El 'secreto' de las mujeres españolas para la longevidad: hablar mucho

En España, la esperanza de vida de las mujeres ha alcanzado los 86,5 años, solo superada por la de las japonesas. «Viven mucho, porque hablan mucho». Así lo manifestó este martes el profesor de Psiquiatría y miembro de la Academia de Medicina de Nueva York, Luis Rojas Marcos, que acudió a la Fundación MAPFRE para dar unas claves sobre cómo influye la actitud y fortaleza mental en nuestra calidad de vida al ir cumpliendo años. Su ponencia se enmarcó en el Seminario Académico 2022 sobre Economía y Longevidad, organizado por Fundación MAPFRE y la Fundación Gaspar Casal. He aquí algunas de las pautas del psiquiatra, aplicables a cualquier edad pero especialmente importantes al hacernos mayores:

«La persona que tiende a comunicar y a relacionarse tiene ventajas en muchos sentidos; es mi teoría». También llevó la comunicación a un plano íntimo y dijo ser partidario de que las personas hablemos con nosotras mismas. «No se ha prestado atención a la importancia de hablar solos. De niño, yo era muy hiperactivo», recordó. «No interrumpas, da las gracias, exprésate bien, me repetían. Nunca me dijeron: cuando te hables, háblate bien, con cariño».

Para sentirse bien en todos los planos, destacó la importancia del ejercicio físico regular: «Te provoca la vida y añade vida a los años».

Hace 20 años que se dedican recursos a estudiar el optimismo. Este ese rasgo conecta con la esperanza, con «pensar que lo que deseamos va a ocurrir». Es fundamental; sin ella, explicaba un profesor, «no hay nada», de ahí que la depresión sea una enfermedad especialmente preocupante, porque nos afecta a todos, niños y mayores, y te roba la esperanza.

Durante la ponencia, Rojas Marcos aludió a sucesos internacionales de han marcado los últimos años -el 11-S, la pandemia...- que ha puesto en jaque la resistencia de todos. «Su impacto más terrible es que ha dañado nuestro sentido de futuro. Más de la mitad de lo que decimos tiene que ver con el futuro. ¿Qué voy a hacer en verano, cuando mi hija tenga sentido común, cuando ahorre?». Preguntas a las que la incertidumbre y la vulnerabilidad roban el sentido de futuro, «y esto impacta dramáticamente en la persona», resumió. «La felicidad a largo plazo es compleja; todos queremos estar bien aquí y ahora. Cómo enfoquemos [el presente] va a ser un factor importante y se aplica a cualquier edad.

Aprender a envejecer bien implica adaptarnos a los cambios, estar informados -con rigor- y comprender que es natural que a partir de los 60-65 año pueda, en un momento dado, empezar a fallar la memoria. No tiene que ver con la demencia, aseguró.

«Cuando ayudamos a escapar a otro resistimos mejor el pánico. Esto es una defensa muy útil, porque nos ayuda a no entrar en pánico». El psiquiatra recordó que la realización de una hora de voluntariado a la semana ayuda a dormir, mejora el humor y la vida en general.

Por último, abundó en la importancia de las relaciones afectivas a la hora de vivir. «He conocido a personas de gran éxito en su vida (deportistas, hombres de negocios, artistas) que llegan a un momento en el que dicen: yo no tengo amigos», explicó aludiendo a la ausencia de felicidad en quienes aparentemente lo tenían todo... menos cariño. Con la edad el futuro va perdiendo sentido, pero la memoria autobiográfica es muy sabia. El cerebro suele seleccionar lo bueno de lo que hemos vivido. Eso suele ocurrir en la mayoría de las personas cuando se les pregunta si pueden escoger veinte recuerdos. Van a los positivos. «Y si hay alguno que solo recuerda los negativos le doy mi tarjeta», bromeó. Y en esos momentos felices, están nuestros seres queridos, nuestros amores y amistades.

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