¿Cuántas raciones de carne semanales son buenas para ti y para el planeta?

Las recomendaciones de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) sugieren que no es aconsejable superar las cuatro raciones semanales de carne. Y en el caso de la roja, esta se debe reducir a dos veces por semana. Cantidades que los españoles respetan según la última encuesta de IMOP-BERBĒS, realizada entre el 31 de enero y el 5 de febrero de este año, ya que el texto sugiere que un 75% de los ciudadanos se encuentran dentro de estos parámetros.

En lo que sí suspendemos los españoles es en la cantidad total que ponemos en las raciones. La Encuesta nacional de Alimentación ENALIA apunta a que la población consume de media 756 gramos a la semana. Una cifra alejada de los 500 que recomienda la entidad española y la Organización Mundial de la Salud.

Una dieta equilibrada unida a la práctica habitual de ejercicio es una de las mejores garantías para mantener un estilo de vida saludable. Pero, no nos engañemos, España es un país en el que la carne tiene mucho peso y forma parte de innumerables platos de nuestra gastronomía. A esto hay que añadir que siempre resulta mucho más sencillo llegar a casa y hacer un filete a la plancha que ponerse el delantal y elaborar comidas más sencillas.

Para atajar estos problemas, el investigador Toni Massanés sugiere utilizar la creatividad para suplir ese «placer» que supone la carne marcada. «Ese umami tan buscado se puede encontrar en productos como los tomates o las setas, acompañadas de salsas fermentadas que aportan más sabor». Y no olvidarnos del poder de las especias: «Antes se solía especiar más, pero ahora hemos perdido esa costumbre que sería bueno recuperar para dar más sabor a los platos». Así, unas verduras a la plancha con estas técnicas pueden llegar a sustituir al filete a la hora de mantenernos dentro de los parámetros aconsejables de consumo.

Por otra parte, Massanés puntualiza que reducir el consumo «no significa dejar de comer carne». Una afirmación con la que coincide el responsable de Agricultura de Greenpeace, Luis Ferrerím que asegura que «no se trata de dejar de comer carne, sino disminuir el consumo para que la actividad sea más sostenible».

Los modelos de producción ganadera han copado varias portadas en los últimos meses por la polémia desatada a raíz de las declaraciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón, cuando criticó las macrogranjas como vía para cubrir las necesidades de consumo nacional y de las exportaciones.

En este sentido, Ferrerím asegura que la ganadería instensiva es una vía insostenible para satisfacer los niveles de producción actuales, ya que contribuyen en gran medida a la contaminación en los terrenos españoles: «Uno de los efectos más tangibles es la contaminación del agua por nitratos, cuando los excrementos de los animales se filtran a los acuíferos. Asimismo, la mayor parte de emisiones de metano y amoniaco provienen de estos lugares». Aunque, Ferrerím insiste en no demonizar al sector, sino apostar por alternativas sostenibles a la hora de adquirir carne: «Nosotros apostamos por la ganadería agroecológica y por el consumo de carne para complementar nuestra alimentación, ya que entendemos que la actividad ganadera es fundamental dentro del sector agrícola».

El responsable sentencia que el estilo de producción basado en la ganadería intensiva es un símil de «una fábrica que quiere producir mucho, rápido y al menor coste». Por lo que la vía sostenible pasaría por adquirir los productos en un comercio de proximidad, con el que favorecer a los pequeños y medianos productores que apuestan por una forma de ganadería extensiva.

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