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La carrera de Aleksej Pokuševski (Belgrado, 2001) no está siguiendo los caminos tradicionales. Y eso que todavía no ha cumplido los 19 años. Su camino en la élite del baloncesto se reduce a tres partidos en la Euroliga con el Olympiacos, que espera mañana ... al Baskonia. Apenas siete minutos y sólo un punto anotado. Una muestra mínima en el baloncesto profesional, pero suficiente para tomar decisiones de peso. Tanto, que el espigado Pokuševski disputará la NBA que arrancará en diciembre.
En abril se animó a presentarse al Draft. En agosto, con la temporada finalizada, puso rumbo a los Estados Unidos para prepararse y llegar a punto a la cita. Los pronósticos le auguraban un puesto alto, en de la primera ronda. Su nombre salió el 17º, de la mano de los Minnesota Timberwolves. Apenas dos días después conoció en sus carnes la volatilidad del mercado norteamericano. Fue enviado al sur, a Oklahoma, en un traspaso triple en el que estaba involucrado Ricky Rubio, que puso rumbo al norte. Pokuševski coincidirá en los Thunder con el exbaskonista Vincent Poirier. Oklahoma siempre ha tenido buena conexión con los caladeros europeos. Ahí dieron sus primeros pasos en la NBA Álex Abrines y Serge Ibaka.
El desembarco de Pokuševski en la liga norteamericana es inminente. El lunes se despidió de sus antiguos compañeros, con los que entrenó mucho más que jugó. El año pasado libraba sus batallas en la segunda división griega. Ahí compite, desde su descenso administrativo, el Olympiacos. Aunque el club aprovechó el revés -que llegó tras el pico de tensión más alto de su rivalidad con el Panathinaikos, contra el que llegó a negarse a jugar- para convertir a ese equipo en un filial centrado en la formación. La única guerra que libran ahora las estrellas del club naviero es la Euroliga.
El serbio se estrenó en la máxima competición continental en marzo de 2019 de la mano de David Blatt. Fueron apenas 51 segundos ante el Bayern. En la última jornada disputó cinco minutos ante el Darussafaka. Tras casi un año, en febrero de 2020, jugó sus únicos segundos de la pasada edición ante el Asvel. La cancelación de la temporada redujo a eso su participación con el primer equipo. Con el filial alcanzó los 10,8 puntos y 7,9 rebotes en 23 minutos de juego.
Eso es todo su recorrido en el baloncesto profesional. Por eso, su mejor aval es su rendimiento en torneos de categorías inferiores, tanto a nivel de selecciones como de club. En una de esas experiencias le dirigió su compatriota Nikola Jokic, con el que comparte más que la bandera de su pasaporte. Separados por apenas un centímetro -2,14 de Pokuševski por los 2,13 de Jokic-, rompen el estereotipo de su altura. Pokuševski tiene físico de pívot pero se mueve como un alero, siempre con mucha mayor tendencia a jugar y lanzar por fuera. No es extraño ver a ambos manejar el balón con una elasticidad, técnica y habilidad impropias de jugadores de siete pies de estatura.
En la NBA han visto en el balcánico el mejor bloque de marmol de Carrara. Un jugador extraordinariamente joven con unas cualidades innatas que invitan a moldearlo a su gusto y pensar en grande. Su techo es elevado, como su margen de mejora, sobre todo en el plano físico. En la NBA conocerá un baloncesto profesional que apenas ha catado. El penúltimo paso de un jugador alejado de todo convencionalismo.
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