El Bilbao Basket se impone en el primer amistoso de la pretemporada

La cita en el polideportivo Emilio Amavisca de Laredo sirvió para conocer a la nueva plantilla del Surne, en la que más de la mitad de los jugadores visten este año por primera vez la camiseta del equipo vizcaíno. Con menos de dos semanas en entrenamiento, el choque contra el rival gallego ofrecería una visión a Jaume Ponsarnau de cómo se encuentran sus efectivos y de qué manera se llevan a la realidad las pocas cosas ensayadas hasta el momento.

Salieron primero a calentar a la cancha cántabra los hombres de negro, entre ellos algunos de los más jóvenes, como el pívot coruñés Carlos Taboada (20 años, 2,15 metros), que jugará cedido en el Zornotza . Ya una hora antes del comienzo del encuentro, el bombo y las gargantas de los miembros de la peña Hirukoa animaban las gradas del Amavisca. Antes del pitido inicial se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento de la madre del médico del Bilbao Basket, Javier Gil. Los niños Erik y Laia llevaron el balón del partido al centro de la pista.

Ponsarnau apostó de principio por la vieja guardia, los cinco que permanecen en el Surne de la anterior campaña: Pantzar, Kullamae, De Ridder, Rabaseda e Hlinason. Un triple de Kullamae y un canastón de De Ridder con giro incorporado fueron los primeros detalles aplaudidos por el público. El Coruña lanzaba de lejos sin mucho acierto, pero seguía de cerca al Surne en el marcador (11-8, tres minutos y medio para el final del primer cuarto) e incluso empató con una canasta de Brandon Taylor (13-13). El poderío de Marvin Jones en las alturas y sendos triples de Zoran Dragic y Pantzar brillaron antes de despedir los diez primeros minutos con 21-17 para los de Ponsarnau. Mientras el Surne había mostrado contundencia en los tableros, el Coruña imprimía rapidez y aplicaba un mejor juego colectivo.

Con dos robos y sendas canastas de Muhammad-Ali Abdur-Rahkman y de Pantzar despegó el segundo cuarto. En un duelo jugado a una velocidad enorme, los gallegos obtenían réditos de su circulación de balón con pases al poste bajo y a posiciones desahogadas en el perímetro (33-38, a cuatro minutos del descanso. Durante este periodo se constató la agilidad y el dinamismo de Marvin Jones pese a sus 213 centímetros. También las ganas de los hombres de negro por entenderse mejor en ataque, con continuos diálogos para corregirse y encontrar las grietas del adversario. Aumentó la intensidad defensiva del Coruña en el segundo asalto, que acabó con 37-40 a su favor, es decir, un parcial negativo para el Bilbao Basket de 16-23.

Tras el paso por los vestuarios, no bajó la intensidad de ambos conjuntos en ningún instante. El Surne fue apoyándose en los lanzamientos lejanos para no perder comba. Los triples de Rabaseda (42-41), triple de Gielo (45-43) y de Rubén Domínguez (50-47) brillaban en el marcador. Una bella asistencia de Dragic a Marvin Jones fue ovacionada por los reservas bilbaínos y desde las gradas. Pantzar, muy incisivo con sus penetraciones, mantuvo al máximo los latidos del Surne. Un tiro con paso atrás de Jones supuso el 61-57 y un nuevo impulso cargado de ánimos para los suyos. Esa tendencia continuó con un triple de Dragic, la autoridad de Hlinason cerca del aro y 66-57 que reflejaba el luminoso transcurridos treinta minutos de encuentro.

Espíritu colectivo

La efusiva celebración en el banquillo de una transición culminada por De Ridder demostraba la conjura interna del Surne por mejorar. Y lo hizo con determinación en el arranque del último capítulo, cuando fue cobrando ventajas por su mayor efectividad defensiva, por la lucha por atrapar todos los balones sueltos. Un alley-oop de Harald Frey a Jones, elegido MVP del duelo, suponía el momento estelar de los hombres de negro, que nunca cedieron hasta llevarse el triunfo con relativa comodidad en el último tramo (87-77), aunque el Coruña redujo las diferencias con tiros exteriores.

El choque en Laredo evidenció que los 'veteranos', los sobrevivientes del curso anterior, siguen en forma, y que los nuevos aportan y mucho al equipo. Buena dirección de Harald Frey, motivación y detalles de Gielo y Dragic e irrupción brillante de Jones. Sólo Muhammad-Ali estuvo más apagado dentro de un ambiente muy positivo por algunos detalles y el compromiso de todos los jugadores.