Urgente Grandes retenciones en la A-8, el Txorierri y la Avanzada, sentido Cantabria, por la avería de un camión
Henry, que anotó la última y decisiva canasta ante Estudiantes, busca el pase con la presión de Roberson. JUAN PELEGRÍN

Dos victorias con la misma jugada

Henry resuelve de similar manera los duelos contra Valencia y Estudiantes, en una maniobra habitual en él que pocos son capaces de defender

Lunes, 28 de septiembre 2020, 01:55

Mejor no llegar empatado al final contra el Baskonia. Pierriá Henry ha perfeccionado una penetración marca de la casa, esa con la que condenó al Valencia (con Vildoza de ejecutor) y al Estudiantes en dos tiempos. Primero asistiendo a Peters, antes del triplazo de Roberson ... que puso el 84 iguales. Después, la definitiva, la ganadora, la ya habitual.

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Dos veces ha optado Dusko Ivanovic por la misma solución y dos veces le ha salido cara. Es como la patada de la grulla de Karate Kid. Todo empieza con Giedraitis sacando de banda. Curioso que el mejor tirador sea el que, en principio, no va a intervenir en el desenlace. Es el comodín.

Henry sale al centro, con un bloqueo si lo necesita para liberarse. Encara a su par por el centro de la zona. En un gesto natural en él, lo usa mucho a lo largo de los partidos, con el balón en la mano derecha da un primer paso hacia la izquierda, que no es más que una finta de hombros para acelerar y tomar la directa al aro. Recto. El base en realidad no se mueve, pero el defensor siempre trata de no perder el sitio ante ese primer paso y abre la puerta hacia la canasta.

Tan sencillo como letal. El sábado le pasó a Giedraitis (Dovydas, la joven perla de la cantera colegial), hace una semana a Sastre, al que Henry le hizo un traje antes de lanzarse contra Kalinic y asistir a Vildoza, obligado por la buena ayuda del serbio, que esperaba solo en el lateral para resolver.

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Es un arte. Los azulgrana han vencido en el último suspiro cuatro de sus últimos cinco encuentros en ACB. Encadenan ya cinco victorias desde la derrota en la liguilla de la fase final extraordinaria de la temporada pasada contra el Joventut.

Antes también superaron al Unicaja en una llegada apurada. Luego eliminaron al Valencia, fallando Loyd para vencer, y la conexión entre Polonara y Vildoza valió un título. Este curso comienza con un Henry decisivo y la suerte, claro, de cara.

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Suerte y estado mental

Contaba Velimir Perasovic antes de ser despedido el pasado febrero que antes del bajón psicológico del grupo y las palizas recibidas habían tenido muchos partidos igualados, en los que se habían enganchado al encuentro, sin obtener premio. Era así.

Con el Barça, jornada 2, se fue a la prórroga. Unicaja ganó por tres en el Buesa, Bilbao Basket por cuatro, en Miribilla y en Tenerife se salvó la cara por un punto -tiros libres fallados por Huertas- y con el Real Madrid se quedaron dos abajo...

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A veces son los detalles, el estado mental, el que empuja los acontecimientos hacia uno u otro lado. Y por lo que se está viendo en la presente campaña, dominar los segundos finales va a cobrar más importancia. En la primera jornada, el Manresa despojó al Estudiantes de la victoria en un apretado final, en el que fueron clave los tiros libres. El Barcelona hizo otro tanto con el Burgos, y con polémica. El Baskonia, lógicamente, en el regreso del baloncesto oficial al Buesa.

En la segunda jornada los resultados dan a entender más diferencia de la que realmente se dio en partidos como el Manresa-Obradoiro o el Valencia-Andorra, muy disputados durante treinta y muchos minutos.

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Este fin de semana, solo hay que mirar a la increíble remontada del Tenerife en Murcia. Perdían de 24 en el tercer cuarto y con 43 puntos en el parcial definitivo -el mejor en la historia de la ACB- acabaron por llevarse la victoria tras haber empatado a falta de seis segundos.

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