![Con vosotros volvió a comenzar todo](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/201904/12/media/cortadas/basket1-12-ke1E-U701151751744qD-624x385@El%20Correo.jpg)
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Era necesario volver a empezar. El descenso de Primera a Tercera división no hundió al baloncesto alavés. Al contrario, le dotó de carácter. En la campaña 1969-1970 había dos equipos, el Cortedís Vitoria y el Cervezas El Águila Vasconia, dispuestos a heredar el patrimonio ... que había dejado el Kas tras su marcha a Bilbao. Cincuenta años después, los protagonistas de entonces se han reunido en Vitoria para rememorar aquellos años. ELCORREO ha sido testigo de ello.
«Había rivalidad y todos queríamos ganar, pero en el fondo sabíamos que de allí iba a salir un equipo y que iba a ser mejor», recuerda Pichu Ibáñez, que jugaba en el Vitoria, escuadra que nunca pudo ganar al Vasconia. Mientras, Javier López de Guereñu, Molo, responsable del baloncesto en el cuadro azulgrana, se encargó de poner la base de un sueño: ser un equipo campeón. Y como recuerda Carlos Izar de la Fuente, «acabamos subcampeones de liga con el Deportivo Alavés. Entrenábamos en el 'Chami' a las órdenes de Pepe Laso. Entonces Molo, Alvarado y Pobes nos propusieron pasar al Vasconia». Fue el inicio de la fusión de los dos equipos.
En este traspaso de jugadores también participaron los hermanos Ortiz de Pinedo, Juan José Ferrando, Fernando Ibarrondo y Moisés Viteri. Con ellos también cambió de aires Pepe Laso, que aún seguía en activo en el Águilas de Bilbao. El capitán José Antonio Argote, Choche Armentia, Roberto Gil, Amado Ubis y Luis Von Nagel les esperaban en el club azulgrana. La nota triste llegó con el fallecimiento de Molo en accidente de tráfico antes de comenzar la temporada.
Las anécdotas sobrevolaron la reunión de antiguos amantes del baloncesto alavés en torno a un mantel para conmemorar las bodas de oro del ascenso a Segunda división. «He querido juntarlos a todos para recordar lo que conseguimos», reconoce Moisés Viteri, alma mater del encuentro. «No hemos podido localizar a Nagel, pero han venido Pichu Ibáñez, Jorge Nájera y Carlos Luquero, que se incorporaron al equipo al año siguiente».
En la temporada 1969-1970, la Tercera pasó a ser una categoría interprovincial por lo que era imprescindible conseguir financiación. Cervezas El Águila había iniciado una expansión hacia el norte construyendo una fábrica en Zaragoza en 1968 por lo que podría ser factible conseguir su apoyo económico. José Antonio Santamaría, presidente del club, viajó para negociar un patrocinio «de 50.000 pesetas. Es lo que escuché en una conversación», desvela Viteri. «Eso sí, las camisetas eran de una calidad pésima. Se tuvieron que bordar en la sastrería de la mujer del directivo del club Ángel Pobes. «Y había que cuidarla porque sólo teníamos una por barba», replica Roberto Gil. Todo el mundo ríe la ocurrencia y Armentia toma la palabra. «Cobramos una prima por el ascenso». «Unos más que otros», interviene Argote. «Recuerdo –prosigue Armentia– que una vez le pregunté a Santamaría qué le parecería que aquellos dos pagos de Navidad y verano de 10.000 pesetas se convirtieran en 8 mensualidades. ¡Tú estás tonto! ¿Cómo me va a parecer? Mal». Se escucha una carcajada al unísono.
El equipo vasconista inauguró el polideportivo de Mendizorroza con una victoria frente al Cortedís Vitoria por 77 a 52. «Mendizorroza era el polideportivo más bonito de toda España», interviene Carlos Luquero. «Era cómodo, amplio y se veía bien desde cualquier butaca». Ese sería el escenario principal para aquel Vasconia del grupo tercero del sector B que quedó emparejado junto al Natación de Pamplona, Lanas Esmeralda de Logroño, Atlético Burgalés de Burgos y SD Alisas de Santander. «Los viajes con 'El Pipas' (Ibarrondo) eran divertidísimos», recuerda en alto Viteri. «Traía un aparato de música que no paraba de sonar en el autobús. Como los negros de las películas». «¡Y la nevera!», espeta Ibáñez, «cada vez que íbamos a Galicia llevaba una nevera para meter todo el marisco que cupiera. Madrugaba mucho para ser el primero en llegar a la lonja del puerto». Aquellos viajes, unas veces en coches, otras en autobús y las menos en tren, se amenizaban con juegos de mesa. «Primero jugamos mucho al Pale y luego nos pasamos al Monopoly», apunta Luquero.
