Bilbao Basket 90-63 Balkan

Sesión de baño y masaje en Miribilla

Conviene recordar que los muchachos de Ponsarnau llegaron al partido ya clasificados como primeros de grupo. La victoria del Oporto el día anterior contra el Gottingen –los alemanes ni se aproximaron a la versión que ofrecieron ante los vizcaínos– confirmó el liderato del Surne, que se verá las caras con el Legia polaco en los cuartos de final. Aún así, los búlgaros no podían salir con vida de Miribilla porque la diferencia de calidad entre ambos equipos era sideral y porque convenía meterse entre los ocho mejores con el mejor balance posible de cara a unas hipotéticas semifinales. Cuantos más triunfos, más opciones de volver a jugar el choque de vuelta en casa. Algo fundamental a estas alturas del torneo. Dicho y hecho. Los vizcaínos hicieron los deberes sin apenas sudar y sellaron su salvoconducto con un balance de 5-1 en la fase del Top-16.

Lo vio tan fácil el Bilbao Basket que no tardó en relajarse y levantar el pie del acelerador. Error. A nadie se le gana sin intensidad y andando. Ponsarnau cumplió con lo que dijo en la previa y dio minutos a gente que habitualmente juega poco. Reyes abrió el partido con un par de triples y una canasta de dos, también De Ridder empezó acertado, Tsalmpouris se movía en el poste bajo –sí, lo han leído bien– y Pantzar anotaba y jugaba a placer. 7-0 en un abrir y cerrar de ojos. Entonces el Balkan se clavó en la línea de los 6,75 y comenzó a vivir del perímetro. Metió cinco triples en el primer cuarto. Pishtikov convirtió dos seguidos y luego se sumaron Dimitrov, Sotirov y Minchev. Del apacible 18-9 se pasó a un curioso 22-23. Un parcial de 4-14 que suavizó Kullamae para ganar los diez minutos iniciales. La superioridad local era manifiesta, solo había que ponarla en el parqué.

Sentencia

Rigo aprovechó su tiempo en el segundo cuarto para clavar dos triples casi seguidos. Aplaudía todo el banquillo de los hombres de negro y también Renfroe y Andersson, quienes se quedaron fuera de la convocatoria. Descanso para el base y el ala-pívot. En cuanto subía un poco el ritmo, el Surne se iba, pero enseguida bajaba de revoluciones aburrido de verlo tan fácil y el Balkan se pegaba como una lapa. Incluso se colocó por delante tres veces antes del descanso. Minchev, Pishtikov y Grozev sumaban 26 de los 38 puntos búlgaros. Los vizcaínos pararon el contador en los 42 –sobresalía Reyes con 10– tras una primera parte a medio gas. Tocaba sentenciar.

En cuanto se ajustaron el cinturón y colocaron los espejos, los hombres de negro volaron. Salieron del vestuario con un 22-4 que sentenció el partido. Hlinason y Hornsby abrieron el boquete en el casco del Balkan por el que entró un océano. Sobraron muchos minutos del partido. El Bilbao Basket llegó a ponerse 32 arriba (90-58), la misma diferencia con la que ganó en Bulgaria. Al final ganó de 27. Misión cumplida en un ambiente familiar y de extrema tranquilidad. Nada que ver con lo que se espera el domingo, día en el que Miribilla tiene que ser más infierno que nunca ante el Valencia.