Los otros aspirantes al trono

Alcoba sabe lo que quiere hacer, pero el guion será susceptible de ser retocado, permeable a las necesidades del partido y en función de lo que demande el Bilbao Basket. «Jugar ante 10.000 personas va a ser increíble y merece la pena competir en un pabellón como Miribilla, aunque sea contra el favorito y en su casa». El técnico melillense concede la ventaja a los de Mumbrú, pero advierte de que las «fuerzas están más equilibradas de lo que se piensa». «Tenemos recursos para intentar ganar, dispondremos de nuestras oportunidades y trabajaremos para aprovecharlas. Ellos son los grandes favoritos –insistió– y estamos obligados a hacer un partido completo».

Puso por las nubes a los hombres de negro –«buena plantilla, compensada, con juego en todos los puestos y gente de primer nivel»–, pero confía en su equipo y en el baloncesto que quieren llevar a Miribilla. «Pretendemos ser agresivos en defensa y hacer que el rival no esté cómodo, aprovechar las ventajas y ser directos. Cultivamos un juego rápido y fluido y tratamos de generar dudas al contrario».

El entrenador del Melilla reconoce que Caleb Agada es la gran figura de su bloque, un escolta que ha promediado 18 puntos, 7 rebotes y 4 asistencias en el play-off. «Es muy completo. En las situaciones de robo y contrataque es de los mejores de la LEB. Vive de ello». Pero no es el único que hace daño. «Los exteriores Franch y Urtasun generan mucho bloqueo directo y tiro, son mi prolongación en el campo, y los interiores como Gjuroski y Gilling pueden definir en el uno contra uno».

Es bilbaíno y va a buscar el milagro del ascenso en la ciudad que le vio nacer. Gonzalo García de Vitoria comanda a un Ourense que ha roto todos los esquemas y se ha colado en la Final Four de Miribilla, donde en las semifinales se verá las caras con el potente Iberojet Palma. «Estamos de invitados y vamos a intentar liarla», comenta en una interesante charla con este periódico el hombre que construye un baloncesto de autor. «Al final se han cumplido los pronósticos. Había cuatro equipos con presupuestos por encima del millón y tres de ellos están en la final a cuatro. ¿El que falta? El Betis ya está arriba. Nosotros no llegamos ni a 500.000 euros», expone el preparador vizcaíno.

García de Vitoria relata que el objetivo inicial del Ourense era «conservar la categoría». Pero el equipo fue creciendo conforme avanzaba el campeonato y acabó la fase regular séptimo, con un balance de 20-14. Tocaba un cruce durísimo contra el Oviedo –cuarto con un 22-12– y nadie, o pocos, daba un duro por ellos. «Incluso en nuestra ciudad. Todo el mundo decía que era imposible». Los gallegos metieron un 3-0 a los asturianos, con el factor cancha en contra y sin su base titular, mientras que las otras tres series se resolvieron en cinco partidos. «El equipo tiene alma, espíritu», dice el artífice de la clasificación.

El entrenador del Ourense relata que «somos un equipo que trata de destruir defensivamente al rival a través del 'scouting' y las trampas defensivas. En el ataque contamos con referencias claras y damos libertad a los jugadores». Cuando se le pide que destaque a algunas de sus figuras, las que soportan el peso de la estructura que lleva meses construyendo, el técnico vizcaíno recita de memoria. «Vidal es nuestro base generador, con mucho talento ofensivo. Jhornan Zamora destaca y posee una gran capacidad anotadora –el alero promedia 17 puntos en el play-off–, Ott, Van Wijk y Rozitis aportan constancia, al igual que Watson, al que tuvimos siete semanas lesionado».

García de Vitoria asume que el Iberojet es el favorito en su semifinal –«está hecho para ascender»–, pero no se olvida del Bilbao Basket. «Le veo con posibilidades desde que empezó la liga. Ha demostrado que en momentos clave y ante su afición lo saca todo adelante. Y habrá 10.000 tíos en la grada. Igual se queda pequeño y habría que jugar en San Mamés», dice divertido.

Hay una percepción casi unánime de que el Iberojet Palma es un equipo construido para dar el salto a la ACB y que su presencia en la Final Four se daba por descontada. Los baleares necesitaron de cinco partidos para imponerse al Granada en el play-off y ahora llegan con la mirada afilada a Bilbao; eso sí, sin ningún exceso de confianza. Así lo asegura su entrenador, Félix Alonso, quien pide respeto para su rival Ourense –«tienen mucho mérito y un gran técnico»– y recuerda que «todo el mundo le quería en los cruces. Resulta que le metieron un 3-0 al Oviedo. Existe la cocina de autor y el baloncesto de autor, y ahí está Gonzalo (García de Vitoria)», elogió a su colega del banquillo.

El técnico leonés huye de la euforia y recuerda el génesis de esta Final Four. «Hemos conseguido ser un equipo. Empezamos como un grupo de personas con una misma camiseta y bastantes dudas, y ahora somos un bloque que por momentos juega buen baloncesto». Alonso subraya que «nuestra fortaleza es el grupo y el juego coral en el ataque, donde participa todo el mundo. El salto de calidad llegó cuando aumentaron la intensidad y el compromiso defensivo. Solo nos han metido una media de 61 puntos por partido en la segunda vuelta. Ajustamos la defensa y tratamos de correr cuando se puede, aunque buscamos atacar con control».

El preparador del Iberojet intenta poner el acento en la solidaridad y el baloncesto gremial de los suyos, pero hay un jugador que brilla con luz propia en el conjunto balear: Fran Guerra. «Es el pívot ofensivo más importante de la competición», advierte Gonzalo García de Vitoria, quien está pensando fórmulas para frenar al gigante canario. Un hombre que ha promediado 13 puntos, 8 rebotes y 3 asistencias en la liga regular, cifras que ha calcado en los cinco duelos del play-off. «Todo el mundo le conoce», admite Alonso.

Solo tiene entre ceja y ceja al Ourense, del que no se fía ni un pelo, y evita referirse a una posible final contra el RETAbet por una cuestión de «respeto» hacia su primer rival. Eso sí, el Bilbao Arena le apasiona. «Nosotros pedimos también la Final Four, pero debía ser Miribilla. No hay una pista así en la liga. Es un lujo para la LEB Oro, al igual que su afición. No hay un escenario mejor».