El Unicaja completó en una final apasionante sus sucesivas tareas de demolición dentro de una Copa del Rey que ha atropellado a los presuntos favoritos hasta vararlos anticipadamente en el arcén. El equipo del vitoriano Ibon Navarro, un técnico que sale de Badalona con el ... prestigio subido de tono, remató anoche su formidable competición mediante el segundo título del k.o. en su historia. Un éxito que le devuelve parte de la grandeza pretérita tras aquel trofeo obtenido en el ya remoto 2005 con Jorge Garbajosa, actual presidente federativo, en el papel de actor principal.
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Lenovo Tenerife
itipaldo (3), Salin (7), Cook (3), Doornekamp (3) y Shermadini (20) -quinteto inicial-, Fernández (16), Rodríguez, Huertas (21), Abromaitis (3) y Guerra (4).
80
-
83
Unicaja
Perry (6), Carter (17), Barreiro (8), Ejim (3) y Kravish (8) -quinteto inicial-, Osetkowski (9), Kalinoski (14), Brizuela (7), Díaz (6) y Thomas (5).
Parciales 16-17, 23-20 (39-37 descanso), 21-23 y 20-23.
Un éxito logrado con merecimientos absolutos, sin un mísero reparo que escribir a pie de página. Ningún club hasta la fecha había eliminado antes del duelo definitivo a los dos grandes buques futbolísticos con deslumbrantes secciones de baloncesto. Hasta que el conjunto malagueño mandó el duopolio por el que Barça y Real Madrid se repartían los trece últimos títulos a la grada mediante sendos tapones monumentales.
La entidad que preside el exárbitro López Nieto compró la materia física que tanto le faltaba los últimos años en el mercado estival. Y encargó el remozado proyecto, nada menos que nueve hombres nuevos en el vestuario del Martín Carpena, al entrenador alavés. Aquel chico que nutría su vocación en el patio de los 'Coras' ingresó en la cantera técnica del Baskonia y abandona Badalona con el pedigrí de los preparadores relevantes.
Mucha fe la del Unicaja para remontar al cuadro de Sarunas Jasikevicius y extender cinco minutos más el duelo de cuartos. Otra tanta en el empeño de creerse a manos juntas la posibilidad de retirar al grupo merengue de la circulación. Y qué decir de su enorme fortaleza mental a prueba de todo con la que se levantó del amenazador 53-44 adverso del minuto 26 ante el muy buen equipo, trabajado y hecho, que lidera el bilbaíno Txus Vidorreta.
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Era la consecuencia de uno de esos parciales en contra que se sienten como el encadenamiento de golpes recibidos sobre la lona del ring. Sobre todo por causarlo el Tenerife, un proyecto continuista en el mejor sentido del término que factura baloncesto del bueno. Un bloque que genera sus ventajas a partir del bloqueo y continuación en la cabecera de Huertas o Fitipaldo con Shermadini para anotar en ese 'dos por dos', llevar la bola al pívot georgiano mediante la geometría de las triangulaciones o sacar la pelota a los tiradores liberados en el arco de tres puntos. Y siempre con el pase de más que tantos réditos procura. Ataque fluido al que acompaña una defensa severa y sincronizada.
La final, emocionante y con muchas acciones que degustar, cruzaba dos estilos diferentes. La paciencia canaria que pretendía la explosión de su carnaval con el título copero frente al dinamismo malagueño que necesita el campo abierto para imponer su jerarquía a golpe de intensidad y galopadas. Y cada cual quiso conservarse fiel a las esencias propias en un partido de peleas extenuantes, rentas estrechas, vaivenes que aceleraban los ritmos cardíacos y competitividad mutua. Una prueba irrefutable de que existe vida más allá de los clásicos con los que dirimir los títulos.
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Durante casi todo el encuentro cabía la posibilidad de que levantase el trofeo cualquiera de los dos contendientes. Sólo en la recta de tribunas, con 72-80 a favor del conjunto andaluz, se supo la identidad del vencedor. El Unicaja se mostró más coral que un Tenerife sostenido por su estelar terna Huertas-Fernández-Shermadini. Quizá la tristeza del desenlace se centre en haber privado de otra gloria más a Marcelinho, casi cuarentón que volvió a dictar una cátedra de guía, puntos y responsabilidad. Inteligencia y pasión, escuadra cartesiana de rango mayor.
El equipo que ha vuelto al escaparate bajo la pizarra de Ibon Navarro se aferró al duelo en los momentos más adversos a través del rebote ofensivo y la labor productiva de Kalinoski. Y lo remató con algunas defensas de ayudas ejemplares, como la del feroz cancerbero Díaz o Barreiro apareciendo desde el lado débil para robar, y la puntería de Carter. Un escolta a quien no le temblaba el pulso pese a la adrenalina desatada por las dos partes. Dieciocho años después el Unicaja cumple su mayoría de edad en otra Copa para brindar.
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Formado en Mississippi , sobresaliente en el Lavrio griego y con experiencia en la Euroliga, Tyson Carter sumó ayer el mayor logro de su todavía incipiente carrera. El escolta de 25 años y aspecto infantil fue nombrado MVP de la Copa, un premio otorgado a medias entre los votos de los medios de comunicación y los aficionados. «Es una locura» fue lo poco que logró declarar ante los micrófonos, todavía impactado. Fue un galardón inesperado incluso para el estadounidense, que se encontraba cortando la red de la canasta como recuerdo cuando se anunció su distinción. Dentro de la coralidad del Unicaja, el exterior fue el más regular de los cajistas durante todo el torneo. Tras los 13 puntos ante el Madrid y sus excelentes prestaciones defensivas, acabó la final con 17 puntos, todos tras el descanso, un rebote, 3 asistencias y 17 de valoración. Carter fue una de las nueve caras nuevas del Unicaja el pasado verano, con la particularidad de llegar cedido por el Zenit, una forma de traspaso inusual en baloncesto.
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