El Bilbao Basket despide a Balvin como «uno de los mejores pívots de nuestra historia»

Los hombres de negro se quedan sin su pilar. Ficha por los Gunma Crane Thunders, campeón de la segunda categoría del baloncesto nipón y que ha ascendido a la B1. Los rectores de la entidad de Miribilla daban por perdido a un pívot que se había revalorizado esta temporada, que se ha convertido en el segundo deportista con mayor valoración de la Liga Endesa. Asumían que iba a contar con suculentas ofertas, y más al terminar contrato el 30 de junio. Y así ha sido. No obstante, según fuentes consultadas por este periódico, el equipo del Bilbao Arena se guarda sus derechos por si, en un futuro, regresa a la ACB.

El milagro del Bilbao Basket esta campaña sería imposible de entender sin Balvin, tampoco la clasificación para la Copa del Rey de 2020. A pesar de que estuvo dos meses fuera de la canchas por una lesión en el tobillo que se produjo con su selección, el checo se ha convertido en un factor esencial en la salvación del RETAbet. Fue el segundo jugador mejor valorado de la fase regular, con 19,5 créditos de media, solo por detrás de Giorgi Shermadini, y se convirtió en el dueño de las pinturas: el que más rebotes de media atrapó en toda la temporada, 8,6 por encuentro. Su influencia en el juego del equipo era total, por eso, cuando se infectó con coronavirus antes del maratón final, las esperanzas de permanencia se desvanecieron. Parecía que todo se iba al traste, que el descenso a la LEB Oro era una triste realidad.

Pero el internacional con su combinado –ahora está concentrado con su equipo nacional para un torneo preolímpico que arranca en un par de días– solo se perdió uno de los cinco encuentros de este carrusel hacia la vida. El primero, la derrota ante el Herbalife. Ahí también entró en juego la capacidad de Alex Mumbrú para dosificarle, para saber darle los respiros necesarios a un 'cinco' que estaba bastante tocado por las secuelas de la enfermedad. Y celebró la permanencia como si fuera un título. Feliz, sonriente, compareció sin camiseta en la sala de prensa de Miribilla. Y se despidió de Bilbao, una villa con la que se ha mimetizado, y de la afición con un juego en el que dejaba camisetas firmadas en determinados puntos. Él sabía que iba a ser difícil quedarse. Igual que la cúpula de los hombres de negro.

Ya se marcha a Japón. Ya estuvo tentado con una suculenta oferta de China, cercana al millón de euros –muy similar a la nipona–, pero ha preferido acudir a un equipo que ha ganado la segunda categoría del baloncesto nipón y ha promocionado a la máxima división. Solo ha sufrido cinco derrotas en 57 encuentros (cuatro en la fase regular y uno en el play-off), y se ha ganado el derecho a jugar entre los mejores de la liga japonesa. Y allí estará Balvin. «Muchísima suerte en tu próximo proyecto. Eres un MIB forever», le dedica el club de Miribilla.