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Carlos Pérez de Arrilucea
Jueves, 8 de febrero 2024, 10:45
No hay miramientos en la NBA con las situaciones personales o las perspectivas deportivas de un jugador cuando se trata de abordar un traspaso que beneficie a la franquicia de turno. Ya lo sabe el exbaskonista Simone Fontecchio, la enésima 'víctima' de la típica operación ... que obliga al protagonista a torcer el gesto en señal de resignación. El exbaskonista ha sido enviado desde los Utah Jazz, el equipo al que dio el salto desde Vitoria en el verano de 2022, a los Detroit Pistons. De un plantel que pelea por una plaza en los play in de la Conferencia Oeste al que ya es, sin lugar a dudas, el peor equipo de la NBA en la presente temporada. De una escuadra que presenta un balance de 26 victorias y 26 derrotas a otro que solo ha ganado 7 partidos y acumula una pesadísima mochila de 43 derrotas.
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Ángel Resa
Son los caprichos del mercado de traspasos, a punto de cerrarse de manera definitiva y que supone la última oportunidad para redefinir las plantillas de la NBA de aquí a la conclusión del curso. A Simone Fontecchio le toca hacer las maletas para poner rumbo al este. Deja el estado mormón para aterrizar en Detroit, que vive la nostalgia de los tiempos en los que lucía su condición de ciudad del motor y que, en lo baloncestístico, acumula demasiados años sin protagonismo en la NBA.
Los dos títulos logrados por los 'Bad Boys' comandados por Isiah Thomas en 1989 y 1990 o el de 2004 bajo el liderazgo de Rasheed Wallace quedan demasiado lejos. El presente de los de Michigan habla de un equipo que en diciembre llegó a firmar una racha negativa histórica de 27 derrotas consecutivas, una franquicia que trata de pensar en el futuro mientras referentes como Cade Cunningham o Bojan Bogdanovic tratan de sostener cada noche el equipo de un equipo muerto.
Es el panorama que se le presenta a Fontecchio en Detroit. Al menos, todo apunta a que podría seguir su evolución en la mejor liga del mundo. En los Utah Jazz se había establecido como un sólido jugador de rotación, con números alejados de una estrella pero con una polivalencia y capacidad de trabajo marcados. A las órdenes de Will Hardy en Salt Lake City había promediado 8,9 puntos, 3,5 rebotes y 1,6 asistencias en 23 minutos por partido. Su protagonismo en cancha se había incrementado en su segunda temporada en la NBA. Ahora, le toca comenzar de cero en el 'desierto' deportivo de Detroit. Y todo, después de que su nombre se hubiera incluido en las quinielas de posibles traspasos a destinos de mayor lustre como los Boston Celtics o Los Angeles Lakers.
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