Rousselle es el veterano del vestuario junto a Goudelock. Volverá a llevar la batuta de la dirección en asociación con Rafa Luz, lo que colocará a Hakanson al puesto de escolta. El base fue operado del tendón de Aquiles en abril y todavía le falta para estar al cien por cien, pero llegará perfecto al comienzo de la Liga. Es lo que cuenta e importa. «Si mañana hubiera una final, la jugaría», aseguró el galo, quien está «muy contento de ser el capitán de nuevo». Verbalizó su deseo de que la temporada sea más tranquila que la anterior, de auténtico infarto, y advirtió de que el «trabajo» debe llevar a la calma. «Luego ya veremos lo que pasa, pero el objetivo es hacer una campaña diferente».
Al igual que Mumbrú, Rousselle puso el acento en la vuelta del público. El Bilbao Basket necesita alimentarse de la energía de la marea negra y todo indica que podrá hacerlo, aunque en porciones pequeñas. El regreso sería gradual y pautado en función de la evolución de la pandemia. «Será una gran diferencia», comentó en alusión al ruido del pabellón. «Necesitamos el apoyo de la grada, de nuestra gente, de mucha gente. No solo de un porcentaje». El francés está en la última fase de su recuperación y por fin se va librando del dolor. «Estoy deseando volver a ser un jugador de baloncesto», recalcó, impaciente por abrir las puertas de Miribilla a los seguidores. «Nuestra afición es casi perfecta. Para nosotros es un apoyo muy importante y seguro que ellos están con ganas de volver. Les necesitamos en los buenos y en los malos momentos», confesó el capitán.
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