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La planta noble de la Euroliga tiene una 'suite' a todo lujo para cuatro de sus miembros. Es la Final Four y en ella no podrá ocupar su sitio el Baskonia. Su ausencia no debe levantar reproche. Ni siquiera por el hecho de que el ... torneo que resuelve el campeón de Europa se dispute este curso en Vitoria. Se quedó a dos pasos de la excelencia, los mismos que debería haber dado para superar al CSKA en el play off de cuartos. Era un reto ilusionante, pero que el Buesa Arena fuera sede de la fiesta final de la Euroliga no daba más boletos al conjunto azulgrana para tomar parte en ella.
En realidad, el máximo torneo continental se desarrolla, una temporada más, sobre parámetros previsibles. Maneja por tercer curso consecutivo un formato exitoso de competición, pero que también complica la posibilidad de cambios jerárquicos imprevistos. Y son justo esos vuelcos a lo previsible los que han forjado la leyenda del Baskonia continental. En la Euroliga recién concluida para la entidad de Zurbano, son ya 19 ediciones consecutivas, la caza de imposibles se esfumó ante el irrebatible 3-1 a favor del CSKA. Se impuso el más rico, pero también el equipo que desplegó un baloncesto más consistente en lo colectivo y también con varios puntos por encima en materia de excelencia individual.
Las series de play off de formato largo tienden a ser justas y premiar al más fuerte. Las diferencias que se vislumbraban entre el Baskonia y el CSKA antes del arranque de la serie quedaron patentes durante el desarrollo de la serie. El espíritu grupal azulgrana fue una constante a partir del segundo encuentro, pero la escuadra rusa también desplegó su poderío colectivo, el mismo que permite a una plantilla larga y robusta sustentar una base sólida desde la que catapultarse a través de la calidad individual. Nando De Colo encarnó el talento que decanta partidos durante la fase vitoriana de la serie. La condena azulgrana quedó redactada en aquellos ocho minutos de mutismo ofensivo absoluto en el último cuarto del último partido. El esforzado Baskonia no encontró socorro ni en soluciones de equipo ni en heroicidades individuales. La calidad en las filas azulgranas tiene un límite.
El Baskonia ha vuelto a ser un maratoniano capaz de sobreponerse a bandazos de todo tipo hasta alcanzar el muro insalvable de los cuartos de final. Ha quedado atrapado en estas estribaciones por tercera campaña consecutiva, pero mantiene su reputación de equipo irreductible en el nuevo formato de competitición, el mismo que favorece a las plantillas más largas y mejor pertrechadas de músculo y calidad.
A lo largo de casi siete meses de competición continental, el Baskonia ha debido reajustar el paso a dos situaciones graves. La primera, el giro de timón tras el despido de Pedro Martínez el 16 de noviembre del pasado año y la llegada de Velimir Perasovic. La segunda; las lesiones de larga duración de Tornike Shengelia y Jayson Granger a finales de diciembre. Pocos clubes como el Baskonia sobrellevan con tanta naturalidad un relevo en el banquillo, aunque las ausencias de dos jugadores de primera línea han supuesto una digestión más dura.
Sin el capitán azulgrana, el Baskonia tuvo que reorganizar su juego y la asignación de papeles mientras la ausencia de Granger cargaba de responsabilidades a Huertas y obligaba a Vildoza a una maduración más rápida. El agujero interior se tapó con un discreto Jalen Jones mientras que la búsqueda de un repuesto de Granger quedó suspendida mientras se sucedían los contratiempos físicos en el perímetro, con Garino y Janning como víctimas. El club azulgrana jugó una carta arriesgada; renunció a un segundo refuerzo temporal a la espera de la recuperación de los lesionados mientras el grupo que dirigía Perasovic se contraía hasta el límite de lo recomendable. Shengelia volvió a tiempo para el play off contra el CSKA, pero el retorno de Granger aún no tiene fecha clara. También se recuperó Janning de su microrrotura en la fascia plantar, pero duró hasta el inicio del último cuarto del tercer encuentro ante los rusos. Entre tantos golpes, el Baskonia superó la angustia de su acuciante falta de personal hasta alcanzar el objetivo de colarse entre los ocho primeros. A la hora de sacar nota en el cruce de cuartos, no encontró la manera de rebatir la superioridad del CSKA.
16-18 Es el balance de victorias y derrotas del equipo azulgrana en la Euroliga recién cerrada. Firmó un 15-15 en la fase regular, con 11 victorias como local y 4 fuera. El balance de llevó a la séptima plaza y al cruce con el CSKA, donde sumó una única victoria en Moscú. El club azulgrana suma cuatro campañas seguidas disputando los play off.
El hecho de colarse entre los ocho mejores equipos de la Euroliga supone un alimento para el prestigio del Baskonia, pero también una cantidad nada despreciable de ingresos en concepto de bonus de competición. El torneo reparte premios por partido ganado, 37.000 euros por victoria en la fase regular y 70.000 por muesca en los play off, al tiempo que garantiza un fijo de 200.000 euros a todos los equipos participantes, sea cual sea su balance. Con estos parámetros, el club de Zurbano se ha asegurado 825.000 euros para sus arcas. La temporada pasada llegó a facturar 862.000, dado que alcanzó los 16 triunfos al cierre de la fase regular antes de sumar un solo triunfo en la serie contra el Fenerbahce.
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