En el discurso de Jaume Ponsarnau hay una laguna temporal. Memoria selectiva, activada con toda la intención del mundo. Ha borrado del disco duro la derrota del miércoles contra el Igokea bosnio en la Basketball Champions League (BCL), dura por evitable, por lo que exige ... a sus jugadores que hagan lo mismo. Nada de lamentarse ni de regresar al pasado para fustigarse por una oportunidad perdida, sino mirada al frente y firme determinación de afrontar con garantías lo que se avecina. Y no es poco lo que aguarda a los hombres de negro a la vuelta de la esquina, donde asoma poderosa la sombra del Gran Canaria. «Son un equipazo», ha confesado el entrenador del Bilbao Basket este viernes en La Casilla, donde el equipo pule los últimos detalles de cara al partido de este sábado en Miribilla. Un pabellón que presentará una gran entrada y mejor ambiente, que sin duda aportará un extra de gasolina ante una de las revelaciones de esta Liga Endesa. Al frente, Jaka Lakovic, un viejo conocido que se sentó en el banquillo vizcaíno en la campaña 2017-2018 y ahora regresa vestido de verdugo. De los bilbaínos dependerá quitarle la capucha.
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El Gran Canaria solo ha perdido dos partidos en la ACB: contra el Unicaja, que va como un tiro, y el derbi ante el líder Lenovo Tenerife. Un 7-2 que habla a las claras del potencial de un club que ha invertido mucho dinero con el objetivo de pelear por metas nobles. «Tienen muchas capacidades para desbordar, crear ventajas. Están bien entrenados, cohesionados y con buena táctica. Es un equipazo», ha insistido Ponsarnau. «Vamos a tener que hacer las cosas muy bien para contrarrestar sus puntos fuertes, que son muchos». El catalán ha evitado referirse al choque ante los bosnios, de compleja digestión. «No recuerdo ningún partido que hayamos jugado (el miércoles)», ha deslizado en clave de humor pero con la clara intención de descargar a sus hombres de pensamientos negativos. «Estamos con el Gran Canaria. Esa es la mentalidad: pasar página. Ya aprenderemos del encuentro del Igokea, pero ahora nos preparamos para los canarios».
Los jugadores han captado el mensaje y parece que se han desembarazado de un recuerdo molesto, hiriente por inesperado. Están centrados en el conjunto isleño, que también viene de perder en Europa. Cayeron ante el Trento en Italia (75-72) y al igual que los hombres de negro buscan redimirse en la ACB. Los de Jaka Lakovic estarán unos 12 días sin pasar por casa porque el lunes fueron a Italia, ahora están en Bilbao y la semana que viene jugarán en Turquía frente al Turk Telekom en la Eurocup. El Surne pude sacar ventaja de esta situación, y más ante un pabellón que le llevará en volandas. Se habla de una asistencia de casi 9.000 personas, es decir, un Miribilla en pleno estado de ebullición. Otra buena noticia tiene que ver con el más que posible regreso de Hakanson, fundamental en el esquema de Ponsarnau. «Ha dado un paso adelante. Niko (Radicevic) aún no ha cogido el ritmo competitivo y está esforzándose al máximo, por lo que Ludde es necesario».
El Bilbao Basket necesita todas las armas a su alcance para hacer frente a un Gran Canaria en el que, además del técnico Lakovic, está otro viejo conocido como Damien Inglis. El francés ha cambiado la piel negra por la amarilla y tras nueve jornadas es el jugador más valorado de los isleños. Le sigue de cerca un entonado Nico Brussino, sin olvidar a gente como Miquel Salvó, John Shurna, AJ Slaughter, Khalifa Diop, Albicy, Vitor Benite... «No se si habrá otros años en los que han hecho inversiones más altas. El equipo está muy bien hecho. Son ajustados, sólidos, equilibrados, sin fisuras. Eso les hace muy buenos». Pero el Surne juega en el infierno, donde se han derretido bloques aún más potentes. «Queremos seguir siendo fuertes en casa. Sabemos que es necesario. En Zaragoza hubo un mini Miribilla. Con nuestra gente somos más fuertes y encontramos lo mejor de nosotros». ha sentenciado el técnico del Surne.
Su opinión la comparte Nikola Radicevic, quien tras cuatro semanas entre algodones trata de recuperar el pulso competitivo y tirar del equipo. «No tengo ninguna duda de que Miribilla nos va a ayudar. Estará lleno. Nosotros tenemos que hacer nuestra parte, que es jugar duro y con energía». Al serbio aún le falta para estar perfecto físicamente, pero trabaja sin descanso con la intención de librarse del dolor y practicar su mejor baloncesto. El base es consciente del potencial del Gran Canaria y de su plantilla, plagada de gente con experiencia internacional. «Juegan muy bien. Será un partido difícil, un reto para nosotros. Competiremos», ha asegurado, convencido de que el Bilbao Basket dará su mejor versión.
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