El Zenit autoriza a todos sus integrantes extranjeros a regresar a sus países

Nappier fue el primero y los lituanos Kuzminskas y Gudaitis posiblemente también estén ya de camino a casa. Otros que tienen permiso para regresar a sus casas son Tyson Carter, Jordan Loyd, Billy Barron, Conner Frankamp, ​​Alex Poythress, Mateusz Ponitka, Jordan Mickey, por lo que el cuadro ruso se quedaría sin efectivos para competir. El entrenador Xavi Pascual y su asistente Iñigo Zorzano, que también podrían regresar a España, se mantienen a la espera de la decisión que tome esta tarde la Euroliga.

A partir de las 15.00 horas se reúnen de nuevo la organización y los clubes para analizar la situación y determinar el proceder de las próximas semanas. El Zenit, el CSKA y el Unics han escrito una carta conjunta solicitando el aplazamiento de sus partidos durante un mes, lo que daría margen a ver cómo se desarrollan los acontecimientos en el ataque de Rusia, si las negociaciones de un alto al fuego llegan a buen puerto y así los jugadores que han optado por marcharse tendrían tiempo para regresar.

Sin embargo, según diversas fuentes, cada vez son más los clubes como el Zalgiris, abogan por expulsar a los tres equipos de la competición y acabar sin ellos. La propuesta soviética no es vista con buenos ojos porque supondría un nuevo colapso en el calendario y un retraso en todas las fechas que alargaría una temporada ya de por sí extenuante. Lo que parece evidente es que el Zenit-Asvel que debería jugarse mañana deberá ser también aplazado, ya que todavía no se ha determinado el lugar al que se exiliaría cada equipo ruso en caso de continuar en la Euroliga, como se determinó el pasado viernes.

Pero tras el fin de semana y el aumento de la ofensiva rusa, las circunstancias han cambiado. A los cuatros jugadores del CSKA que han abandonado su disciplina (Shengelia, Voigtmann, Lundberg y Grigonis) se ha sumado hoy Joel Bolomboy, jugador nacido en Donetsk, en la región del Donbass, pero nacionalizado ruso en un proceso llevado a cabo en 2018 en el que se involucró el mismísimo Vladimir Putin.

El Unics también ha perdido a su primer jugador, el estadounidense Jarrell Brantley, mientras el club busca la forma de llegar a Milán para jugar un partido pendiente en la jornada de mañana. Parece complicado dado que la mayoría de países europeos han cerrado el tráfico aéreo con salidas y llegadas de Rusia. Además, anoche Estados Unidos recomendó a sus ciudadanos que habitan en territorio soviético abandonar el país, por lo que no se descarta que en los próximos días la desbandada de jugadores continúe.

En la VTB, el vicepresidente del Lokomotiv Kuban, Ginas Rutkauskas, y el entrenador del Pern Parma, Kazys Maksvytis, han abandonado sus clubes. Y es que el gobierno lituano también se ha dirigido a la Euroliga para pedir cortar de raíz todos sus lazos con el baloncesto ruso y solicitando sanciones para los equipos que participan en torneos continentales. Ahora le toca mover ficha a la organización y al resto de clubes propietarios, entre los que se incluye el Baskonia, a los que el tiempo para tomar decisiones se les agota a la par que los combates continúan. Además, en un segundo plano, deberán decidir si finalmente trasladan la Final Four de Berlín, que mantiene algunas restricciones por el covid, a una nueva sede. Belgrado en primera instancia y Barcelona se postulan como alternativas.