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Bilbao Basket 80-74 Girona
Al Surne le toca el premio gordo del triunfoJornada 15 ·
El Bilbao Basket se impone en un duro partido al Girona gracias a una gran versión de Renfroe, Pantzar y Killeya-JonesSecciones
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Bilbao Basket 80-74 Girona
Al Surne le toca el premio gordo del triunfoJornada 15 ·
El Bilbao Basket se impone en un duro partido al Girona gracias a una gran versión de Renfroe, Pantzar y Killeya-JonesEn el día de la lotería, al Bilbao Basket le tocó el premio gordo en forma de victoria. Lo necesitaba como el comer, como el aire que respira, por fin sostenible y solvente en los momentos finales para tumbar este viernes al Girona en un ... durísimo encuentro. Los hombres de negro pasaron por todos los estados de ánimo hasta arrojarse a los brazos de la felicidad, una sensación que escaseaba en las últimas semanas en la franquicia de Miribilla. Liderado por un descomunal Alex Renfroe (20 puntos, 7 asistencias y 2 rebotes), apoyado por las buenas versiones de Sacha Killeya-Jones (19 puntos) y Melwin Pantzar (11 puntos, 3 rebotes y 3 asistencias), el Surne sumó su sexta victoria de la temporada y respiró aliviado. A falta de baloncesto en muchas fases del choque, los vizcaínos tiraron de carácter y personalidad para regalarse una plácida Navidad.
Era otra cita con la tranquilidad, una nueva oportunidad de reencontrarse con la victoria y tomarse un respiro. Oxígeno para pensar bien y jugar mejor. Enfrente estaba un Girona atómico, un equipo que fundamenta su baloncesto en la velocidad, las carreras y el físico. El Bilbao Basket conocía las virtudes de los catalanes, uno de los bloques con las transiciones más rápidas de la ACB junto con las del Manresa, que llegaron a Miribilla con la intención de apurar sus opciones coperas. Cayeron tumbado por un rival más hambriento y necesitado. Los hombres de negro peleaban por un triunfo liberador, de los que rehabilitan, calman e insuflan confianza. Ya lo tienen. Ponsarnau empezó con Pantzar en el quinteto inicial en detrimento de Renfroe y el equipo interpretó muy bien el primer cuarto, sobre todo Killeya-Jones, acertado desde el triple y móvil en la pintura. El reaparecido Hlinason dio buenos minutos en defensa y el Surne se marchó cinco arriba (20-15), la misma distancia con la que clausuró este período.
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Todo iba según el guion escrito por Ponsarnau, hasta que el Bilbao Basket desapareció en un segundo cuarto en el que los visitantes cambiaron su defensa. Más que desaparecer dejó de defender, atacaba peor y elegía mal no, lo siguiente. Tanto que el Girona firmó un parcial demoledor de 0-16 que les puso 12 arriba e hizo sonar unas alarmas que se escucharon en Arangoiti. Del 22-17 se pasó a un preocupante 27-39. Los bilbaínos solo metieron cinco puntos –un triple de Killeya-Jones y una bandeja de un desacertado Smith– en ocho minutos. Iroegbu y Marcos castigaban sin piedad, dúo al que se unió Susinskas con dos triples limpios. El rebote no funcionaba –¡ninguno ofensivo hasta el tercer cuarto!– y tiradores como Smith, Reyes y Kullamae veían el aro del tamaño de un anillo. No les entraba nada, ni los lanzamientos liberados, de entrenamiento. Lo mejor fue llegar al descanso solo seis abajo gracias a una pequeña reacción en forma de un 5-0 (34-40).
Raza y sangre de De Ridder
El paso por los vestuarios sentó de maravilla a los hombres de negro. Regresaron con las pinturas de guerra puestas. Smith y compañía seguían sin funcionar –entre la 'mano invisible', Kullamae y Reyes metieron tres de 26 tiros de campo–, pero dieron un paso adelante De Ridder, Killeya-Jones, Pantzar y el hombre que lideró la reacción, Renfroe. El joven belga enseñó cómo se lucha por la vida, por respirar, dejándose el alma en el parqué. Hasta Sergi Martínez le abrió la ceja y los árbitros mandaron seguir, pero con el 'challenge' tuvieron que pitar antideportiva. Miribilla gritó más que nunca «¡follow De Ridder!», con el jugador bañado en sangre. A partir de aquel momento, los locales jamás dejaron de mandar en el marcador. El Surne firmó un esperanzador 13-0. Apareció la versión más batalladora de Pantzar, quien llamó a la rebelión con seis puntos seguidos y una actitud de matrícula de honor. Gracias a este arrebato de raza, gestionado luego por el base americano con pasaporte bosnio, los de Ponsarnau se pusieron por delante (50-48). Dos arriba cerraron también este período, en el que el equipo demostró que puede y quiere (58-56). Defendieron con todo y pese a las innumerables carencias ofensivas, sobre todo desde el perímetro –7 de 28 en triples– regresaron para enterrar al Girona.
Quedaba un mundo, diez minutos, y el temor de cómo los jugaría un equipo acostumbrado a perderse en los momentos clave. No lo hizo esta vez el Bilbao Basket. Un triple de Andersson, un dos más uno de Renfroe y otra canasta de Hlinason a falta de 1'42 (74-67) -bien el islandés en sus labores de intimidación y generación de espacios para sus compañeros- certificaron un triunfo de incalculable valor. Ya son seis a falta de dos jornadas para cerrar la primera vuelta.
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