El templo griego de las gestas azulgranas

Mencionar las cuatro letras del hiperbólico pabellón y relacionarlas con el Panathinaikos tiene mucho de acto reflejo. Sin embargo, conviene recordar que en ese mismo y grandilocuente escenario empezó la entidad alavesa a golpear las puertas de Europa hasta dejarse la piel de los nudillos. Y ante el AEK, el conjunto que en 2001 entrenaba Dusan Ivkovic. Seguro que los parroquianos de buena memoria mantienen vivas en la mente las escenas de aquellos enfrentamientos que hubiera filmado Berlanga.

Meses antes, verano de 2000, trece clubes con el Baskonia sosteniendo la pancarta, rompían el cordón umbilical con la FIBA en un hotel de Sitges. Dos competiciones continentales del máximo nivel, la de siempre y la organizada por los clubes rebeldes. Y en este último torneo llegó el cuadro vitoriano hasta la mismísima final después de una intensa campaña en tierras helenas. Un auténtico puente aéreo Foronda-Atenas: Peristeri, Olympiacos y... el sainete del AEK.

Primer duelo con prórroga allí. Dikoudis anota la canasta del triunfo amarillo por un mísero punto casi tres segundos después de la bocina final con el beneplácito cobarde del árbitro Radic y el salomónico dictamen del juez único, Meirim, para repetir el duelo de la ignominia. Aquel que el Baskonia encargó despachar a Stombergas, autor de nueve triples sin fallo. Y de ahí al cruce definitivo que el conjunto azulgrana cedió con enorme dignidad y baloncesto por el sistema de 'play off' (3-2) ante el Virtus boloñés del perímetro formidable: Rigaudeau, Jaric. Abbio, Ginobili... que entrenaba Ettore Messina. ¿Enfrente? El mariscal Dusko Ivanovic y una tropa de alta graduación: Bennett, Corchiani, Vidal, Foirest, Timinskas, Stombergas, Nocioni, Alexander, Oberto...

Fue el primer capítulo de la mejor década azulgrana, con Ligas ACB, Copas, Supercopas y presencias en la F4. Nada menos. Para ello mediaron dos hazañas deportivas selladas en el inmenso recinto a las afueras de la capital griega. Sendos 'oakazos' con el potentísimo Panathinaikos como víctima y diez años de diferencia. Dos salvoconductos hacia las Final Four de Praga (2006), un año después de perder la cita decisiva con el Maccabi en Moscú, y de Berlín (2016). Tiempos de plantillas azulgranas excelentes, Velimir Perasovic al mando en ambas ocasiones y el célebre carácter elevado a la temperatura de la ebullición.

Recién estrenada la primavera, el 12 de abril de 2006, el Baskonia caído en el primer encuentro del cruce con el 'Pana' de Zeljko Obradovic vencía (71-74) en un templo repleto de fieles hasta la bandera y regresaba, de ese modo, a la F4 doce meses después. La gesta de hombres como Prigioni, los eternos Scola y Vidal, Hansen, Erdogan, Kornel David, Jacobsen y el gran Splitter para perder la semifinal de la capital checa contra el Maccabi.

Una década más tarde, el otro 'oakazo' y billete para la 'Final Four' a cargo del dúo diabólico James-Adams más Hanga, Shengelia y Bertans entre otros. Episodios de irrebatible coraje y enorme prestigio en el templo deportivo de los dioses griegos.

9/9 Los triples de Stombergas contra el AEK en el duelo que mandó repetir Meirim (2001)

10Años entre los 'oakazos' ante el Panathinaikos (2006 y 2016) que depararon dos F4