Bilbao Basket 74-65 Le Portel

De volar a ganar con sudores fríos

Después de jugar contra el Andorra el pasado jueves y ante el Tenerife el sábado, con el viaje a Canarias incluido, el Bilbao Basket volvió a ponerse el traje europeo para recibir al Le Portel en el que fue su tercer compromiso en menos de una semana. Ni el día ni la hora eran precisamente perfectos porque mucha gente se quedó en casa viendo al Athletic frente al Barcelona en la Supercopa de Yeda (Arabia Saudí), por lo que acudieron al pabellón los irreductibles de la causa negra. Tocaba animar al equipo en busca del tercer triunfo de la segunda fase de grupos, undécimo seguido en lo que va de torneo continental o duodécimo si se computa el choque de la pasada campaña con el Chemnitz. ¿Esto qué suponía? Pues que si el Surne se imponía a los franceses quedaría fijada la nueva plusmarca relativa a los triunfos consecutivos en Europa. Ya la tienen. Tallaron la muesca número 12 y dejaron en obsoleto el registro de la campaña 2009-2010 (11). Hito.

Desde el salto inicial quedó claro quién era el jefe en la oficina, aunque la jerarquía cambió de bando en la segunda parte. El Bilbao Basket tardó en entrar en calor, al igual que su rival, pero cuando lo hizo fue para desaparecer en el horizonte. La única ventaja de los galos fue un 4-6 gracias a los tiros libres de Fevrier y una canasta de dos de Zoriks –los franceses solo hicieron seis puntos de juego en todo el primer cuarto–, un accidente corregido de inmediato con un parcial de 15-2 liderado por un magnífico Pantzar y Hlinason. Dragic apareció con un triple para liquidar el preámbulo con un 22-10 favorable a los vizcaínos.

Defendían de maravilla los hombres de negro, implicados en el rebote y los robos de balón. Recuperaron hasta cinco en el primer período y otros tres en el segundo. La intensidad era la adecuada y el acierto fantástico. Con subrayar que el Surne se fue al descanso con un 65,5% en tiros de campo, sin olvidar un increíble 71,4% en lanzamiento de tres –cinco de siete–, está todo dicho. Incluso se sumó a la fiesta Amar Sylla con cuatro puntos y un señor tapón, merecedor de un sonoro aplauso en Miribilla. El Leportel fue reducido a la mínima expresión por los locales, que dejaron a su rival en apenas 24 puntos en los 20 minutos iniciales.

Agarrados a la pista

Solo algunos despistes bajo el aro propio permitieron a Boyer coger rebotes y anotar, momentos de dispersión tontos que no impidieron a los de Ponsarnau despegarse en el marcador. Iban 15 arriba mediado el segundo cuarto (34-19) y un 11-0 de parcial fabricado entre Pantzar, Rubén Domínguez y Hlinason mandó al equipo a descansar con un reconfortante 47-24. Ventaja comodísima para gestionarla con oficio y criterio en la reanudación. Lejos de hacerlo, el equipo se desplomó sin llegar a caerse.

Pasar por la caseta sentó de pena a los hombres de negro, que encajaron un incómodo parcial de 2-10. De hecho, el equipo tardó casi ocho minutos en meter su primera canasta en juego. Hasta entonces, solo había facturado dos tiros libres de Frey. Semejante apagón en la ACB hubiera significado derrota segura y fea, con el certificado de defunción expedido, pero el Le Portel no supo castigar del todo la ceguera bilbaína. Sylla cortó la sequía con un triple y el Bilbao Basket entró en el período final 15 arriba (57-42). ¿Traducción? En el tercer cuarto solo fue capaz de meter diez puntos, ganado por los galos 10-18. Y hubo más.

De aquel 47-24 se pasó al 61-57, un parcial propio de Halloween de 14-33 participado por Nunge, Fevrier, Zoriks y Diawara, que sacó los sudores fríos al Surne. Entre Frey y Pantzar arreglaron el desaguisado y mantuvieron a los hombres de negro siempre por delante en el marcador. En una segunda parte sin energía y para olvidar, los bilbaínos supieron agarrarse a la pista, aguantar y hacerse con el triunfo. Los cuartos de final están más cerca.

Comparativa