Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
El calendario baloncestístico tiende a reducir las festividades navideñas a poco más que a una cena de celebración y gracias. Los jugadores baskonistas compitieron el domingo en Málaga, descansaron la Nochebuena y volvieron a la rutina de entrenamientos en la tarde de la jornada de ... Navidad. En esta sesión ya estaba Tornike Shengelia, de vuelta de su viaje a Estados Unidos tras conocer a su tercer hijo recién nacido. A primera hora de la mañana de este miércoles, los expedicionarios baskonistas se subían a un chárter en el aeropuerto de Foronda para un desplazamiento directo hasta Moscú, donde hoy toca medirse al Khimki, morador del gigante extrarradio de la capital rusa.
Es la rutina habitual, que no se rompe ni en fechas señaladas para el resto de mortales. La Euroliga vuelve a ocupar la primera línea con ese componente de tensión y angustia. Ya lo decía ayer Perasovic antes de poner rumbo a Moscú. Se tiende a dramatizar la derrota en el frente continental, donde el Baskonia no está dentro de los ocho primeros, pero tampoco a una distancia sideral de ellos. En realidad, se encuentra sobre el itinerario que ya trazó la pasada temporada, que tuvo sus turbulencias iniciales con la renuncia de Pablo Prigioni y la vuelta de Pedro Martínez.
El despido del técnico catalán y el tercer retorno del croata también han añadido cierto drama al transitar azulgrana. El caso es que el conjunto azulgrana cerrará hoy la primera vuelta de la fase regular continental y lo hará con la oportunidad de igualar el balance logrado en el anterior ejercicio a estas alturas de competición. Entonces, el plantel dirigido por Martínez cruzó el ecuador continental para fijar un balance de siete victorias y ocho derrotas. Ahora, el equipo que maneja Perasovic presenta seis triunfos e igualará la cuenta de su versión de la anterior temporada mediado el primer torneo europeo si se impone hoy al Khimki.
Al fin y al cabo, esta es la ruta ya trazada con anterioridad y hasta cierto punto lógica, dado el potencial y los recursos del Baskonia. La regularidad es un bien escaso en una Euroliga de naturaleza salvaje, solo destinada a poderosos como el Fenerbahce, Real Madrid o CSKA. El nutrido grupo perseguidor, en el que se encuentra el Baskonia, debe convivir en espacios cortos de felicidad e intentar evitar que las rachas negativas se alarguen en exceso.
En este hábitat se asienta el equipo vitoriano, décimo a una victoria del octavo puesto. La pasada derrota en casa ante el Barcelona le recordó que el 'factor cancha' no es una garantía blindada ante plantillas de larga eslora como la blaugrana. El Kirolbet tiende al formato corto debido a los problemas médicos y a la renuncia al uso de piezas como Ajdin Penava o Miguel González. En cualquier caso, todo indica que Perasovic se mueve con cierta comodidad en este esquema, aunque no siempre se van a alinear los astros de la épica y la armonía perfecta, como sucedió en el duelo en la cancha del Unicaja.
De momento, el Baskonia mantiene de baja a Patricio Garino, Tadas Sedekerskis y un Jayson Granger con un tobillo izquierdo cuyas dolencias tienen un alcance que parecen situarle en la encrucijada entre el quirófano y el tratamiento conservador. Tornike Shengelia vuelve a ocupar su puesto de líder, pero hoy deberá hacer uso de una máscara protectora una vez que las pruebas médicas confirmaran la rotura de los huesos propios de la nariz tras el golpe que le propinó el blaugrana Chris Singleton.
Se trata de un accesorio incómodo que podría condicionar el juego del capitán. No obstante, visto el duelo de Málaga, hay vida baloncestística en un Johannes Voigtmann que cargó al máximo las pilas de su confianza. El alemán vivió una redención en el Carpena, aunque ahora le toca demostrar que no es jugador de una sola faena magistral.
En cualquier caso, no estaría de más una versión equilibrada de Shengelia y de Voigtmann ante un Khimki que se toma la visita del Baskonia como una oportunidad para recuperar impulso. El conjunto moscovita muestra una trayectoria de máxima inestabilidad esta temporada y hoy tampoco podrá contar ni con Alexey Shved ni con Anthony Gill, ambos convalecientes de sus respectivas lesiones. El astro ruso daba al Khimki un caudal de puntos nada despreciable, pero también un nivel de dependencia altísimo. El del ala-pívot estadounidense es un caso distinto. Capaz de producir en positivo sin alardes deslumbrantes, Gill sigue posponiendo su retorno a las canchas debido a problemas de espaldas para mantener al Khimki en una transición incómoda sin dos de sus pilares.
Pendientes de la enfermería
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.