![El alto precio de un mal comienzo](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202010/12/media/cortadas/opi-madina-kd0H-U120433518944Yb-1248x770@El%20Correo.jpg)
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No pudo el Bilbao Basket seguir en Badalona el camino marcado la pasada semana ante el Obradoiro. El Joventut de Carles Duran, que ha logrado armar una plantilla más que interesante, fue muy superior en los primeros minutos y más sólido en los momentos decisivos. ... Los de Alex Mumbrú, por su parte, pagaron caro un muy mal primer cuarto y, pese a la conocida capacidad de este equipo de mantenerse dentro de los partidos en cualquier situación, las pérdidas de balón y el desacierto en el tramo final les impidió lograr la segunda victoria.
El primer cuarto no fue por los derroteros que interesaban al Bilbao Basket. Partido de guante blanco o pacto de no agresión. Podemos buscar distintas expresiones que definan diez minutos en los que entre ambos equipos hicieron seis personales. Cuando tu rival anota un 80% de los tiros de dos y más de un 60% de triples para alcanzar los 33 puntos, no llegar ni al bonus parece poco comprensible. Pues eso le sucedió a un desnortado Bilbao Basket que, visto el desarrollo posterior del encuentro, pagó muy cara su falta de agresividad en el inicio. Los locales, con un acierto enorme de cara al aro, se encontraron comodísimos y sembraron lo suficiente para poder después gestionar esa ventaja a lo largo del encuentro.
Tuvieron que ser Reyes y Rigo, lástima la lesión del escolta balear, los que prendiesen la mecha de la reacción bilbaína al comienzo del segundo cuarto. Cortada la hemorragia, tocaba ir suturando la herida poco a poco. Con Zyskowski tomando responsabilidades y los porcentajes de los locales bajando hasta número más terrenales, el Bilbao Basket se fue metiendo en el partido. Sin atosigar demasiado en el marcador al Joventut, pero dando ya una sensación de igualdad en el juego y de poder pelear por la victoria. Los de Mumbrú fueron creciendo y superaron a los catalanes en el segundo y tercer periodo, mejorando sus prestaciones defensivas y agradeciendo la aparición de Jaylon Brown después del descanso. Un mate en contrataque del escolta norteamericano al comienzo del último periodo redujo la ventaja local hasta los dos puntos e hizo crecer las esperanzas en una victoria bilbaína. Pero apareció entonces el talento de Dimitrijevic que, con 8 puntos seguidos y una asistencia, firmó un 10-2 de parcial que a la postre sería definitivo. Con la gasolina ya más que justa, ir todo el partido a remolque es lo que tiene, los de Mumbrú intentaron recortar diferencias. Pero con el triple como arma casi exclusiva en los minutos finales, el 1 de 8 desde esa distancia que firmaron en el cuarto final les condenó.
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