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Carlos Pérez de Arrilucea
Domingo, 22 de octubre 2017, 15:12
En un duelo que el Baskonia ganaba por ocho puntos a 52 segundos del final (84-76), el Gipuzkoa Basket tuvo en sus manos el triple para convertir el Buesa Arena en un sepelio. Dos pérdidas de balón fatídicas, el castigo de dos triples y ... otro par de canastas dobles resueltas en fáciles contraataques devolvieron al encuentro a los donostiarras. Ver para creer, lo que parecía un partido controlado aceleró hacia un desenlace rocambolesco debido a la fragilidad azulgrana. Tras la canasta de ordan Swing que igualaba la contienda a falta de cinco segundos (86-88) Rodrigue Beaubois acudió de nuevo en auxilio de un Baskonia desquiciado. La suya fue una galopada fulminante, también permitida por un pobre balance defensivo de un Gipuzkoa Basket ya fatigado después de una sesión de esfuerzos sobresalientes. El escolta francés culminó su carrera con una suave bandeja que imantó el aro donostiarra. Su canasta fue celebrada poco menos que como un título por parte de sus compañeros. El hombre de la rodilla maltrecha se convertía en salvador de una matinal demasiado desapacible. El problema es que el triunfo no estaba aún sellado. Quedaban seis décimas y una última bala para los hombres de Porfirio Fisac. Al final, saque de banda con el balón directamente a las manos de Daniel Clark obligado a recibir y tirar un triple ya demasiado forzado y con la defensa de Shengelia apretando al máximo. El lanzamiento se perdió en la nada y el conjunto azulgrana logró regatear el coma.
Baskonia
Huertas (2), Beaubois (19), Timma (13), Shengelia (23), Poirier (-) -cinco inicial-, Voigtmann (10), Janning (-), Diop (6), Granger (10), Garino (2) y Vildoza (3).
88
-
86
Gipuzkoa Basket
Dani Pérez (7), Salvó (5), Swing (20), Clark (5), Norel (21) - cinco inicial-, Oroz (-), Van Lacke (3), Agbelese (-), Chery (17), Pardina (3) y Beraza (-).
Parciales 13-22, 23-24, 26-21 y 26-19
Árbitros José Antonio Martín Bertrán, Juan de Dios Oyón y Esperanza Mendoza. Eliminaron por faltas personales al local Timma (min. 37)
Incidencias Partido correspondiente a la quinta jornada de la Liga Endesa disputado en el Fernando Buesa Arena ante 8.664 espectadores. Antes del encuentro se guardó un minuto de silencio por las víctimas de los incendios sucedidos en el norte de España y Portugal y por las dos abuelas de Marcelinho Huertas, fallecidas recientemente.
El Baskonia lograba por fin respirar liberado. Pero no era tranquilidad, sino más bien el aliento que aleja el miedo. Asegurada la segunda victoria en la Liga ACB y cortada la racha de cuatro derrotas. ¿Rumbo corregido? En absoluto, la victoria en el derbi fue un simple placebo, una inyección que puede aplacar los síntomas que atacan al enfermo pero que no termina de garantizar la rehabilitación plena. Ganar ya es logro mayúsculo para el Baskonia actual, incluso si consigue superar a un Gipuzkoa Basket modesto y limitado, pero bien trabajado. La cuestión es si el conjunto vitoriano va a ser capaz de comenzar a sumar con asiduidad y ante oponentes con los que comparte ambiciones y metas.
Fiel al guión de anteriores partidos, el equipo vitoriano volvió a cavar hondo hasta llegar al fondo de su pobreza baloncestística para después encontrar la chispa de la reacción. Fue un plantel abatido durante una primera parte de pesadilla en la que volvió a mostrar una permisividad tóxica en defensa y se obcecó sin acierto alguno en la suerte del triple. Encefalograma plano a ambos lados de la pista ante un rival con un plan trazado y ejecutado de forma primorosa. Paseo al vestuario con un 36-46 al descanso y la preocupación instalada en las gradas del Buesa Arena. La producción interior de Henk Norel, la buena puntería exterior de los donostiarras encarnada en Jordan Swing y Kenny Chery convirtieron al Baskonia en un juguete durante los dos primeros cuartos.
Todavía bombeó sangre sin freno hasta alcanzar la máxima ventaja en contra (43-58, minuto 24). Fue el momento de la huida hacia adelante, la búsqueda denodada de la remontada o exponerse a una catarsis de dimensiones inalcanzables. El Baskonia logró al fin activar su defensa para ahogar a un Gipuzkoa Basket que también mostraba síntomas de fatiga. Los azulgranas se apoyaron en el ímpetu ofensivo de un Shengelia dispuesto a salvar el orgullo y se logró forjar un parcial de 19-9 que colocaba el 62-67 al cierre del tercer capítulo. El Baskonia se alejaba de la sima a base de mostrar una imagen más compacta de equipo mientras las fuerzas comenzaban a flaquear en las filas azulgranas. Rodrigue Beaubois reclamaba su puesto en la jerarquía del ataque local y Patricio Garino tapaba vías de entrada en la defensa exterior.
Hubo mordiente a la hora de cercenar líneas de pase, se dejaron a un lado las imperdonables concesiones en el rebote de minutos precedentes. La escuadra de Prigioni facturó un nuevo parcial contundente de 18-5 (80-72, minuto 37), coronado con un triple de Janis Timma, segundos antes de cometer su quinta falta. Jayson Granger se sumaba a la causa con puntos y coherencia en la dirección mientras se retomaba el esquema de dos bases en cancha con Huertas.
El duelo parecía encarrilado, pero el conjunto azulgrana optó por zambullirse en un laberinto muy peligroso en los minutos finales. Los fantasmas volvieron a asomar en forma de pérdidas de balón funestas que llevaron al Gipuzkoa Basket a recuperar fuerzas para abordar un último asalto. Salió vivo el cuadro vitoriano casi de milagro, con la sensación de indulto. Demasiados nervios, exceso de miedo y un triunfo que apenas despeja dudas.
En busca del fondo El Baskonia insistió con terquedad en su desacierto triple, volvió a ser demasiado permisivo en defensa y dio alas a un Gipuzkoa Basket valiente y con la puntería exterior de cara durante los dos primeros cuartos. Los problemas se acrecentaron aún más con la escasa atención reboteadora de los vitorianos.
Duro camino hacia la luz Los azulgranas tocaron fondo con un 43-58 en el minuto 24. Solo el liderazgo de Shengelia y la mejora defensiva general permitieron un despertar que parecía certificado con un 80-72 a falta de tres minutos. El Baskonia se complicó la vida hasta poner en peligro el triunfo en 52 segundos finales de locura.
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