El Vasconia ganó los diez encuentros del grupo por lo que terminó primero. El Vitoria también lideró su grupo. El sorteo para la siguiente ronda deparó el emparejamiento entre los dos equipos vitorianos. «No sé aún cómo ganamos a semejante equipazo», reconoce Juan Pinedo. «Eran altísimos y estaban cuadrados. Pedro y Javi Buesa, Zubizarreta, Arana y Lapeña... Teníamos que defender duro y tirar de lejos porque no podíamos entrar. No teníamos reboteadores». «¡Estaba yo!», grita Armentia. «¡Y 'El Pipas'!». Luquero toma parte. «Para esos partidos le regalé unas zapatillas a Ibarrondo. Eran unas All Stars. No veas cómo reboteó. ¡Hizo de todo! ¡Como las metía aquel día! ¡Qué haces Pipas que no has tirado con el pie!». Todos se desternillan. Ganaron 50 a 60 una renta suficiente que les permitió perder el de vuelta por 53 a 50.
Una vez despejada la incógnita interprovincial comenzó la interminable competición nacional para lograr el ascenso. En Madrid, en el Polideportivo Francisco Aranda, se citaron diez conjuntos divididos en dos grupos. «Menudo lugar era aquel hotel Osuna en el que nos concentramos». Ferrando toma la palabra: «A las afueras de Madrid, con todo tipo de personajes. Había alojado un equipo de Fórmula 1 que corría un gran premio en el Jarama». El Vasconia venció en la fase de grupos al Ademar de Salamanca y al Club Deportivo Málaga y perdió frente al Hospitalet y contra el Chamberí de Madrid. «Aquel equipo era otra historia», apunta Ubis. «Recuerdo a un tal Escorial y que era un conjunto altísimo, imposible. Nos ganaron por 30 puntos». El siguiente rival, el primero del otro grupo, resultó ser el Compostela al que superaron por un claro 68 a 47. Jugaron 5 partidos en 6 días «y sin fisios», señala Viteri.
Aún quedaba torneo por jugar. Lograr el ascenso por entonces era una gran carrera de obstáculos. Había que batir al Covadonga de Gijón. El equipo de Pepe Laso, que decidió colgar las botas, endosó un amplio 78-55 a los asturianos en Mendizorroza. Todo apuntaba al ascenso, pero en el pabellón municipal de los deportes de Gijón tuvo que aparecer la Guardia Civil. «Cuando Pipas subía la mano para puntear nunca la dejaba arriba. De repente bajaba la mano que pasaba por la cara y el pecho de cualquiera que defendiera. Como los leones, un zarpazo salvaje. En los entrenamientos era igual. Estaba duro además, era un muro», relata Juan Pinedo. El Covadonga dominaba al Vasconia por 17 puntos cuando «un jugador asturiano chocó con Ibarrondo, salió rebotado y se golpeó malamente con la base de la canasta», explica Viteri. «De repente, los aficionados, indignados, invadieron la cancha y se montó un jaleo que obligó al árbitro a parar el partido. No lo acabamos hasta que llegó la benemérita». Con la Guardia Civil en el campo, el Vasconia amortiguó la desventaja y la dejó en 9 puntos. Ascenso conseguido.
«Gracias por haber venido, me habéis dado una gran alegría». Moisés Viteri brinda con los presentes levantando una copa de cava al tiempo que disculpa la ausencia por un viaje de José Luis Pinedo. «Hay que hacer otra, pero con camiseta de juego», se oye en el brindis. «Y que cuente Pichu Ibáñez lo del secador de pelo en la cancha del Estudiantes».
Molo estaría contento. Fue el primer paso de una larga caminata. Dos años más tarde, el Vasconia ya estaba en Primera división. Aunque ni en sus mejores sueños vislumbró lo lejos que iba a llegar aquel club.
Después de dos años en Segunda división, el Vasconia ascendió a la máxima categoría en la temporada 1971-1972 tras apabullar al Natación Pacense en Mendizorroza por 104 a 42. Fue un 19 de marzo de 1972, el mismo día que Josean Querejeta cumplía 15 años. Desde entonces y con el lunar negro del descenso en la liga 1980-1981, el Baskonia, ya con B y con K, no ha dejado nunca de pertenecer y crecer en la élite.
En 1985 levantó la Copa Asociación, primer título nacional del club, y se estrenó también en una competición europea, la Copa Korac. Después llegaron las increíbles tres finales seguidas de la Copa de Europa y el recordado título frente al Paok en Vitoria. El Baskonia no se quedó ahí. Disputó su primera Euroliga en 1998. Desde el año 2000 el club es fundador y licencia A de la máxima competición Europea y albergará, después de haber participado en cinco ocasiones, la Final Four el próximo mayo.
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