El final del partido en Miribilla se ha convertido en una auténtica fiesta. Sin público en la grada pero con la alegría de los jugadores, que no han parado de abrazarse. Tampoco han faltado las botellas de champán descorchadas para bañar a jugadores, cuerpo ... técnico e incluso directivos. El organizador de la fiesta ha sido Jonathan Rousselle, el primer en abrir una botella y regar al resto de la plantilla. Tampoco se han librado Predrag Savovic, director general del Bilbao Basket, ni el entrenador, Álex Mumbrú, que han entrado en el vestuario y abrazado a los jugadores.
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El técnico catalán, cuyo futuro está pendiente, ha tenido unas palabras para los suyos. En inglés les ha dado las gracias por el esfuerzo realizado, «por vosotros y por los aficionados». «Sois muy grandes», les ha soltado antes de que todos se fundieran en un enorme abrazo.
La plantilla también ha salido al exterior del pabellón de Miribilla, donde decenas de seguidores esperaban al equipo para felicitarles por la gesta de haber salvado la categoría cuando hace apenas unas semanas todo parecía perdido.
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