Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
«Con seis años empecé a botar el balón y sigo haciéndolo. Ahora enseño a otros». Cuando al llegar a los dos metros y dos centímetros de altura Álex Mumbrú dejó de crecer, su sombra siguió alargándose. Hoy, tras 21 temporadas en la élite del ... baloncesto y un campeonato del mundo, es el entrenador del RETAbet Bilbao Basket. Un barcelonés de 40 años que se siente «un vizcaíno más». En el documental 'Alex Mumbrú, la evolución de un gigante', presentado en San Mamés por LaLigaSportsTV, su compañero de selección Felipe Reyes le define así: «Le llamamos el 'papanatas' porque siempre estaba de broma. Era el compañero que todos queríamos tener».
El documental rescata en la voz de Reyes una vieja historia: «Dos noches antes de la final del Mundial 2006 lo pasamos genial con él. En esa velada empezamos a ganar el oro contra Grecia». Mumbrú fue uno más en aquella 'generación del 80', junto a Gasol, Navarro, Reyes... Chicos de oro. «Era el primer año que iba a la selección y acabamos como campeones del mundo. Con el tiempo, cuando te retiras, te das cuenta de que has hecho algo grande», recuerda el técnico del Bilbao Basket, rodeado en la sala VIP de San Mamés por sus jugadores, miembros de la directiva, familiares y amigos a los que se suman Iago Herrerín, portero del Athletic, y Aitor Elizegi, presidente del club rojiblanco.
Felipe reyes, jugador del real madrid
Las escenas sueltas del documental tienen como hilo común la emoción. Mumbrú se mira en la pantalla, en el espejo. A su lado, Josep, su padre, hace memoria. «Le apuntamos al baloncesto para que hiciera algo. La cancha estaba a cinco calles de casa», rebobina. Se traslada a aquellos primeros partidos. «Álex no destacaba en nada, salvo en la ilusión, Salía de casa botando la pelota. Empezó con el infantil del Joventut. Hasta que le ofrecieron un contrato profesional. Eso nos derrumbó porque no queríamos que su vida fuera eso», confiesa Josep.
Pero las puertas de este deporte se abrieron a su paso. Las derribó. «Era grande pero no el más talentoso. Tenía que jugar al 300% para competir con los otros», confiesa Mumbrú. Aprendió a hacer mejor lo que sabía y a dejar a los demás lo que peor hacía. Se convirtió en imprescindible en el Joventut, el Real Madrid y el Bilbao Basket, su destino final. «A él le gusta el mar. Encajó bien en Bilbao», apunta Josep Mumbrú.
Subido a sus hombros, el conjunto bilbaíno vivió sus mejores días, hasta que justo en la temporada de su despedida llegó el descenso. Manos a la cabeza. «Entonces -recuerda el directivo Carlos del Campo- necesitábamos gente comprometida con este club. Álex demostró su compromiso». Y asumió la dirección técnica del equipo, al que ascendió y devolvió a su lugar.
En el domumental, Leiva, músico y amigo de Mumbrú, aporta un torrente de recuerdos que erizan la piel. No olvida el momento del ascenso. La liberación. La deuda saldada con un público único. «Fue emocionante. El Bilbao Basket es un equipo muy especial, con unos valores especiales, con una afición que lo vive de forma muy especial», define el cantante.
Mumbrú sigue al timón del club. «No podría vivir sin el baloncesto». Estaba destinado a ser entrenador, a continuar alargando su sombra. «Cuando jugaba iba con la libreta apuntando cosas». Hoy aplica esos apuntes desde su altura de gigante.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.