![Un suspenso final que marca el curso del Baskonia](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/201906/04/media/cortadas/baskonia2-U4057651381sS-U80433331994gZE-624x385@El%20Correo-ElCorreo.jpg)
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Casi nunca maduro y siempre incompleto. Así ha sido el Baskonia que acaba de cerrar la temporada 2018-19 con un desastre monumental al caer en la ronda de cuartos de la Liga ACB ante el Tecnyconta. La última ilusión del curso terminó en fiasco ... completo para un equipo irreconocible, huérfano de aliento y de baloncesto. La escuadra azulgrana, con Granger recuperado y la única ausencia de Janning, mordió el polvo ante un rival con un presupuesto cinco veces menor.
El último examen marca la nota final. Los resultados de la campaña muestran a un Baskonia capaz de resistir en la Euroliga hasta pelear en los cruces de cuartos y escaso de efectivos debido a las continuas lesiones pero con un alma irreductible. El continental fue el único frente que trajo alguna alegría, aunque fuera una pelea constante para no caer al vacío en el año en que se disputaba la Final Four de Vitoria. Todo lo contrario que las diferentes reválidas ACB. Se peleó en la final de la Supercopa, pero se cayó en cuartos de la Copa del Rey ante el Joventut y aún está fresca la defunción en Zaragoza. Dos pruebas suspendidas ante oponentes que compensaron su teórica fuerza menor con apuestas colectivas acertadas.
La derrota ante el conjunto de Fisac se dibuja con todos los tonos de una tragedia. Queda todavía el sentimiento desalentador de contemplar un Baskonia por completo roto. El pabellón Príncipe Felipe fue el final de un equipo descompuesto en el que ni el timonel principal, Velimir Perasovic, era capaz de hallar soluciones. 'Peras', su frustración y la dolorosa pérdida de un estilo al cierre de un año que arrancó con Pedro Martínez a los mandos.
El catalán partía con el beneficio de la duda tras alcanzar la final liguera, pero sin ser por completo del gusto de la dirigencia azulgrana. Fue despedido en cuanto la trayectoria deportiva se torció. Tanto el catalán como el balcánico han manejado una plantilla con carencias en su construcción. La más seria, el déficit de calidad, especialmente en el perímetro. El primer año de Hilliard no mejoró el segundo de Beaubois y Shields se ha quedado a medio camino como recambio de garantías de Timma.
A pesar de las limitaciones, Perasovic reactivó al Baskonia y endureció su resistencia para sobrevivir en la implacable Euroliga mientras la enfermería se llenaba de pacientes. La lesión de rodilla de Shengelia, la operación de tobillo de Granger, la espalda tocada de Sedekerskis los percances de Garino o la fascitis plantar de Janning... Las ausencias más largas fueron las del capitán y las del uruguayo. La primera se tapó con Jones y la segunda quedó pendiente hasta la vuelta del timonel lesionado cinco meses después. Sin dos titulares de peso, el Baskonia supo recomponerse, apoyado en la dirección de Huertas, un Voigtmann liberado, el talante percutor de Poirier y una conjura colectiva capaz de rebatir a la adversidad en jornadas en las que sobraban dedos para contar el número de efectivos sanos. Más solidario, más equipo.
La Copa del Rey fue un mal trago, compensado con la clasificación para los cuartos de la Euroliga. Frente al CSKA, la vuelta de Janning fue fugaz y Perasovic tuvo que gestionar el retorno de Shengelia. Cerrado el ejercicio europeo, la sensación de cuesta abajo ha sido palpable. El georgiano nunca ha terminado de acercarse a esa versión fulgurante del primer tercio de campaña mientras su presencia en cancha hacía declinar la estrella de un Voigtmann de apariencia resignada. En las últimas fechas de la ACB, Huertas caía en un segundo plano tras unos problemas musculares que le mantuvieron apartado del equipo durante un período corto, pero letal.
Con el brasileño renqueante, el Baskonia viró hacia una versión más individualista, agudizada con el retorno de Granger. El equipo azulgrana carburaba de manera sospechosa. La derrota en la cancha del Valencia Basket le relegó al tercer puesto al cierre de la campaña regular. Una alarma seria, vaticinio funesto antes del hundimiento general en la serie contra el Tecnyconta. El Baskonia, descompuesto hasta encajar un 0-2. Un varapalo histórico para un club que, en su trayectoria reciente, nunca había cedido una serie de cuartos con ventaja de campo y sin ganar ni un solo partido.
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