Bilbao Basket 91-63 Kutaisi

Un juego de niños en La Casilla

La victoria estaba presupuestada, más asumida que la gripe en invierno, pero había que esperar para declarar de manera oficial la presencia del equipo en la siguiente fase de la FIBA Europe Cup a falta de una jornada para la conclusión de la actual –el Prievidza eslovaco estará la semana que viene en La Casilla–. Los hombres de negro volverán a integrarse en una liguilla de cuatro en la que, esta vez sí, la dificultad aumentará de forma exponencial. No habrá 'cenicientas' de la talla de Kutaisi y Balkan, rivales contra los que entrenar y probar cosas de cara a la ACB, sino que el tema se pondrá serio con contrarios potentes como Cholet –líder en Francia– y un clásico italiano como el Dinamo Sassari, a la espera de conocer también la identidad de uno de los mejores seis segundos clasificados. El Surne acabó con los georgianos sin necesidad de emplearse a fondo, sin Dragic y Gielo –el esloveno descansó y el ala-pívot viajó a Polonia para asistir al funeral de su abuela–, y regaló a la afición una noche plácida de baloncesto.

La muñeca de Domínguez

Y eso que el trámite nació torcido porque el Kutaisi salió respondón y el Bilbao Basket dormido, fallón, con más lagunas que Canadá. Los georgianos abrieron el marcador con un 0-6 y La Casilla empezó a animar a los suyos, a ver si les desperezaba. Lo hizo porque reaccionaron con un parcial de 9-0 que les puso en ventaja, aunque seguían con el punto de mira desviado y sin la energía y la intensidad necesarias. Para ganar hoy en día un partido de baloncesto en Europa, incluso contra rivales muy inferiores, se pide un mínimo de trabajo bajo los aros, piernas y defensa. Tardó en aplicar la fórmula el Surne, mal desde el perímetro –se fue al descanso con un 37,5% en tiros de campo y un 4 de 19 en triples (21%)–, cándido en el cuerpo a cuerpo y perezoso en el rebote. Tanto es así que perdió el primer cuarto (16-18) y fue en el segundo período cuando ordenó las ideas, se aplicó en las tareas de contención y metió la directa hacia un triunfo plácido.

El Kutaisi entendió el partido en clave de premio porque ya estaba eliminado del escenario continental y decidió jugar en ausencia de presión. Una canasta de Korsantia puso de nuevo a los georgianos por delante (24-26), pero entonces el Bilbao Basket apretó un poco, fabricó un parcial de 14-2 y cerró la primera parte diez arriba (38-28). El joven Rubén Domínguez dio un paso al frente y metió rápido diez puntos, con buenos porcentajes. Era el único que veía con cierta claridad el aro rival y no se le encogía la mano a la hora de clavarse más allá de los 6'75 y asumir responsabilidades. De hecho, dos de los cuatro triples del equipo llevaron su firma en los 20 minutos iniciales. El alero terminó como el máximo anotador (15) y con la segunda mejor valoración (19), solo superado por un siempre picapedrero de Pantzar (21).

Un quinteto inédito

No hubo más historia. El paso por los vestuarios devolvió a un Bilbao Basket avasallador y a un Kutaisi vacío, con todas las balas gastadas y menos energía que Utah en el apagón de 1981, que duró 138 días. Un parcial de 8-0 hizo que los vizcaínos se fueran para siempre y que no tardaran en alcanzar diferencias abismales. Varios jugadores del conjunto georgiano ya ni bajaban después de fallar o de ser taponados. El Suene atacaba contra tres o cuatro y hasta hubo ocasiones en las que De Ridder, Ali y compañía se cortaban a la hora de tirar de tres porque preferían elaborar y no terminar tan fácil.

Solo faltaba por saber cuándo pararía el contador el Surne y si Jaume Ponsarnau daría minutos a Chacón y Taboada. Lo hizo para el gozo y el disfrute de La Casilla, encantada de verles en el parqué. El Bilbao Basket acabó jugando ellos dos, Sylla, Domínguez y Kullamae. Ganar de mucho y gastar poco, cóctel perfecto.

Comparativa de los equipos